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El marketing permite a la empresa mantener el contacto con los consumidores y averiguar sus necesidades para producir los bienes que les satisfagan, de tal forma que se generen intercambios beneficiosos para ambas partes. Como resultado de la evolución de la función comercial, las empresas han reorganizado su estrategia a partir de estos cinco enfoques:
Las empresas con este planteamiento centran su esfuerzo comercial en hacer productos de calidad, siguiendo la máxima de que “lo bueno se vende solo”. Tratan más de fabricar productos que de hacer clientes.
El enfoque anterior puede mantenerse en productos que no tienen competencia, pero a medida que los mercados se hacen competitivos, las empresas se ven obligadas a estimular a los consumidores para que compren sus productos. El enfoque de ventas conlleva una cierta agresividad comercial, ya que se considera que el mercado es capaz de absorberlo todo si se les somete a la presión suficiente a través de la publicidad y en los puntos de venta. Las empresas, por tanto, venden lo que producen.
Surgió en Estados Unidos en la década de 1960 y supuso un giro en la concepción que las empresas tenían del mercado. Parte de un estudio de las necesidades de los consumidores para diseñar y elaborar productos adaptados. El propósito del marketing es conocer y entender tan bien al cliente que el producto se adapta a él y se venda por sí mismo.
Con una visión de futuro, las empresas han de mantener una relación continua y constructiva con los clientes: atender positivamente las quejas, prestar servicios adicionales como la garantía… ¿Por qué es importante cuidar estas relaciones? Porque cuesta más atraer nuevos clientes que retener a los habituales, un cliente satisfecho con el servicio recibido cuenta su experiencia positiva, los clientes leales suelen incrementar el volumen o la frecuencia de compra, las quejas y sugerencias son fuentes de ideas de nuevos productos y servicios.
Trata de equilibrar tres consideraciones: los beneficios de la empresa, la satisfacción de los consumidores y el bienestar a medio y largo plazo de la sociedad.
Las actividades de marketing de una empresa pueden agruparse en dos grandes fases: marketing estratégico y marketing operativo.
Implica una reflexión sobre las oportunidades que ofrece el mercado con el objetivo de diseñar la estrategia. Esta fase incluye:
Después del análisis y el diagnóstico de la situación, se fijan los objetivos que se pretenden y se diseña la estrategia de marketing para conseguirlos. Esta estrategia consiste básicamente en elegir el público objetivo al que dirigirse, qué necesidades se van a cubrir y qué propuesta de valor se va a ofrecer.
Una vez definida la estrategia, hay que establecer un plan de marketing para llevarla a la práctica:
La investigación de mercado consiste en la obtención y análisis de la información que la empresa necesita para tomar sus decisiones de marketing.
Análisis e interpretación de la información: el resultado del análisis y las conclusiones de la investigación se concretan en un informe que se utilizará para la toma de decisiones.
Con ellas se pretende ir más allá de las respuestas superficiales de la encuesta para entender mejor lo que piensa y siente el consumidor (entrevista de grupo, entrevista de profundidad).
La segmentación es un proceso de división del mercado en grupos o segmentos de consumidores con pautas homogéneas de consumo, con el objeto de que las empresas puedan establecer una oferta comercial diferenciada para cada segmento.