Portada » Filosofía » Personajes de la fundación
La acción se desarrolla en una habitación elegante y funcional en la que conviven cinco individuos de brillante cualificación profesional: un médico, un matemático, un fotógrafo, un ingeniero y, el más joven de todos, Tomás, un novelista que es quien abre la obra dialogando con su novia, bióloga que trabaja en un laboratorio anejo. Son felices allí: un encargado y su ayudante se ocupan de sus menores necesidades; únicamente un persistente mal olor que sale del retrete y la presencia de un enfermo les causan cierta inquietud .Cuando llegan sus compañeros se aprecia la hostilidad hacia él por parte de Tulio, mientras Asel trata de evitar el enfrentamiento. Lo que se va adivinando es que la conducta de Tomás resulta cada vez más rara tanto para sus compañeros como para el espectador.
La parte primera termina al descubrirse que el enfermo llevaba varios días muerto, de ahí el olor pestilente. Los empleados se lo llevan en medio de amenazas hacia los cinco personajes. La parte segunda nos presenta la misma habitación deslucida por completo; del mismo modo se irá produciendo poco a poco en la mente de Tomás el descubrimiento -podría hablarse de la “toma de conciencia»- de la verdadera situación: la Fundación es una cárcel, ellos son condenados a muerte; por la ventana solo se ven rejas, pasillos y otras celdas. En seguida se llevan a Tulio. En el diálogo, cada vez más acalorado entre los restantes personajes, se van desvelando sus miserias: están detenidos porque Tomás les delató tras ser torturado, luego se intentó suicidar; al impedirlo Asel, enloquecíó; Asel tampoco resistíó a la tortura en el pasado y entre ellos ahora hay un traidor. La obra nos presenta a cinco personajes varones en escena. Son cinco inquilinos de un centro de investigación moderno, al que llaman “la Fundación”. Así es al principio, pues vemos una confortable habitación con vistas hermosas. Pero ese espacio escénico se va transformando a medida que avanza la obra en la celda de una prisión, cuyos ocupantes son condenados a muerte. ¿Qué ha sucedido? La respuesta se encuentra en nuestro punto de vista: los espectadores vemos a través de Tomás, uno de los presos, que ha sido torturado y ha delatado a sus compañeros de celda; éste, obsesionado por la culpa, para seguir viviendo sin hundirse, ha optado por negar la verdad e instalarse en una mentira; de ahí que crea estar en una fundación y no en una cárcel. Por ello, en la primera parte de la obra las palabras y conductas de los otros personajes nos parecen.
Realidad y ficción. La Fundación se integra, con su condición de fábula, en el sentido de ofrecer una alegoría, y con ella, un planteamiento simbólico de unas carácterísticas particulares. Represión política y falta de libertad. La prisión, las condenas a la pena capital, la sombra de la delación pasada y la amenaza de la presente, la violencia, la crueldad y la muerte están presentes en la obra, aunque el espectador no lo conoce hasta avanzada la acción, conforme el joven Tomás va volviendo a la razón y admitiendo la realidad tal como es, con todo su dramatismo y con toda su dureza § El mundo de la prisión, la tortura, delación y muerte. Con La Fundación, Buero ha establecido su particular lucha contra ese tipo de instituciones que enajenan al hombre y que son verdaderos símbolos de un comportamiento social, de una sociedad como la nuestra, creadora de engaños y de máscaras, la sociedad de consumo que ciega al hombre y tergiversa sus comportamientos. Sabemos de la tortura en la obra cuando recibimos información de que Tomás ha sido torturado y su delación ha llevado a todos los hombres a la cárcel. Pero sabemos también del rechazo del propio Tomás hacia su comportamiento, que le ha llevado a perder la cabeza .La posición del espectador, tan emparentada con la de Tomás ha de ser clemencia hacia el delator § El reflejo de la sociedad y de los sistemas que potencian la anulación de la personalidad individual. La Fundación aparece como un reflejo de nuestro mundo y de nuestra sociedad, como conjunto de sistemas que producen la anulación de la persona individual, la ceguera mental y la alienación. Tras esta fundación siempre habrá otra.
