Narrativa hasta 1939

1. La prosa del Noventa y Ocho

Tanto en la prosa como en la poesía se comprueba la progresiva crisis del Realismo. Destaca la prosa impresionista, dominada por la imprecisión, la pincelada rápida y la tendencia a lo inconcluso, además de temas como la preocupación por España, el pesimismo y los personajes insatisfechos y cargados de voluntad de acción (por la influencia de la filosofía de Nietzsche), temas tratados por los autores de la Generación del 98:

• Azorín: muestra un predominio de lo descriptivo y lo discursivo, y una anulación de la acción narrativa. Escribió, entre otras, Antonio Azorín.
• Miguel de Unamuno: Las novelas de Unamuno son un juego intelectual. Otros rasgos son la concentración de la acción y la ausencia de descripciones, salvo las de carácter simbólico. Su novela más importante es Niebla.
• Pío Baroja: se preocupa por el dolor humano desde una perspectiva pesimista. Sus personajes son inadaptados, como Andrés Hurtado en El árbol de la ciencia.
• Valle-Inclán: Podemos distinguir tres períodos:
  1. Etapa modernista, en la que produce la prosa más brillante del Modernismo español. Las obras más importantes del período son las cuatro Sonatas.
  2. Etapa del primitivismo, en la que escribe La trilogía de la Guerra Carlista. La violencia, la crueldad, la barbarie, la destrucción… son rasgos comunes a estas novelas.
  3. Etapa de los esperpentos, que supone un importante giro hacia la deformación y lo grotesco. Escribe Tirano Banderas.

2. La prosa en el Novecentismo

Suponen una superación de los patrones o esquemas narrativos anteriores, aunque cada uno por un camino distinto: el lirismo (Gabriel Miró), la ironía o el humor (Ramón Gómez de la Serna), el intelectualismo (Pérez de Ayala) o la deshumanización.

• Gabriel Miró: Son la representación de un mundo nebuloso, casi desaparecido, que el autor pretende rescatar (El obispo leproso).
• Pérez de Ayala: Sus primeras novelas tienen un marcado carácter autobiográfico. Relatan la crisis de la conciencia individual (A.M.D.G.). En los años veinte escribe novelas intelectuales (Luna de miel, luna de hiel).
• Ramón Gómez de la Serna: Las greguerías son el eje de su extensa obra. Se trata de juegos de lenguaje que combinan humor y metáforas. Defiende la novela de lo inverosímil y fantasmagórico, y destaca el erotismo como tema recurrente y hasta obsesivo de sus novelas.

Narrativa 40-70

1. Introducción

En 1939, el panorama cultural es desolador: muchos autores se han exiliado y la literatura se encuentra determinada por la presión de la censura. Como consecuencia de las razones expuestas, la novela española en la década de los 40 debe, prácticamente, comenzar de nuevo.

2. La novela existencial-tremendista

Las dos tendencias más destacadas del período son:

• Tremendismo: Tendencia empezada por Camilo José Cela. Son novelas que presentan un mundo rural de trágicos conflictos, con personajes de bajos instintos y taras físicas o psíquicas, empleados para apoyar posturas moralistas.
• Novela existencial: Se inicia con la novela Nada de Carmen Laforet, y es continuada por Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada. Las novelas de este período girarán en torno a la amargura de las vidas cotidianas, la soledad, la inadaptación, la muerte y la frustración.

3. Segunda promoción. El realismo social

En los años cincuenta se produce un gran auge en la novela y surgirán novelas en las que se denuncia la pobreza y la injusticia (realismo social). Los autores han sido llamados Generación del medio siglo y se proponen dar testimonio de la realidad histórica y social en una doble vía:

• Realismo crítico: El novelista no acepta la realidad tal como es y pretende explicarla y denunciarla.
• Realismo objetivista: El novelista se comporta como un observador de la realidad sin tomar partido ante ella.

4. Novela experimental. Tercera promoción

Durante la década de los sesenta se detecta un cierto agotamiento del realismo social y una clara evolución hacia la experimentación y la renovación.

• Los autores españoles se dejan influir por los autores europeos y americanos.
• Las novelas pasan a ser más complejas y experimentales.
• Ya no se pretende solo denunciar la situación social, sino que también se persigue la experimentación de nuevas formas y elementos, como el perspectivismo argumental, el monólogo interior o los continuos saltos hacia atrás o hacia adelante en el argumento. Dos novelas son consideradas los modelos de las nuevas tendencias: Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos y Señas de identidad de Juan Goytisolo.