Portada » Lengua y literatura » Prosa de Ficción en el Siglo de Oro: Del Lazarillo a Cervantes
Durante el Siglo de Oro, la prosa de ficción experimentó un notable desarrollo, diversificándose en varias tendencias:
Las novelas idealistas se caracterizan por describir un mundo de ficción con elementos caballerescos y amorosos. Entre ellas, se distinguen:
Esta obra anónima es considerada la primera novela moderna. Consta de un prólogo y siete tratados. En el primero, se narra el nacimiento, la familia y la niñez de Lázaro. El resto de los tratados relata su servicio a otros amos.
La narración lineal de la vida del pícaro nos permite constatar la degradación moral y espiritual de Lázaro. Los amos de Lázaro contribuyen con su mal ejemplo a moldear la personalidad del joven. Cada uno de ellos encarna un vicio.
Los tres primeros tratados (ciego, clérigo e hidalgo) constituyen el aprendizaje de Lázaro, girando todos en torno al hambre. Con cada amo, pasa más necesidad que con el anterior. En el resto de los tratados, de extensión desigual, se aprecia el ascenso social de Lázaro. El tema dominante es la hipocresía. El pícaro, que ha aprendido de las experiencias vividas, pierde su ingenuidad y se envilece. Comprende que para sobrevivir en la sociedad debe practicar la hipocresía, de ahí que acepte el trato que le propone el Arcipreste.
Miguel de Cervantes nació en 1547 y murió en 1616. Participó en la batalla de Lepanto en 1571, donde perdió la movilidad de la mano izquierda. Regresó a España en 1580 y, tras una estancia en Madrid, fue a Sevilla como comisario para la Armada Invencible. Estuvo varias veces en prisión. Volvió a Madrid en 1606 y comenzó su actividad literaria.
Su obra más importante en este género es El viaje del Parnaso (1614), un largo poema narrativo y alegórico, escrito en tercetos. En él se defiende la poesía y se hace referencia y valoración de los poetas de su época.
Escribió algunas obras dramáticas, como El trato de Argel y El cerco de Numancia. Entre sus comedias destacan:
Don Quijote y Sancho son figuras opuestas:
Ambos representan las dos caras del alma humana: el idealismo y el realismo.
Don Quijote fue concebido como una parodia de los libros de caballerías. Aunque la novela es mucho más que eso, en ella laten valores como el idealismo, el heroísmo, la justicia y la solidaridad.