Portada » Magisterio » Programa de Rehabilitación Fonoaudiológica para Pacientes con Afasia
La evaluación proporciona la información necesaria para la planificación del tratamiento. El objetivo fundamental de este programa es lograr que el paciente pueda satisfacer sus necesidades comunicativas de la vida diaria. El tratamiento comprende la intervención, los procedimientos y el programa terapéutico.
Es un trastorno adquirido del lenguaje a consecuencia de un daño cerebral. La persona con este trastorno no puede satisfacer sus necesidades comunicativas cotidianas en el medio familiar, social y/o laboral. Esto compromete significativamente la calidad de vida del paciente afásico, perdiendo la independencia. La rehabilitación fonoaudiológica es el medio por el cual los sujetos afásicos pueden restablecer su comunicación funcional y lograr así una mejor calidad de vida.
Los objetivos generales del programa son que el paciente logre satisfacer sus necesidades comunicativas cotidianas y un ajuste psicosocial en relación al daño neurológico que presenta.
Comienza con la obtención de información proporcionada por médicos, psicólogos u otros profesionales. Posteriormente, se realiza la evaluación formal (pruebas estandarizadas: Test de Boston (Goodglass y Kaplan, 1996), el Índice de Habilidad Comunicativa de Porch, PICA (Porch, 1981) o el Protocolo de Lenguaje para Pacientes Afásicos (González, 1999)) destinadas a valorar el lenguaje oral o escrito o la habilidad comunicativa, pero siempre dentro de un marco limitado a la metodología de aplicación de la prueba en cuestión. La evaluación informal o clínica permite obtener información sobre la capacidad comunicativa en una situación más natural (uso de protocolos para obtener información relevante para la planificación terapéutica. Por ejemplo: determinar la efectividad del uso de ayudas en la presentación de los estímulos o en las respuestas (Helm-Estabrooks y Albert, 1991). La evaluación formal e informal tiene el objetivo de precisar los déficits y las habilidades conservadas, con respecto al lenguaje, el habla y otras funciones neuropsicológicas. También es importante conocer las estrategias compensatorias y su eficiencia; saber si el rendimiento del paciente cambia en diferentes contextos; qué ayudas mejoran la comunicación; y si existen o no malos hábitos comunicativos que aumentan sus dificultades. En la evaluación de las necesidades comunicativas, se deben jerarquizar en importancia (Beukelman, Yorkston y Dowden, 1985). Finalmente, deben evaluarse los interactuantes: si le dan tiempo para responder, si lo miran a la cara, si usan gestos al hablar con el paciente, etc. (Garrett y Beukelman, 1992).
El programa de rehabilitación fonoaudiológica del paciente afásico tiene los siguientes objetivos generales:
El tratamiento consta de 3 componentes: intervención, procedimientos y programa terapéutico.
Implica: los enfoques, las estrategias y una serie de principios terapéuticos siempre aplicables.
Implican: la selección de los pacientes, el contenido de la terapia y la intervención de los trastornos asociados. Considerar la planificación de las sesiones y registro del tratamiento.
Los componentes son los objetivos, los criterios de rendimiento, las actividades, los estímulos y el método de interacción.
La rehabilitación fonoaudiológica del paciente afásico es compleja para el clínico, por la gran cantidad de componentes o variables que deben ser consideradas. Este programa incluye aquellas variables que son más significativas de considerar según nuestra experiencia y la literatura revisada. Estas se presentan de un modo esquemático para que el clínico logre: organización, control y eficiencia tanto en la confección como aplicación de los programas de rehabilitación para pacientes afásicos. Cada uno de los componentes tiene importancia para lograr los rendimientos deseados. La evaluación debe estar destinada a detectar las deficiencias y las habilidades conservadas, con el propósito de poder compensar cuando no sea posible la reactivación. La evaluación informal es fundamental para analizar las estrategias compensatorias, el contexto y los apoyos más adecuados para la intervención. Para Rosenbek, LaPointe y Wertz (1989) la evaluación informal es la que proporciona la información más importante para el tratamiento. Los objetivos generales de este programa están sustentados, por una parte, en las necesidades comunicativas del paciente con el propósito de que tengan una mejoría en la calidad de vida y, por otra, en la adaptación psicosocial del paciente y su familia con el fin de que puedan aceptar las limitaciones definitivas que sólo podrán ser compensadas por medios aumentativos y alternativos. La intervención terapéutica es el primer componente del tratamiento. Los enfoques, directo e indirecto, se deben aplicar en todos los pacientes. Por medio del enfoque directo el paciente logra habilidades comunicativas. Pero, se requiere de intervención indirecta a través de la familia para favorecer que el paciente use las habilidades logradas. Es importante informar y entrenar a los miembros de la familia (Davis, 1993). Las dos estrategias, reactivación y compensación, se pueden utilizar con la mayoría de los pacientes. La estrategia de reactivación se usa en el comienzo de la intervención con el fin de mejorar las habilidades alteradas. En cambio, la estrategia de compensación se aplica en etapa más posterior con el objetivo de reparar aquellas funciones que no responden a la reactivación haciendo uso de otras habilidades conservadas. Los principios terapéuticos son los que guían nuestras actividades en la clínica, deben tenerse siempre en cuenta, son aplicables a todos los tipos y grados de afasia. Dentro de los procedimientos terapéuticos está la selección del paciente para la intervención directa. Cuando el paciente no presenta las características adecuadas, sólo se puede abordar a través de un miembro de la familia o un auxiliar que acompaña al paciente. Al que se le pueden dar instrucciones para crear un ambiente que favorezca la recuperación (Davis, 1993). El contenido de la terapia está basado en las necesidades comunicativas del paciente para favorecer la generalización. Los trastornos asociados deben considerarse siempre en la planificación de la terapia con el fin de resolverlos con prioridad cuando sea posible. La planificación de las sesiones es un aspecto que debe tenerse en cuenta, lo ideal es tratar a los pacientes con una frecuencia mínima de 3 veces por semana, con una duración de al menos 45 minutos. En algunos casos es recomendable extender la sesión, sobre todo en pacientes que están motivados, tienen más de 3 meses de evolución y no presentan fatigabilidad. Se debe llevar un registro con el propósito de determinar si se están logrando los criterios. Los objetivos a largo y corto plazo conducen nuestra intervención. Estos se deben modificar cuando el paciente no responde adecuadamente. Las actividades deben ser en base a las necesidades comunicativas para favorecer la funcionalidad. Los criterios para algunos autores son de un 100% y para otros sólo de un 70%. La determinación del criterio depende fundamentalmente de la severidad de la afasia y la complejidad de la tarea. Los estímulos siempre deben ser consecuentes con los intereses del paciente. Las modalidades de entrada y salida deben ser multimodales para favorecer el éxito. El método es la esencia del tratamiento fonoaudiológico, por el método se logra la reparación de las habilidades comunicativas deficientes. Los pacientes en un primer momento son altamente dependientes, pero a medida que el sujeto practica logra la independencia del apoyo o ayuda, alcanzando la respuesta adecuada. Algunos pacientes requieren muchos ensayos para lograr la meta y otros basta una mínima práctica. Este programa de rehabilitación puede ser un aporte al quehacer fonoaudiológico. Este programa es adaptable a los estilos de intervención de cada clínico, sirve para cualquier tipo o grado de afasia. Depende de la experiencia del clínico para realizar ajustes adecuados a los requerimientos de cada paciente.