Portada » Español » Panorama de la Narrativa Portuguesa Contemporánea
La narrativa portuguesa se caracteriza por un aumento considerable en el número de nuevos escritores. La falta de lejanía cronológica hace muy complicado analizar toda la producción literaria y sus implicaciones. La narración finisecular se caracteriza por la coexistencia de dos tendencias: una estrecha relación con el tipo de literatura que se hace hoy en día, conocida como «literatura de quiosco», y otra estrechamente relacionada con nuestra tradición narrativa, que recoge las influencias de la literatura nativa.
La literatura de quiosco tendrá un hueco importante en nuestra cultura, con una literatura ágil y sin pretensiones estéticas. Se adscriben dentro de este género obras de temática policial como Corrupción y muerte de Brigitte Bardot y Ambulancia; de delincuencia, como Delincuencia en Compostela; de ciencia ficción, como Información cósmica y Electric Dreams; la novela del oeste que inauguró Ferreiro Fernández con La muerte de Frank González; o la novela erótica con Aventura en Nassau de Benito Iglesias.
En la narración de origen, los géneros son más amplios. Son muchas y variadas las líneas que representan la continuidad: realista, histórica, de aventura, costumbrista, intimista de la mujer, misterio, horror, comedia, guerra civil, experimental, etc.
La novela realista tiene mucho éxito en el presente narrativo gallego y son muchas las obras dedicadas a retratar la realidad del momento. Es el caso de La muerte en Castrelo de Miño y Panadería, que reproducen los problemas de la economía y los conflictos laborales.
Una de las líneas temáticas de mayor fertilidad en este periodo será la novela histórica. Muchos de los autores más destacados escriben novelas de carácter histórico como Freixanes (El triángulo en el círculo), Alfredo Conde (Como el Grifón en el viento), Darío Cabana (La muerte del rey) y Xavier Alcalá (Desgracias).
También son parte de las obras que hacen referencia al estado de guerra las novelas de Fernández Ferreiro (Agosto 36), Xavier Alcalá (Fábulas) y Manuel Rivas (El lápiz del carpintero).
Una tendencia poco cultivada a finales de siglo, la novela de aventuras, comienza a tener una mayor presencia, con obras como El verde de Prisiones de Alcalá o Estrella de la Mañana de Miranda.
Podemos hablar de un auge en la narración exclusivamente femenina. Este tema funciona como ajuste contra la muerte y el amor, con autoras como Marina Mayoral, María Xosé Queizán y Margarita Ledo.
Superponiéndose con el tema anterior, está el romance íntimo, con obras que ahondan en los sentimientos y preocupaciones de los personajes. Esto se aplica a las novelas de José Carlos González (La miseria de la soledad). Además, se incluyen en este tema obras de Fernández Ferreiro (Abierto), Xavier Alcalá (Nuestra gris), Alfredo Conde (Breixo) o de Xosé Luís Méndez Ferrín (Escapar).
Tienen una cierta presencia en la narrativa gallega actual otras líneas temáticas como la heredera del rey Arturo de la tradición medieval. El misterio y el terror también tienen su presencia en el panorama literario gallego en obras como las de Suso de Toro (Trece campanadas), Xosé Miranda (Gárgola), Marilar Aleixandre (Vila Sexto) y Agustín Fernández Paz (Cartas de invierno).
El humor es una constante en muchas historias del siglo XX, sobre todo como una fórmula para escapar de una realidad traumática y cruel. Antecedentes de esta línea son las obras de Castelao o Vicente Risco. La huella de obras como Os Menciñeiros o Xente ao lonxe se encuentra en narradores muy jóvenes, como Roque Cameselle y sus Pequeno suicidio e outros contos.
Por último, la narrativa experimental tiene su apertura a partir de la publicación de la obra de Suso de Toro, Caixón desastre, y tiene continuidad en obras de autores como Cidrás, Carlos Casares o Jaureguizar. Se caracteriza por la apertura a nuevas temáticas y técnicas, más allá de las tradicionales. Dentro de esta nueva tendencia podría incluirse lo que conocemos como literatura «Bravú», una nueva manera de interpretar y vivir la realidad.
En los últimos años de la década de 1970, un grupo de escritores conocido como la «Generación del Cambio» dará un nuevo impulso a la novelística gallega y consolidará el proceso iniciado por los hombres de la «Nueva Narrativa». Es el caso de Fernández Ferreiro, Xavier Alcalá y Alfredo Conde.
Fernández Ferreiro se encuentra en primera línea como uno de los autores que explora nuevas líneas temáticas, siendo el autor de la primera novela del oeste gallega, La muerte de Frank González.
Alfredo Conde se da a conocer con obras como Breixo, encontrándose entre su producción Como el Grifón en el viento, que ganó el Premio Nadal.
El tercero de los autores, Xavier Alcalá, se da a conocer en el panorama literario gallego con una obra que ofrece una visión retrospectiva de la infancia y la juventud de su generación, Nuestra gris.
La década de 1980 ve el surgimiento de una nueva generación de escritores conocida como la «Generación de los 80». Algunos alcanzan un papel muy importante en la escena literaria gallega, como Manuel Rivas o Suso de Toro.
Suso de Toro se caracteriza por el cultivo de lo que se conoce como «realismo sucio», que en vez de hacer un retrato positivo de la sociedad, se dedica a retratar la parte más oscura en sus obras como Polaroid y Land Rover.
Manuel Rivas, autor de varios libros de cuentos como Un millón de vacas, también escribe obras narrativas como Todo es silencio o El lápiz del carpintero.
En Xosé Luís Méndez Ferrín destaca la exploración de la psicología del ser humano, que siempre funciona como un escape.
Darío Xohán Cabana es autor de tres obras de carácter histórico.
La última década del siglo representa la incorporación a la escena literaria de autores como Xosé Carlos Caneiro, uno de los nuevos valores de la narrativa gallega, ganador de dos de los premios más importantes de Galicia, el Premio Blanco Amor y el Premio Xerais, con la obra Ensaio sobre a cegueira. También forman parte de la «Generación de los 90» narradores como Ramón Caride (Sueños eléctricos) o Marilar Aleixandre.