Portada » Español » Panorama de la Literatura Española de Posguerra: Poesía y Teatro
Al final de la Guerra Civil, la cultura presentaba un panorama desolador. La mayoría de los intelectuales eran difíciles de agrupar en corrientes o tendencias, por lo que el estudio de su poesía se desarrolla por décadas.
En los años 40, se distinguen dos corrientes poéticas:
En los años 50, un grupo de poetas que habían militado en la poesía desarraigada comenzó a escribir poesía social. Estos poetas escriben con un lenguaje fácil de entender porque quieren llegar a la inmensa mayoría. Denuncian los males de la sociedad y lo hacen de un modo realista. Destacan Blas de Otero (Pido la paz y la palabra) y Gabriel Celaya (Cantos íberos).
En los años sesenta, ante el agotamiento de la poesía social, surge la generación del 50 formada por autores como Ángel González (Áspero mundo), José Agustín Goytisolo (Palabras para Julia), Gloria Fuertes (La oca loca), entre otros. Los autores de esta generación crean una poesía ligada a la experiencia personal y hay gran presencia de lo íntimo, del gusto por el recuerdo y de la expresión de la subjetividad.
En los años setenta, surge la generación del 68 (novísimos). Sus autores tienen una gran influencia de autores extranjeros, tienden al verso libre, experimentan con el lenguaje y tratan los motivos de la sociedad de consumo, aunque el tema reiterado es la poesía misma como texto autosuficiente. A esta generación pertenecen autores como Pere Gimferrer (Arde el mar) o Guillermo Carnero (Dibujo de la muerte).
Desde 1975, encontramos diferentes corrientes poéticas entre las que destaca la poesía de la experiencia con Luis García Montero (Habitaciones separadas), que se caracteriza por tratar temas cotidianos y amorosos, y por la utilización de un lenguaje sencillo y un tono irónico. Además, aparecen otras tendencias como la poesía del silencio (textos breves de gran profundidad filosófica), el neorromanticismo (Antonio Colinas) y el neosurrealismo (Luisa Castro).
En cuanto al teatro, en los años cuarenta surge un teatro burgués continuista con la comedia benaventina y caracterizado por la defensa de los valores tradicionales, con autores como Luca de Tena (¿Dónde vas, Alfonso XII?). Por otro lado, se desarrolla el teatro humorístico, que de la mano de Miguel Mihura (Tres sombreros de copa) y Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro), renueva el teatro con grandes dosis de absurdo y cierta crítica a la moral burguesa.
El teatro de los 50 se trata de un teatro de protesta y denuncia, en el que surgieron dos posturas antagónicas:
A finales de los 50 se da a conocer un grupo de autores realistas que se proponen reflejar críticamente la realidad social española, crean un teatro popular con recursos propios del esperpento y la farsa. Una obra característica de esta época es Noviembre y un poco de yerba de Antonio Gala.
Los años 70 vienen marcados por el experimentalismo, con influencias de las vanguardias europeas y americana. Los autores más destacados son Francisco Nieva (La carroza de plomo candente) y Fernando Arrabal (Pic-nic).
A partir de 1975, con la desaparición de la censura, el teatro se vuelca en la representación de autores prohibidos y se crean instituciones como la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
En los 80 se produce un regreso a un teatro de la palabra, donde se abordan temas de actualidad. Se trata de un teatro de autor donde destacan José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro), Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano). A finales de los 80 surgen grupos teatrales independientes que cosecharon grandes éxitos en el teatro comercial como Els Joglars.
En los dramaturgos de esta etapa se combina su inquietud innovadora, se aprecian varias tendencias: desde un teatro de marcado signo intelectual y reflexivo (Juan Mayorga) a un teatro más narrativo (García May), pasando por un teatro vanguardista (Rodrigo García) o con lenguaje poético (Itziar Pascual). Triunfa el microteatro, las adaptaciones protagonizadas por actores famosos y obras comerciales, pero también hay autores que estrenan obras innovadoras ante un reducido número de espectadores.