Portada » Geografía » Paisaje agrario de litoral en andalucia
tema15: -Las políticas de localización industrial. Es habitual en la mayoría de las administraciones públicas crear estímulos para que las empresas se asienten en determinados lugares, con la intención de superar diversos desequilibrios económicos, demográficos o sociales, a través de la dotación de infraestructuras, creación de suelo industrial, incentivos fiscales, etc. En España, estas políticas de localización industrial fueron especialmente importantes en los años sesenta y principios de los setenta, cuando se desarrolló la política de los polos de desarrollo. Esta política llevaba consigo la adopción de una serie de medidas encaminadas a frenar los procesos de aglomeración que se habían estado dando durante los años de desarrollo industrial y favorecer la difusión del sector secundario en otras áreas menos favorecidas. Pronto, esta política influyó notablemente en el desarrollo de varias ciudades españolas como Vitoria, Zaragoza, Valladolid, Burgos y Huelva, entre otras, provocando una consecuencia positiva, la atenuación de los fuertes desequilibrios espaciales nacionales, y otra negativa, el paradójico aumento de los desequilibrios en los sistemas provinciales, al potenciar las capitales en detrimento de otras ciudades menores de la propia provincia. -Los efectos de la capitalidad y de las reformas político-administrativas. La descentralización político-administrativa contemplada en la Constitución Española ha supuesto una concentración de funciones administrativas en las correspondientes capitales autonómicas. Estas capitales se establecieron, en la mayoría de los casos, en ciudades ya importantes en sus respectivos subsistemas, normalmente capitales de provincia, reforzando el carácter monocéntrico de ciertos subsistemas regionales como Cataluña, Aragón, Valencia y Andalucía. Sin embargo, en algunas comunidades en las que existía una clara bipolaridad, tanto demográfica como funcional, se ha establecido la capital autonómica en una tercera ciudad, de menor tamaño, lo que supone un elemento decisivo y positivo para establecer un equilibrio en diversos subsistemas urbanos regionales.El paisaje agrario del interior peninsular: Comprende ambas mesetas y la depresión del Ebro. El medio físico presenta un relieve llano, de elevada altitud media, y un clima mediterráneo continentalizado.
La estructura agraria se caracteriza por los rasgos siguientes: población agraria escasa y envejecida, poblamiento concentrado en pueblos y explotaciones de diverso tamaño, predominando el minifundio en el Valle del Duero y en los regadíos del Ebro, y las grandes propiedades en muchos secanos castellanos, aragoneses y extremeños. Los usos del suelo son agrícolas, ganaderos y forestales. En la agricultura encontramos grandes diferencias entre las áreas de secano y las de regadío. El secano domina en los páramos y campiñas meseteñas y en las áreas no regadas del valle del Ebro. Practica una agricultura extensiva en campos abiertos, protagonizada por la trilogía mediterránea. Hasta época reciente, el trigo era el cereal más abundante rotando con barbecho o con leguminosas, al ser el pan la base de la alimentación en la mayoría de las regiones. El cambio en los hábitos alimentarios, al mejorar el nivel de vida y el paralelo desarrollo ganadero, hace que esa hegemonía haya pasado ahora a la cebada, destinada a la fabricación de piensos para el ganado, sobre todo en las comarcas castellanas. El barbecho completo se ha reemplazado por el medio barbecho, que utiliza el girasol como cultivo de descanso, o ha desaparecido gracias al uso de abonos químicos. En Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura tienen más importancia el olivar y el viñedo. Este último es especialmente destacable en La Rioja y Navarra, por su calidad y extensión. El regadío permite una agricultura más intensiva y presenta una producción diversificada: cultivos industriales, forrajes para la alimentación del ganado como la alfalfa o el maíz, y frutas y hortalizas, que son la base de una destacada industria conservera en las tierras riojanas, navarras y aragonesas del Valle del Ebro.La ganadería se presenta en dos modalidades: de un lado, en los secanos castellanos y de la depresión del Ebro se mantiene una importante ganadería ovina, que pasta en los rastrojos.