E.Externa se presenta como una fabula dividida en 2 partes que están a su vez divididas en dos cuadros numerados con nº romanos. E.Interna 2 partes 1º estamos en una fundación aunque con algunhos detalles extraños y algunas transformaciones graduales y uqe nos llevan junto a tomas a empezar a comprender la realidad. 2º se precipita la acción y se nos cuenta por completo la realidad.El final sin embargi queda abierto para que el espectador reflexione. Ddada la concentración espacial y el limitado nº d personajes q coexisten la mayor parte del tiempo presenta en escena a los cinco prisioneros juntos
La obra mantiene unidad de lugar, ya que toda la acción transcurre en un único espacio, aunque varíe a los ojos de los espectadores, al pasar de ser la habitación confortable de una fundación a la celda de una cárcel. Podríamos decir que el escenario está situado en la mente de Tomás o al menos que lo vemos a través de sus ojos, y es un elemento de importancia trascendental en el desarrollo de la historia, ya que el proceso mental que se produce en el personaje al ir acercándose a la realidad se refleja en la transformación paulatina del escenario. Así, los sillones se transformarán en petates, las librerías en paredes desnudas, etc. En relación con el lugar hemos de citar los cambios de iluminación, a la que antes se hacía referencia, así como la transform
En la obra no hay indicaciones temporales muy precisas, pero los cuatro “cuadros” en que se divide transcurren, sin saltos cronológicos internos, en pocos días. En la primera parte, el primer cuadro tiene lugar una mañana poco antes de comer. El cuadro segundo transcurre esa misma tarde. En la segunda parte, el tercer cuadro se desarrolla tres días después, cuando los presos acaban de cenar. En el último cuadro han pasado pocos días, quizá uno sólo. Toda la obra comprende, pues, cuatro días o poco más, tiempo mínimo imprescindible para poder explicar el proceso mental que experimenta Tomás. Este es el tiempo de la acción dramática, pero la historia abarca un tiempo más amplio. A medida que los diferentes elementos del escenario van recuperando su condición carcelaria; es decir, a medida que el protagonista va aproximándose a la realidad, se suministran al espectador los datos referentes al tiempo pasado y que explican la situación presente: la delación de Tomás, la condena a muerte, etc.
TOMÁS es quien soporta todo el peso de la obra y gracias a él los lectores o los espectadores conocen el significado pleno del drama. Tomás nunca abandona la escena. Cree residir en una moderna fundación, becado junto a sus compañeros para desarrollar investigaciones varias (o, en su caso, escribir una novela). Poco poco, y nosotros con él, irá percibiendo la dolorosa realidad. Recupera el juicio por completo al final de la obra.
ASEL es uno de los personajes más complejos del teatro de Buero. Al igual que Tulio, ha superado, como hombre de acción, los límites de los “activos” y, como los “contemplativos”, es capaz de soñar con un mundo mejor e intentar transmitir sus deseos a los demás. Asel es quien impulsa la acción dramática: es él el que ha ideado la terapia para que Tomás vuelva a la realidad, y es él quien ha preparado el proyecto de fuga. Pero además, Asel confiesa en la segunda parte que él también ha delatado a sus compañeros en el pasado y eso costó, al menos, una vida. Finalmente, la máxima tensión dramática de la obra llega cuando Asel decide suicidarse para no hablar y hacer posible aún la fuga de sus compañeros Tomás y Lino. La actitud final de Asel, al igual que la de Tulio, parecen contagiadas por la fantasía de Tomás, como si de un proceso de “quijotización” se tratase. Asel afirma dos veces que el paisaje que veía Tomás es verdadero. El propósito de esto es sugerirnos que debemos soñar con ese mundo idílico, que debemos luchar por esa aspiración a algo absoluto y imposible, tal como han hecho siempre los “contemplativos” en las obras de Buero.
