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Al finalizar la Guerra Civil, se produce una completa fractura con la literatura de las décadas anteriores. La contienda supuso la desaparición de muchos de los poetas del panorama literario: algunos perecieron víctimas del conflicto (caso de Lorca); otros tuvieron que exiliarse y publicaron sus libros desde el exterior (Salinas, Cernuda…).
Surge la primera generación de posguerra, en la que se han diferenciado dos tendencias, de acuerdo con la distinta actitud de sus autores ante la realidad: –El grupo de la poesía arraigada está constituido por escritores vinculados al bando nacional y a Falange. Escriben una poesía que ofrecía una visión complaciente y satisfecha de la realidad, una visión serena y sosegada del mundo, que recupera los metros tradicionales y muestra una actitud victoriosa y triunfalista, cuyos temas están vinculados a la nueva ideología del movimiento franquista. Estos poetas se agrupan en torno a dos revistas: Escorial y Garcilaso. Entre los autores más destacados se encuentran Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero y José García Nieto. -El grupo de la poesía desarraigada surge como reacción ante la miseria y la desolación de la posguerra, y expresa en sus poemas el malestar ante una realidad sórdida. En la aparición de esta poesía tuvo un papel decisivo la edición en 1944 del libro Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, en el que manifiesta su sensación de incertidumbre y dolor existencial ante la sociedad de posguerra. Igualmente determinante fue la publicación de diversas revistas que perseguían una renovación del panorama poético en torno a una poesía menos esteticista y más humana. Victoriano Crémer, que fue determinante en el desarrollo de esta poesía, ya que reivindicaba la escritura de una poesía más humana, más próxima a las preocupaciones del día a día.
Al margen de estas dos corrientes, merecen destacarse en los años cuarenta los poetas siguientes:-Carlos Edmundo de Ory, fundador del Postismo, con la intención de recuperar la poesía vanguardista. -El grupo Cántico de Córdoba (Pablo García Baena, Ricardo Molina…), que propugna una poesía basada en el esteticismo y la belleza formal, en la línea de algunos poetas del 27.
En los años cincuenta predomina en la poesía el deseo de ofrecer un testimonio crítico de la realidad. Es la poesía social, que parte de la idea de que su función primordial no consiste en expresar los sentimientos personales del autor, sino en contribuir a cambiar el mundo y la sociedad. Para ello, el poeta debe anteponer los problemas y sufrimientos de los hombres de su tiempo a cualquier otra consideración. Los temas fundamentales son: la preocupación general por España y la denuncia de la situación concreta del hombre.En cuanto a la forma, deseosos de que su poesía llegue a la inmensa mayoría, se busca un lenguaje claro y sencillo, con un tono coloquial.
Los autores que mejor representan esta tendencia son :-José Hierro es uno de los poetas más destacados de las últimas décadas. En sus primeras obras los poemas expresan un hondo existencialismo, en obras como Alegría. En obras posteriores – Agenda -, ofrece dos tipos de poema: los poemas reportaje, composiciones de corte realista, y las alucinaciones, que ofrecen un carácter irracional. –Blas de Otero emprende su trayectoria desde una perspectiva existencial, expresando su pesar por la ausencia de Dios; es el caso de los poemarios Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia. Su obra posterior responde a la preocupación por la poesía social:
Pido la paz y la palabra. -Gabriel Celaya es el poeta social por excelencia. Sus versos, que emplean un lenguaje coloquial y poseen un ritmo abrupto, seco, tienen una actitud crítica con la realidad convencional. Destaca la obra Itinerario poético, antología personal de sus poemas.
Contra la fórmula de la poesía social reacciona un grupo de poetas que comienzan a publicar a finales de los cincuenta. Conscientes del prosaísmo de la poesía social, se proponen la renovación del lenguaje poético, con una mayor atención a los valores estéticos y formales del poema. Buscan recuperar la expresión de la intimidad y de los sentimientos frente a la poesía social, aunque con una actitud de distanciamiento y de ironía y un tono de desencanto y amargura que preside muchos poemas. Defienden que la poesía es experiencia, el poema se convierte en un modo de conocimiento. Por eso se suele conocer también esta tendencia como poesía del conocimiento. Esta generación está constituida por autores como Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Francisco Brines, Ángel González y José Manuel Caballero Bonald. Cabe destacar a los siguientes autores:
A principio de los años setenta, irrumpe en el panorama literario una nueva generación de poetas que reciben el nombre de novísimos. Entre los rasgos más destacados de esta nueva generación de poetas, nacidos todos después de la guerra, podemos citar: la influencia de los medios de comunicación de masas, particularmente el cine; búsqueda de nuevas formas de expresión, con técnicas que van desde el collage hasta la escritura automática; amplia variedad temática y un tono inconformista y provocativo a veces. Esta generación se dio a conocer con la antología de José María Castellet Nueve novísimos poetas españoles, publicada en 1970, que incluía en sus páginas a Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Félix de Azúa, Manuel Vázquez Montalbán, Ana María Moix, José María Álvarez, Antonio Martínez Sarrión, Vicente Molina-Foix y Leopoldo María Panero.
Carácterísticas afines a este grupo presentan otros poetas más o menos coetáneos como Antonio Colinas, Antonio Carvajal, Luis Antonio de Villena, Jaime Siles y Andrés Sánchez Robayna.