Portada » Religión » Principios de la Doctrina Cristiana: Oración, Familia y Sociedad
El trato con Dios se ve aumentado con la oración. La oración se manifiesta de tres formas diferentes:
El sacrificio es una manifestación de amor a Dios. Es el ofrecimiento de un bien sensible, con toda nuestra voluntad y amor, para demostrarle que Él es nuestro fin y que somos Sus hijos.
En el Antiguo Testamento, el día del Señor es el sábado, haciendo referencia al día que Dios usó para descansar después de toda su obra de la creación. Es el séptimo día, día de descanso. En el Nuevo Testamento, el domingo es el Día del Señor, que es el día de la Resurrección de Jesucristo. Este día del Señor es un día de descanso e implica la participación en la Santa Misa y en las demás fiestas de precepto. Es obligatorio participar en la Eucaristía, a excepción de ser aconsejado por un sacerdote, por alguna razón de salud o por el cuidado de los niños.
Los padres deben recibir con alegría los hijos que Dios les envíe y tienen la obligación de cuidarlos. Además de atender a sus necesidades materiales, tienen que transmitirles una educación cristiana.
En la familia, en casa, debe haber un ambiente familiar sano, respetuoso y en el que reinen el amor y la confianza. Además, es un lugar idóneo para enseñar a los hijos las virtudes.
Los padres no pueden dejar a sus hijos a cargo de otras personas o instituciones para desprenderse de ellos, pero sí que pueden pedir consejo.
Los padres están obligados a respetar la libertad de sus hijos y enseñarles a utilizarla bien. Tienen que hacerse amigos de sus hijos y ganarse su confianza.
Por último, los padres deben buscar un colegio adecuado que les ayude en la tarea de la educación cristiana y, en caso de que sus hijos reciban la llamada, deben aceptarla, aunque no la entiendan, y apoyar a su hijo en la decisión.
Los hijos deben querer a sus padres, obedecerles y respetarlos, ya que gracias a ellos participan en la vida de ser hijos de Dios, con la tarea de la castidad conyugal. Los hijos deben obedecer en todo a sus padres hasta llegar a una cierta edad en la que están totalmente formados, pero siempre deben respetarlos.
Deben prestar ayuda material y mental a sus padres en los años de vejez, enfermedades, en momentos de abatimiento… Si los padres ordenan a sus hijos hacer un mal, estos no deben cumplir esa «orden» si está en contra de la ley moral de Dios, ya que Dios es más padre que nuestros padres.
Todas las personas deben cumplir los legítimos mandatos de la autoridad civil, cumplir las reglas, participar con responsabilidad en la vida política, pública y social, y contribuir al bien del Estado ejerciendo sus derechos de ciudadanos.
A la hora de la elección de un gobierno y sus representantes, esta debe ser elegida por el pueblo mediante el uso del voto. No es lícito votar a quien propone leyes inmorales a las de Dios. En caso de que alguna ley esté en contra de la ley moral de Dios, el ciudadano no debe aplicarla y debe abstenerse.
Los deberes de las autoridades civiles son implantar leyes que defiendan los derechos de los ciudadanos y repartir justicia de forma ordenada, respetando los derechos de la víctima, así como los del ejecutor de un mal acto.
El homicidio voluntario es el hecho de arrebatar injustamente la vida de una persona. Esto es totalmente ilícito y es una falta muy grave contra la ley de Dios. Matar por accidente no es ilícito. Por ejemplo, ir en coche y atropellar a una persona en un semáforo porque esta se salta la ley y tú no la has visto o no te ha dado tiempo a frenar. El homicidio, para que sea grave en su totalidad, debe haber voluntad de arrebatar la vida de alguien inocente.
El aborto es otra práctica ilícita: en el momento de la fecundación ya hay vida, ya hay un hijo de Dios con los mismos derechos a vivir que otra persona inocente ya nacida.
El aborto es un homicidio consciente de que se va a quitar la vida a una persona, por tanto, es grave. Puede haber un aborto natural, que no es un aborto involuntario.
No debe abortar una mujer por recomendación médica y, en este caso, el médico estaría cometiendo el pecado del escándalo.
