Portada » Español » Propiedades y Estructura del Texto: Claves para una Comunicación Efectiva
El texto es la unidad total de comunicación, ya sea oral o escrita, emitida por un emisor en un contexto específico. Puede estar compuesto por un solo enunciado, una interjección o varias oraciones. Su estudio se centra en el texto como unidad de comunicación y en el nivel pragmático, es decir, la situación extralingüística en la que se produce la comunicación.
Todo texto debe cumplir con ciertas condiciones para ser considerado como tal: las propiedades textuales. Estas son la adecuación a la situación comunicativa, que depende principalmente de los registros; la coherencia, o selección y organización de la información para dar al texto un significado global; y la cohesión, que es la conexión entre los elementos lingüísticos que lo constituyen.
Consiste en seleccionar la posibilidad lingüística más apropiada para la situación de comunicación. Es la propiedad que se refiere a cómo el texto se adapta a la situación. La presentación del texto también forma parte de la adecuación.
Para que un texto sea adecuado, hay que considerar:
Ejemplos de textos con su adecuación:
Es la propiedad del texto que hace que este se interprete como una unidad de información donde todos los elementos se relacionan entre sí para formar un significado global. Para que un texto sea coherente, debe cumplir las otras propiedades: ser adecuado a la situación y tener sus elementos cohesionados (conexión de ideas). La selección coherente nos permite distinguir lo relevante de lo que no lo es.
Es la propiedad por la que las unidades del texto se relacionan entre sí (oraciones, párrafos, apartados, etc.). Hay dos tipos de relaciones entre los elementos del texto: referenciales, donde un elemento se refiere a otro sustituyéndolo con procedimientos gramaticales o léxico-semánticos, y las de conexión, donde dos ideas se relacionan a través de marcadores discursivos o conectores.
Los marcadores discursivos o conectores (conjunciones, adverbios, locuciones conjuntivas o adverbiales, sintagmas e incluso oraciones) son nexos o enlaces que sirven para guiar y cohesionar los fragmentos del discurso. Son señales que orientan la información, ya que ponen en conexión las unidades del texto, ordenándolas y estableciendo diversas relaciones entre ellas. Se clasifican en:
Los tipos de textos se identifican en las tipologías textuales porque responden a esquemas organizados previos (narración, descripción, predicción, etc.), que a su vez engloban distintas clases de textos, denominadas géneros discursivos o textuales (carta, novela, blog, entrevista, examen, etc.). Facilitan al emisor y al receptor porque se ajustan a un esquema previo que ambos conocen. Todo texto debe tener un tema o idea global y una estructura global de contenido para ser comprendido, aunque no es necesario adaptarse a una tipología concreta.
La palabra se puede considerar como la unidad lingüística independiente, formada por uno o más monemas, que en la escritura aparece delimitada entre dos espacios en blanco. Al ser las palabras términos difíciles de definir, los lingüistas parten de otras unidades más pequeñas dotadas de significación para el análisis léxico: los monemas (unidades mínimas con significación que se clasifican por su significado en lexemas y morfemas).