Portada » Lengua y literatura » Poesía Española del Siglo XX: La Generación del 27
Pedro Salinas comprendió la poesía como un medio de conocimiento para acceder a la esencia de las cosas. Destacan en sus versos la austeridad, la belleza y el ingenio. Su apariencia sencilla es fruto de un arduo proceso de depuración. Prefirió el verso corto y carente de rima, muy elaborado, donde es frecuente la presencia de figuras que juegan con la estructura sintáctica (repetición de palabras e ideas). Distinguimos tres etapas:
Jorge Guillén creó una literatura muy elaborada que, partiendo de la anécdota concreta, llega, mediante un proceso de selección y depuración, a la idea o sentimiento esencial. Su estilo y lenguaje: suprime palabras innecesarias, se observa abundancia del sustantivo y la preferencia por los versos cortos y las estrofas clásicas (como la décima). Su obra mantiene una unidad temática casi imperturbable, aunque antitética: su visión del mundo y universo, de la vida y la naturaleza como algo bien hecho, lo conduce a un esplendoroso vitalismo. Su obra más importante es Cántico (1928). Tras el dolor de la guerra, el mundo le parece un lugar negativo: muerte, injusticia… Estos serán temas de Clamor.
Su amplia producción alterna la poesía de tipo vanguardista (ultraísmo y creacionismo) y la de tipo tradicional. Los temas fueron variados: amor, evocación de paisajes, la música, lo religioso… De entre sus composiciones de tipo vanguardista destaca Manual de espumas (1924), donde se observa la importancia del creacionismo; las metáforas e imágenes son sorprendentes y juegan con la disposición tipográfica y visual. De entre las composiciones de sabor tradicional destaca Versos humanos (1925).
Su obra se caracteriza por las tonalidades cromáticas y la musicalidad, enraizada en la tradición española. Tiene variedad de temas y estilos: lo tradicional junto a lo vanguardista, lo popular con lo culto. Distinguimos tres etapas:
Destacó en poesía y en teatro. En ambos géneros, los temas centrales fueron la muerte y el amor, producto del dolor y la frustración. Se distinguen dos etapas:
El tema principal de su poesía es la expresión de su insatisfacción ante la vida: el conflicto entre la realidad y el deseo (título con el que bautizara su obra completa). Otros temas recurrentes son el amor, la evocación de la infancia y la adolescencia, ciertos temas sociales y políticos (guerra, exilio…). En cuanto a la forma, prefirió el lenguaje de tono coloquial y el verso libre. Se inicia en la poesía pura (Perfil del aire) para pasar al surrealismo en Un río, un amor (1928) o Los placeres prohibidos (1931). Con Donde habite el olvido (1934), de influencia becqueriana, refleja una experiencia dolorosa. En el exilio, su obra se caracterizará por un estilo más narrativo —influjo de la literatura inglesa—. Su obra se recogió en La realidad y el deseo.