Portada » Español » Panorama de la Literatura Mexicana: Desde la Época Prehispánica hasta el Siglo XX
La literatura náhuatl abarcaba todos los aspectos de la vida, pues tenía como fin retener de memoria todo el saber acumulado por las generaciones anteriores, tanto ideas religiosas, mitos, rituales, adivinaciones, como cuestiones de medicina, historia y derecho; además comprendía una gran parte de oratoria, de poesía épica y lírica. La prosa era utilizada para la elaboración de discursos didácticos, narraciones míticas y relatos históricos; y el verso, para los poemas religiosos o profanos.
El nombre mismo del poeta, cuicani, que significa «el cantor», indica que poema y canto eran sinónimos, ya que el poema siempre debía ser cantado o recitado acompañado de instrumentos musicales. El teocuicatl, canto divino o himno, su estilo está sobrecargado de alusiones esotéricas y metáforas; trataban temas religiosos y no sólo debían ser cantados sino también representados.
El Popol Vuh o Libro del Consejo, correspondiente al pueblo quiché, es una obra narrativa que contiene el concepto de origen para aquella cultura y en la que intervienen seres sobrenaturales, bestias y fuerzas cósmicas.
También dejaron testimonios en teatro con el Rabinal Achí y el Chilam Balam.
En 1521 fue conquistado el imperio azteca por las fuerzas españolas de Hernán Cortés.
Algunos autores destacados de la época son:
Durante el siglo XIX, la literatura mexicana buscó definir sus características propias, buscando la originalidad y diferenciándose de otras literaturas escritas en español.
Durante el siglo XIX hubo tres grandes corrientes literarias: el romanticismo, el realismo-naturalismo y el modernismo.
Romanticismo: Los escritores románticos se agruparon en torno a dos asociaciones, la Academia de Letrán, fundada en 1836 (José María Lacunza, Guillermo Prieto, Manuel Carpio, Andrés Quintana Roo, José Joaquín Pesado, Ignacio Rodríguez Galván, Ignacio Ramírez), y el Liceo Hidalgo, fundado en 1850 (Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Acuña, Manuel M. Flores).
Realismo y Naturalismo: Durante el auge del positivismo el gusto estético cambió. Entre los escritores mexicanos realistas y naturalistas tenemos a Luis G. Inclán, Rafael Delgado, Emilio Rabasa, José Tomás de Cuellar, Federico Gamboa y Ángel de Campo.
Modernismo: El modernismo fue una revolución literaria originaria de América Latina que trajo consigo numerosas innovaciones métricas y de rima, resurgimiento de formas en desuso y, principalmente, hallazgos simbólicos. Entre 1895 y 1910 México se volvió un núcleo de actividad modernista. Entre los escritores modernistas mexicanos tenemos a Gutiérrez Nájera, González Martínez, Díaz Mirón y Amado Nervo.
El teatro precolonial en México se enfocaba más en presentar música y danza que en la representación de textos dramáticos. Un ejemplo es el texto dramático maya llamado Rabinal Achí, que plantea la pelea entre dos guerreros divinos. Se requería música, vestuario especial y una forma primitiva de actuación para llevarse a cabo.
Durante la época colonial, el teatro se utilizó como una herramienta para la evangelización. Se presentaban obras que representaban la vida de Jesucristo, su Pasión y su Muerte. Muchas de las lecturas halladas en el Nuevo Testamento, como las conocidas «pastorelas», se adaptaban para ser representadas.
Sor Juana Inés de la Cruz es considerada una de las primeras defensoras de los derechos de la mujer en México. Los empeños de una casa y El cetro de José y el divino Narciso son dos de sus obras con tintes teatrales más memorables.
Durante los siglos XVIII y XIX sobresalieron autores románticos como Fernando Calderón y Manuel Eduardo de Gorostiza. Por estas épocas se creó en México el concepto de «zarzuela», y muchas obras prosiguieron bajo ese estándar. Se convirtió en una de las formas de teatro más populares de entonces.
La zarzuela tenía tintes españoles, pero la mayor parte de las veces trataba sobre temas mexicanos. José F. Elizondo creó la zarzuela Chin-Chun-Chan, en el año de 1904, que se convertiría en la primera obra presentada en México en alcanzar las 1000 representaciones. Dos años antes, en 1902, se había formado la Sociedad de Autores Dramáticos. En 1925 se formó la Unión de Autores Dramáticos, con Manuel Díaz Barroso como titular. Otras agrupaciones teatrales importantes fueron «Véncete a Ti Mismo», «El Grupo de los Siete Autores» y «Teatro de Orientación».
Para 1950, el teatro universitario se convirtió en una realidad, gracias a nombres como Villaurrutia, Novo, Usigli y Gorostiza. Obras como Corona de sombra, Medio tono y El gesticulador son representativas de esta época.
Otros nombres importantes de esta época son: Luisa Josefina Hernández, Héctor Mendoza, Sergio Magaña, Luis de Tavira, Julio Castillo, Juan José Gurrola, Luis Basurto, Héctor Azar y Vicente Leñero.