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(Borromini, 1667-68).
Conocida como «san Carlino» por sus reducidas dimensiones, se trata de la obra más representativa de Borromini y, paradójicamente, es contemporánea de la columnata de San Pedro del Vaticano, de Bernini.
San Carlo es la primera obra autónoma de Borromini y también la última en la que trabajará el arquitecto. Tenía 35 años el 1634, cuando los frailes Descalzos españoles de Roma le encargaron la construcción del convento y de la iglesia. La primera fase, que incluye el convento y el claustro, concluyó el 1637.
De este momento destaca, sobre todo el claustro, de reducidas dimensiones, en el que ya se manifiesta la ruptura de los esquemas tradicionales rectangulares. Los ángulos que deberían mostrar la intersección perspectiva de los planos, se transforman en cuerpos sobresalientes y convexos, y reduce aún más el pequeño espacio con grandes columnas, evitando de esta manera la simetría y distribuyendo los intervalos con un ritmo alterno, más anchos y más estrechos, eliminando los ángulos para provocar un giro brusco del ritmo. En la planta baja, el pleno predomina sobre el vacío, al revés que en el piso superior:
La alternancia de arcos y columnas tiene la finalidad de acentuar la luminosidad.
En un segundo momento le fueron confiadas las obras de la iglesia, que Borromini resuelve con una planta elíptica que tiene el eje mayor dispuesto en sentido longitudinal. En la planta se puede comprobar cómo Borromini la estructura a partir de una clara geometrización del espacio. Dos triángulos equiláteros unidos por la base parecen ser la génesis de la obra, aunque también lo podría ser la anamorfosis del círculo. Ambas soluciones muestran una racionalización del lenguaje barroco. La planta es elíptica, con un sentido de contracción. Alrededor de esta elipse se disponen diagonalmente las capillas.
En su interior presenta un orden único de grandes columnas agrupadas de cuatro en cuatro con nichos y molduras continuas en los muros, que parecen reducir más el espacio y obligar al muro a flexionarse, y a parecer deformada la cúpula oval que corona este espacio interno. Introduce, pues, la planta flexible y utiliza formas cóncavas y convexas que se articulan en un muro ondulante, lo que da como resultado un espacio interior dinámico. De esta manera, este conjunto de pequeñas dimensiones, al no poder ser medido ni acotado, crea una espacialidad que la hace mayor a los ojos del espectador. La fachada del templo fue la última obra desarrollada por Borromini; iniciada el 1665, fue terminada por sus discípulos el 1682. Se trata de la forma más fragmentaria, discontinua y antimonumental de la arquitectura barroca. Está concebida como un objeto, un adorno, un relicario. Rompe la simetría del cruce de calles, esconde el cuerpo de la iglesia y parece como si se desprendiera de la pared. Con su triple flexión, con el juego de las columnas y el vaciado de los nichos, la densa ornamentación y el fraccionamiento continuo del plano, parece no tener otra finalidad que la de impulsar hacia arriba el óvalo con la imagen o reliquia que rompe la coronación del edificio y lo remata con un extraño apogeo. Está compuesta por dos pisos de tres calles cada uno. El central del primer piso, con la puerta de acceso al templo, es convexo, y los dos laterales cóncavos. En cambio, en el segundo piso, las tres calles son cóncavas. La cornisa marca el movimiento principal del conjunto cóncavo-convexo-cóncavo en la planta baja, y en el nivel superior se dibuja un movimiento cóncavo-cóncavo-cóncavo sólo roto por el gran medallón que preside toda la composición y un pequeño templete elíptico con balconaje.
Descompone totalmente su fachada y ultrapasa la distribución tradicional seguida desde la Edad Media con su respeto por las fórmulas geométricas elementales (cuadrado, rectángulo, círculo) y por la simetría, norma que había imperado en los edificios de Brunelleschi y Alberti. Borromini descompone totalmente la fachada alterando todas las relaciones y creando una intersección de elementos muy diferenciados entre sí (las pequeñas columnas con aberturas en los dos pisos, el friso corrido cóncavo-cóncavo con columnas de gran tamaño, la inclusión de imágenes con sus hornacinas, los relieves del piso superior). La misma fachada se presenta como una unidad independiente del interior del edificio con el que no guarda ninguna relación.
Cuida que su fachada se adapte a la calle, mirando de no ultrapasar los límites lineales de ésta y respetando su unidad utilizando los mismos materiales constructivos que los edificios colindantes. Lejos está, pues, de enmarcar el edificio en un marco majestuoso que resalte su nobleza y singularidad, como hacía Bernini.
Emplea elementos clásicos en 2 pisos con sus entablamentos y columnas. Portada ondulante de 2 cuerpos y tres calles, cóncavas a los lados y convexa al centro, que vuelve a ser cóncava en el piso superior al tener un edículo convexo, abierto por un ventanal , sobre el que dos ángeles sostienen un gran medallón oval. La balaustrada mixtilínea dinamiza el perfil superior. Cornisas pronunciadas y uso de órdenes mayores y menores imbricados.
