Portada » Otras materias » Potenciación de Imágenes en Resonancia Magnética: Tiempos de Relajación y Riesgos
La densidad protónica se refiere al número de protones en un tejido. A mayor densidad, mayor será la intensidad de la señal. Las imágenes potenciadas en DP se obtienen utilizando tiempos de repetición (TR) largos. Esto permite que casi todos los protones liberen la energía absorbida en el primer pulso de radiofrecuencia (RF) y puedan absorber la energía del segundo pulso, generando así una señal. El tiempo de eco (TE) debe ser corto para minimizar el desfase de los protones y evitar una influencia negativa en la señal obtenida.
El tiempo de eco (TE) es el parámetro que influye en la potenciación T2 y en la señal que forma la imagen. Un TE corto produce una señal intensa, pero con poco contraste entre tejidos, dificultando su diferenciación. Un TE largo incrementa el contraste, pero reduce la intensidad de la señal, lo que puede dificultar la obtención de imágenes. En resumen: TE largo: alto contraste y baja intensidad; TE corto: bajo contraste y alta intensidad.
Ajustando el TR, se controla la recuperación de la magnetización longitudinal de los protones. Los protones con tiempos de relajación T1 más largos no podrán asimilar completamente la energía del siguiente pulso de RF si el TR es corto. Esto genera diferentes intensidades de señal según la composición del tejido y su capacidad para liberar energía. El TE debe ser lo suficientemente corto para evitar el desfase de los protones. Un TR largo (mayor a 1500 ms) produce señales similares entre tejidos, mientras que un TR corto (menor a 500 ms) resalta las diferencias en T1 entre tejidos. Ejemplo: en una imagen cerebral potenciada en T1, se diferencia la grasa, la sustancia gris y el líquido cefalorraquídeo debido a sus distintos tiempos de relajación T1.
El tiempo T1 es el necesario para que el 63% de los protones recuperen la magnetización longitudinal. Depende de: 1) la estructura bioquímica del medio que rodea a los protones excitados y 2) la intensidad del campo magnético externo (B0).
El tiempo T2 refleja el tiempo necesario para que el 63% de los protones se desfase, quedando solo el 37% de la magnetización transversal. T2 es constante para cada tejido y siempre es más corto que T1. Está influenciado por: a) la no uniformidad del campo magnético externo, que genera diferentes frecuencias de precesión, y b) la estructura molecular del tejido, que altera el campo magnético de cada protón, originando distintas frecuencias de precesión.
El cambio del campo magnético principal en el tiempo y espacio induce corrientes eléctricas en tejidos excitables (cardíaco, muscular, retina, nervioso), llamadas corrientes de remolino. Si son muy intensas, pueden causar fibrilaciones, pero los valores de gradiente utilizados son seguros. La contracción muscular es más probable en músculos periféricos debido a la mayor densidad de corriente inducida en circuitos grandes. La intensidad de la corriente depende de: número de cortes, peso del paciente, intensidad del campo principal y tipo de secuencia. También pueden producirse arritmias y convulsiones.
El efecto biológico más importante de la RF es el aumento de la temperatura corporal, ya que la RF se transforma en calor en los tejidos. Esto se mide mediante la Tasa de Absorción Específica (SAR) en W/kg. La RF tiene poco poder de penetración, por lo que el calentamiento es mayor en la superficie. Las regiones más susceptibles al aumento de temperatura son los ojos, testículos y tejidos poco vascularizados. Se debe evitar un aumento de más de 1°C en zonas profundas. Los equipos de RM calculan y controlan el SAR. Se debe mantener el SAR bajo en: mujeres embarazadas, pacientes con fiebre, pediátricos, inconscientes, sedados, con prótesis metálicas, cardiopatías graves y aislamiento térmico.
Precauciones:
La resonancia es la aparición, aumento o prolongación de un movimiento ondulatorio debido a otra onda de la misma frecuencia. Para excitar los núcleos de hidrógeno (H) en equilibrio, se utiliza una onda de RF con la frecuencia de Larmor del sistema. A mayor intensidad del campo magnético externo, mayor será la frecuencia de RF necesaria. La frecuencia de RF utilizada coincide con la de las ondas de radio, que es mucho más baja que la de los rayos X.