La eutanasia, como las anteriores, consiste en eliminar a una persona y abstenerla del don de la vida de ser hijos de Dios. Da igual cómo esté la víctima, esté muy grave o vaya a morir en dos días, hay que cuidar a la persona hasta que yazca.
La interrupción de un tratamiento médico debido a que son medicamentos muy graves y que tienen grandes efectos secundarios no es ilícita. No estás buscando la muerte, sino que estás asintiendo que no hay escapatoria.
El suicidio es eliminarse la vida uno mismo. No solo te estás quitando la vida, que ya es una falta grave por el hecho de desechar a Dios, sino que también estás rompiendo los lazos familiares. Puedes provocar mucho daño en tus seres queridos y pueden sufrir mucho, y eso es de ser egoísta y es un hecho inmoral.
La legítima defensa es un homicidio sin alcanzar el máximo punto de gravedad. Es defender tu vida ante un peligro. En estos casos, si una persona es atacada por otra, hay que hacer uso de la legítima defensa. No tienes que buscar la muerte del agresor, sino la vida en lo tuyo mismo.
La pena de muerte: las autoridades civiles tienen el deber de alejar el peligro de la sociedad. En estos casos, solo se usaría la pena de muerte como legítima en caso de que no haya otra forma de evitar el peligro y sus consecuencias, con posible pecado grave futuro.
La castidad es una virtud que nos ha dado Dios para que nos amemos entre las personas y seamos partícipes en la procreación y en la fecundación. Esta castidad, para amar a las personas, provoca el amor de Dios.
La castidad conyugal es un deber para ayudar en el amor fecundo de Dios. En caso de que no se pueda hacer acto de la castidad corpórea debido a razones médicas o porque las circunstancias graves personales lo impidan, es lícito.
Otra forma de castidad es en el celibato apostólico. Aquí no se puede practicar el amor conyugal, pero eso no es no querer formar una familia y cometer un deber grave, sino todo lo contrario, es ofrecer todo tu amor a Dios y renunciar por Él a una posible vida conyugal. Esto es un acto de caridad y así ayudas a otras personas a encontrar a Dios.
Dios quiere que seamos partícipes de los bienes matrimoniales en el mundo. Esto implica elegir los bienes materiales suficientes para la dignidad de la persona y para las que estén a su cargo. Hay que compartir, todo es de todos y hay que ser partícipes del bien común. Claro que es lícito tener bienes personales, pero hay que intentar hacer partícipes a los demás, a los de alrededor, de tus bienes. Está muy relacionado con la autoridad.
Algunas cosas que definen la doctrina social de la Iglesia son que las personas tienen unos derechos inviolables, la familia es la célula de la vida y hay que vivir en benevolencia con Dios. La misión de la Iglesia jerárquica es guiar a los hombres a Dios, mientras que las autoridades civiles tienen otras funciones no espirituales.
Todas las personas tienen derecho a usar legítimamente sus habilidades económicas para sacar el máximo provecho y disfrutar del justo fruto del trabajo en la actividad económica.
Los jefes de los trabajadores deben recompensar a los que trabajan con sus frutos de trabajo y así trabajan, además, honesta y eficazmente.
Las empresas tienen la misión de no solo pagar a sus empleados y aumentar el dinero, sino que también deben respetar el derecho de las personas sin explotarlas.
Debe estar abierto al trabajo y a la profesión a todas las personas sin exclusiones injustas, hombres o mujeres, sanos o minusválidos, autóctonos o inmigrantes.
La justicia social se produce cuando la sociedad realiza las condiciones necesarias para que cada uno reciba lo que es suyo por vocación y naturaleza.
La mentira es engañar a alguien por interés. Esta gravedad se mide según las circunstancias: la intención del sujeto, la naturaleza de la verdad que ha deformado…
El perjurio es decir algo falso del prójimo. Estamos obligados a respetar la intimidad de las personas. No debemos dañar la buena fama del prójimo injustamente.
Algunos de estos actos son la difamación y el falso testimonio. El falso testimonio es afirmar con defecto o pecado del prójimo sin fundamento entero. La difamación puede ser de dos maneras: contando un pecado que en efecto ha sido realizado por el prójimo, pero sin necesidad grave de contarlo, o decir defectos totalmente falsos del prójimo. Si una persona lesiona la buena fama del prójimo injustamente, debe poner los medios para borrar esa lesión.