De otro lado, en las penillanuras occidentales tienen una gran importancia las dehesas, aclarados de bosques de encinas y alcornoques en los que se desarrolla una explotación mixta agroganadera y forestal. La dehesa tradicional tenía una orientación principalmente ganadera: sus pastos alimentaban a los rebaños de ovino y porcino; parte de sus tierras se cultivaban en largas rotaciones para proporcionar alimentos y rastrojos al ganado durante la larga sequía estival, y el fruto de las encinas y de los alcornoques se usaba en la etapa final de ceba del cerdo. En la actualidad, junto al mantenimiento del sistema tradicional, se han introducido cambios. Entre ellos, una mayor orientación al ganado vacuno,la dedicación a la agricultura de algunas dehesas con suelos más fértiles y la reconversión hacia otros usos, como la caza. El paisaje agrario mediterráneo: Comprende el litoral y prelitoral mediterráneo, el Valle del Guadalquivir y las Islas Baleares. El medio físico abarca relieves accidentados, llanos y suaves campiñas y su clima es el mediterráneo de influencia marítima. Su estructura agraria se caracteriza por una población tradicionalmente numerosa pero hoy reducida, un poblamiento disperso con tendencia a la concentración, excepto en las huertas litorales, y explotaciones de tamaño variable, predominando el minifundio en las zonas de regadío. En las zonas de secano las explotaciones son pequeñas y medianas en Valencia y Murcia, medianas en Cataluña y grandes en Andalucía occidental. Los usos del suelo son predominantemente agrícolas, presentando grandes diferencias entre las áreas de secano y las de regadío. Los cultivos de secano se extienden por las campiñas del valle del Guadalquivir, las zonas prelitorales montañosas o accidentadas y el interior mallorquín. Están ocupados por cereales, vid, olivo y almendros. Los cultivos de regadío se extienden por la llanura litoral y los deltas de los principales ríos mediterráneos, junto a algunas laderas próximas que, históricamente, fueron preparadas para el uso agrícola mediante la construcción de bancales.Parte de esos regadíos tienen una historia de siglos, pero dos tercios del total han surgido en los últimos 50 años, exigiendo importantes obras de infraestructura: construcción de embalses, canales y acequias, trasvases, perforación de pozos o construcción de plantas desaladoras de agua marina
Parte de esos regadíos tienen una historia de siglos, pero dos tercios del total han surgido en los últimos 50 años, exigiendo importantes obras de infraestructura: construcción de embalses, canales y acequias, trasvases, perforación de pozos o construcción de plantas desaladoras de agua marina. El auge del regadío se ve favorecido, entre otros factores, por unas temperaturas suaves, elevada insolación, la protección del relieve, la existencia de suelos apropiados y una importante demanda internacional. Se dedican a la horticultura temprana al aire libre, a la horticultura bajo plástico, a la fruticultura mediterránea y a los frutos tropicales en las hoyas de Málaga y Granada, gracias a la excepcional suavidad de los inviernos. La ganadería bovina y porcina predomina en Cataluña estimulada por la demanda urbana; la ovina, en los secanos, y las reses bravas, en la campiña del Guadalquivir. La explotación forestal tiene escasa significación, excepto en Huelva, donde hay grandes extensiones de eucalipto. -El paisaje agrario de montaña: Presenta un medio físico de condiciones extremas: relieve de elevada altitud y fuertes pendientes, y clima frío y de precipitaciones abundantes. La estructura agraria presenta los siguientes rasgos: muy bajas densidades de población, con una fuerte tendencia emigratoria, poblamiento disperso con tendencia a concentrarse en los valles; explotaciones muy diferentes, coexistiendo pequeñas explotaciones privadas con montes y praderas comunales; los usos del suelo están escalonados en función de las variaciones climáticas: agricultura en el fondo de los valles, explotación forestal en los bosques de las vertientes y ganadería en los matorrales y pastos de las cumbres. La agricultura, en las montañas del norte peninsular, se desarrolla en los fondos de los valles y se centra en los cultivos de huerta. En las montañas más térmicas del Levante y el sur, algunos cultivos, como almendros y olivos, ascienden por las vertientes en terrazas. La ganadería es extensiva y, en las montañas del norte peninsular es bovina y ovina y pasta en los claros de los bosques y en los matorrales y praderas de las cumbres. En la montaña mediterránea, donde suele faltar el piso supraforestal de pastos, domina la ganadería ovina, que practica una trashumancia local entre el valle y la cima.
La explotación forestal es mayor en las montañas del norte. Se centra en el aprovechamiento de leña y de la madera de especies como el eucalipto, el castaño o el pino. -El paisaje agrario de Canarias: El medio físico se caracteriza por un relieve volcánico accidentado y un clima cálido todo el año, con precipitaciones escasas en las zonas bajas. La estructura agraria se caracteriza por: una población agraria en retroceso por la atracción que ejerce sobre ella la actividad turística; poblamiento disperso constituido por pequeñas agrupaciones de casas y aldeas diseminadas; unos usos agrarios del suelo escasos y principalmente agrícolas. La agricultura comprende diversas modalidades: en las áreas litorales regadas predomina el monocultivo orientado a la exportación, los cultivos bajo plástico y plantaciones tropicales. El regadío ha permitido disminuir la superficie de cultivo manteniendo, e incluso aumentando la producción, pero en la actualidad esa es la principal dificultad para su expansión, ya que los recursos acuíferos son limitados. En las zonas medias y altas del interior de las islas destaca la agricultura tradicional de secano, orientada sobre todo al consumo interno, y basada en el cultivo de la vid y la patata. La ganadería ovina y caprina es escasa, y está asociada a la agricultura de secano de las áreas de interior en las islas más grandes. La explotación forestal ha aprovechado la madera de los pinares y del fayal brezal y la laurisilva para el carboneo, la construcción y los soportes de los cultivos.