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Palacio de Versalles (Le Vau y Mansart). en Paris (
La concepción de la obra sigue las normas del clasicismo francés. La fachada se organiza en tres pisos, correspondientes en el interior a la zona de servicio (bajo), salones principales (planta noble) y aposentos íntimos (superior). La fachada posee pues un primer cuerpo a modo de zócalo y termina en un tercer piso de pequeñas ventanas. El avance de ciertas partes del muro decoradas con columnas es una de las pocas concesiones al barroco.
Fachada de 500 metros con un pabellón central y dos alas laterales. Posee 2 plantas y un ático. El inferior es de piedra almohadillada con grandes arcadas. El central decorado con grandes ventanales interrumpidos por grupos de columnas y separados por pilastras adosadas. El ático es bajo con balaustrada decorada con trofeos para ocultar la techumbre.Su construcción fue ordenada por Luis XIV
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PLANTA DE SAN PEDRO DEL VATICANO, ROMA. BRAMANTE (1502)-arquitectura cinquecento.
Planta centralizada. Cruz griega inscrita en un cuadrado, los brazos de la cruz sobresalen un poco por los lados del cuadrado.
División en planta muy clara: el espacio central lo llena una gran bóveda semiesférica sobre pechinas y los cuatro brazos mayores cubiertos con bóveda de cañón y rematados en ábside cubiertos por bóveda de horno. En los ángulos se insertan otros pequeños espacios que repiten, en menores dimensiones, la cruz central. Cuatro torres cuadradas completan el conjunto.. Las entradas son cuatro, una por cada brazo menor.
El alzado recuperaría el valor de la masa y de los volúmenes externos: una gran cúpula central con cuatro cúpulas menores (correspondientes a las construcciones de los ángulos) y cuatro torres cuadradas en los extremos.
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VILLA CAPRA O ROTONDA. PALLADIO, (1567-69)
PLANTA: Presenta en el centro una sala circular (la rotonda) cubierta con una cúpula, que se inscribe en una planta cuadrada, en cada uno de cuyos extremos se disponen cuatro amplios pórticos a modo de templo romano. Estos se articulan en una estructura próstila y exástila y una amplia escalinata de acceso.
Se combinan de esta forma dos elementos en apariencia contradictorios, como son el eje centralizado de la rotonda más la planta cuadrada, realzada además por la cúpula, con los cuatro amplios pórticos que crean ejes longitudinales.
Esta disposición es plenamente manierista, sin embargo su elegancia formal y su sencillez la acercan al concepto clásico de la Antigüedad, de ahí su posterior difusión en el Neoclásico.
: Edificio de carácter civil, es una villa o casa de campo, realizado, posiblemente, en ladrillo revestido de estuco, dejando los materiales nobles (mármol o piedra) para las basas de las columnas y las molduras de las ventanas.
De estructura central y planta cuadrada, presenta cuatro pórticos de acceso iguales. La estructura de estos accesos , que cumplen la función de miradores, es la de los templos romanos: podium con escalera en su frente y un pórtico exástilo de orden jónico, arquitrabe, friso sin decorar y un frontón decorado en sus 3 ángulos con esculturas (a modo de acróteras). En sus caras laterales presenta vanos en arco de medio punto que gradúa el paso visual de las ventanas menores de las esquinas a la apertura de los intercolumnios.
La villa presenta un primer piso a modo de zócalo, la planta noble que incluye los pórticos y una decoración que se reduce a los ventanales rematados en frontón de las esquinas. Un entablamento que coincide con el de los pórticos separa esta planta de una tercera, más baja y con cuatro vanos ( 2 a cada lado del pórtico).
La composición de la fachada ofrece un logrado juego de relaciones entre los elementos que la integran, como puede apreciarse en la graduación de alturas que se establece entre el frontón triangular, los tres vanos que hay bajo él y la cúpula, elemento que preside el conjunto.
La Villa Capra o Villa Rotonda, cerca de Vicenza, que proyecta con planta cuadrada, en alto, con elevado pódium, accediéndose por sus cuatro lados monumentales y amplias escaleras que conducen a pórticos hexástilos coronados por frontón; al interior, el conjunto se centraliza con un gran salón con cúpula. La pureza y el simbolismo del cuadrado, que representa lo terrenal, y el círculo, que recoge lo espiritual, se combinan en una sencilla planta en torno a una sala circular (rotonda), rodeada de habitaciones rectangulares. Las escaleras que suben a los pisos superiores están embebidas en el muro que soporta la cúpula.
El edificio está construido en la cima de un montículo, con magníficas vistas en todas las direcciones. La proporción y la simetría, tan características de las villas de Palladio.