TULIO es, en un principio, colérico, caracterizado por su hosquedad e intransigencia. Pero todo queda compensado por su personalidad soñadora. Tulio se nos presenta con una primera impresión engañosa, ya que al principio se muestra reacio a seguirle la corriente a Tomás, pero acaba siendo el que en mayor grado se identifica con él al final de la historia, por lo que, dada su humanidad, su ejecución resulta más dolorosa. § MAX está caracterizado por su bajeza moral ya que se entrega a fáciles compensaciones a cambio de una traición. § LINO, apático en un principio, hombre de acción más tarde es el que mata a Max.
§ BERTA es un personaje atípico, fruto de la imaginación de Tomás. El verdadero sentido de los diálogos de Tomás y Berta no puede ser entendido por el público hasta el final de la obra. Se trata de un desdoblamiento de la personalidad de éste, un reflejo subconsciente que experimenta los primeros atisbos de la realidad.
El llamado efecto de inmersión implica una superación de la objetividad “narrativa”, ya que el espectador sólo puede acceder a la historia siguiendo la voluntad del autor, que manipula la acción dramática hasta conseguir que nos sintamos identificados con el protagonista aun sin ser conscientes de ello, ya que “vemos” a través de sus ojos a pesar de que no lo sepamos hasta muy avanzada la obra. Podríamos decir que el espectador es “engañado” por el autor que lo hace participar, en cierta medida, de la enajenación del protagonista, ya que el público ve lo que ve Tomás, y sólo descubre la realidad a medida que éste la descubre. Sólo al final del cuadro primero de la segunda parte, el escenario se presenta como lo que de veras es: la celda de una cárcel, y a partir de este momento el espectador descubre que su percepción de lo que estaba ocurriendo en el escenario era tan falsa como la del protagonista: también el espectador ha creído que era “real” algo que es ficticio. Esto lleva al espectador a preguntarse si, como Tomás o como él mismo hace unos instantes, no estará viviendo en un error, en una “fundación”, tras la que se ocultan otras realidades El efecto de inmersión apunta, pues, hacia el mundo como algo engañoso, y por medio de esta técnica dramática, Buero denuncia lo equívoco de nuestra sociedad y busca la comprensión hacia el delator al que el público llegará a entender y perdonar. Son evidentes las referencias a La vida es sueño de Calderón. Ahora bien, cuando la obra concluye vuelve a surgir toda la decoración de la idílica Fundación y la música de Rossini. Este final, como en tras obras de Buero, indica una apertura y una esperanza.Cuando el espectador sale del teatro sabe que todo está dispuesto para que la tragedia vuelva a empezar. En su mano está escoger la verdad y elegir si sigue en la “Fundación” o lucha contra ella en busca de la verdad. En definitiva, el hombre debe dudar de la condición real o ilusoria de todo lo que le rodea, y replantearse en cada ocasión lo provisional del estado adquirido, así Buero defiende la misma tesis que en otras muchas obras: la crítica es una necesidad constante del individuo para no caer en el engaño.
La Fundación encierra, al menos, un doble significado:
Una meditación sobre la libertad y la esclavitud: sobre la opresión que los regíMenes totalitarios ejercen sobre los individuos que no se pliegan a sus estrictos códigos de comportamiento. Es la interpretación que mayor fuerza cobró en la época de su estreno, pese a que el franquismo se encontraba ya en sus postrimerías La obra queda así emparentada con En la red, de Alfonso Sastre, al denunciar la brutalidad de prácticas como la tortura, la delación, la represión ideológica y la pena de muerte.
En una línea existencial podemos considerar que la vida es también una cárcel sórdida e interminable en la que permanecemos secuestrados bajo la amenaza omnipresente de la muerte a la espera de que el Ser Supremo o el caprichoso azar decida arrancarnos de nuestro habitáculo terreno. De esa áspera realidad se evaden los hombres -al igual que Tomás- mediante ensoñaciones se dejan alienar por bienes de consumo o cosas amables y apetecibles que les hagan olvidar el destino inexorable