Portada » Psicología y Sociología » Psicología de la Motivación Intrínseca: Teorías y Factores Clave
La Motivación Intrínseca (MI) se refiere a la motivación para implicarse en una actividad por su propio valor, encontrando o obteniendo la recompensa en la realización de la tarea. Es el deseo de involucrarse en una actividad simplemente por el interés de participar en ella, por realizar la tarea, manifestando nuestra tendencia hacia el aprendizaje y la creatividad. Una conducta se encuentra intrínsecamente motivada cuando se produce en ausencia de un estímulo externo, por lo que la recompensa, en este caso, se hallaría en el propio ejercicio de la conducta, dado que no existe una contingencia externa que la provoque. La MI va más allá de los intereses, las necesidades y las reacciones personales. Se basa, entonces, en una serie de necesidades psicológicas responsables de la iniciación y persistencia de la conducta, frente a la agencia de fuentes extrínsecas de la motivación. Una de esas necesidades es la curiosidad, siendo las características de novedad, imprevisibilidad y complejidad de los hechos las que determinan el grado de curiosidad. Nuestra MI aumenta la curiosidad por lo que nos rodea y el número de conductas exploratorias para controlar ese entorno. Berlyne ha demostrado que el ser humano desarrolla altos niveles de estimulación sin explicación lógica aparente. Sería lo que él denomina curiosidad intelectual: disonancia de cómo se genera curiosidad y motivación por aprender.
Aspectos subjetivos a los que se recurre para buscar la explicación de la MI:
La percepción que tiene uno mismo de las causas que provocan su conducta determina e influye en su motivación. El interés por una tarea se verá afectado si se induce al sujeto a comprometerse en esa actividad como instrumento para alcanzar alguna meta extrínseca. Por ejemplo: a un arquitecto famoso que disfruta con el proyecto del paseo marítimo en el que está trabajando, se le presiona con una cantidad importante de dinero, su interés intrínseco por la tarea disminuirá. Los premios introducen percepciones de instrumentalidad, provocando un descenso de la MI.
Tendencia innata que lleva a involucrarse en comportamientos que despiertan interés, en lugar de aquellos que suponen obligación. Es el mismo sujeto quien decide su propia conducta y el grado en el que se implica en una tarea, aspectos con los que, finalmente, se pretende justificar el modo en que se realizan las acciones por propia elección.
La satisfacción innata de sentirse autónomo y competente hacia una tarea inicia la MI. El objetivo de esta teoría es especificar los factores que explican la variabilidad de la MI, y conocer cómo la persona elige aquellas conductas que le llevarán a la meta que es satisfactoria en sí misma. Señala dos procesos a través de los cuales influyen los estímulos exteriores en la variabilidad de la MI: cambio en la percepción de la competencia y autonomía; y cambio en el origen de la causa. Todos los premios externos que se reciben cuando se realiza una conducta tienen dos aspectos sobre ella que determinarán su competencia y autonomía: uno informativo que suministra retroalimentación de su competencia y otro controlador que provoca la relación instrumental entre la ejecución y las consecuencias. Estos aspectos del premio guardan una relación inversa, de tal manera que si un premio tiene un efecto poco controlador promoverá la autodeterminación e incrementará la MI, pero si el premio es controlador dañará la autodeterminación y perjudicará la MI hacia la tarea.
La percepción que tenga la persona de su dominio en la tarea determinará sus expectativas de éxito, su persistencia en la ejecución y la cantidad de esfuerzo invertido en la realización de dicha tarea. Las personas con un elevado nivel de autoeficacia se encuentran más motivadas intrínsecamente por las tareas.
El grado de dificultad de la tarea afecta a los niveles de MI, de tal manera que uno puede considerarse muy capacitado y verse a sí mismo sobradamente competente para realizar una conducta, pero si la tarea supera sus propias posibilidades, no podrá ser llevada a cabo. Se considera entonces una situación de reto óptimo aquella en la que el nivel de dificultad de una tarea es semejante a las habilidades para llevarla a cabo. Existe un flujo o flow entre la dificultad de una tarea o el reto que supone y las habilidades del sujeto para resolverla; establece el concepto de reto óptimo cuando existe un equilibrio entre ambas fuerzas. El flujo solo emerge cuando uno mismo percibe congruencia entre los retos presentados y las propias competencias para llevarlos a cabo. Se podría decir que es un estado de concentración en el que se da una implicación absoluta en la actividad que influye por parte del sujeto sin ninguna traba y en la que la persona se encuentra tan intrínsecamente motivada en la tarea que se deja absorber por ella. Para que la experiencia de flujo pueda ocurrir hacen falta 5 condiciones: que se produzca la unión efectiva entre la acción y el pensamiento, ser capaces de concentrarse en la tarea, que la tarea y la meta a cumplir estén claramente establecidas y equilibradas, que se tenga claridad de objetivos, y que la retroalimentación por la ejecución se proporcione inmediatamente.
La expectativa de recompensa, el carácter material de la recompensa, las recompensas esperadas y tangibles no solo ponen en riesgo la MI, sino que además interfieren en el proceso y la calidad del aprendizaje, efecto de saliencia de la recompensa. En definitiva, la recompensa afecta a la MI si es esperada, tangible y excesivamente saliente, pero si no presenta dichas características no afectará a la MI.