Portada » Filosofía » Ortega y Gasset: Filosofía de la Vida y el Conocimiento
– De Nietzsche (vitalismo) toma la idea de una realidad dinámica consistente en relaciones (no en “cosas”), cuyo conocimiento sólo puede darse en perspectivas, recoge también la idea presocrática de realidad como transformación constante. Se ha discutido mucho sobre la originalidad del pensamiento de Ortega y Gasset. Lo que es cierto es que aunque Ortega recoge temas del vitalismo, existencialismo… no puede ser catalogado dentro de ninguno de estos movimientos filosóficos.
La filosofía aspira al conocimiento del todo, de todo cuanto hay, la realidad en su conjunto. El todo como tal es la realidad radical, no es ni el yo ni el mundo, sino la vida que es dinámica no estática e incluye al yo y a las cosas. El dato radical del universo es la coexistencia del yo con el mundo: la vida. La filosofía ha de convertirse, para Ortega, en reflexión sobre la vida, la propia vida.
El realismo sostiene que existen las cosas independientemente del yo; por el contrario, el idealismo (Descartes, por ejemplo) afirma que lo que existe independientemente de las cosas es el yo y sus ideas. La tesis de Ortega es que ni las cosas existen independientemente del yo ni el yo existe independientemente de las cosas, sino que la realidad radical (la realidad en la que se dan tanto el yo como las cosas) es la vida, es decir, el quehacer del yo con las cosas. Tanto las cosas como el yo están en interdependencia y coexistencia en el vivir. El mundo no existe sin una conciencia que lo piense y el pensamiento no existe si no es pensamiento de algo.
La vida no es algo abstracto, es la vida concreta e individual de cada uno. La vida es el ser humano individual, la vida concreta de cada uno, algo que cada uno tiene que vivir y desde sí, en soledad. La vida es única, singular, concreta. Esta vida humana individual está por hacer. El ser humano no está definido a priori, sino que es lo que decide ser, lo que él mismo hace con su vida. La vida hay que hacerla, es quehacer, y, por ello, el hombre necesita un proyecto vital. La vida es un proyecto, está siempre por hacer, por eso es problemática. Vivir es tener que estar eligiendo entre las posibilidades que nos son dadas. Vivir es encontrarse en el mundo haciendo algo con las cosas. La vida es un quehacer. Lo que elijo ser, lo elijo proyectándolo hacia el futuro. La vida es, por consiguiente, proyecto abierto al futuro, anticipación, futuración.
La realidad radical, aquella en la que echan raíces tanto el yo como las cosas, es la vida. Este es el sentido de la expresión “yo soy yo y mis circunstancias”. La vida es la convivencia del yo con las circunstancias, es decir, con todo lo que no es yo y lo que el yo se encuentra (su cuerpo, rasgos de su temperamento, la sociedad, los demás, las creencias, las cosas). La vida es lo que hago y lo que me pasa, es decir, lo que me sucede en mi circunstancia y sin elegirlo y aquello que hago en respuesta a lo que me pasa, lo que elijo. Teniendo en cuenta estos aspectos de la vida, queda claro que no puede pensarse ésta como una sustancia, puesto que es temporal, histórica, un drama que acontece al hombre, un argumento.
El ser humano no es primariamente un ser cognoscente. La realidad radical es la vida y en ella se da el conocimiento: conocer es una de las cosas que el hombre hace. La razón por la que el hombre hace eso que se llama conocer es que la vida es problemática. La vida es inseguridad y necesitamos saber a qué atenernos para poder vivir. El conocimiento es, pues, lo que el hombre hace para superar la incertidumbre y así orientarse. Los seres humanos tenemos certidumbres parciales sobre ciertos asuntos y muchas veces contradictorias, pero lo que necesitamos es una certidumbre radical, absoluta, autónoma y universal. Al hombre le hace falta para vivir una certidumbre primera en la que se fundamentan las demás, probada independientemente de todo dato ajeno a la razón y sobre la totalidad. Pues bien, la filosofía es el quehacer del hombre que se encuentra perdido y desorientado, un quehacer que busca alcanzar la certidumbre radical que le permita saber a qué atenerse.
La realidad siempre es contemplada desde el punto de vista o perspectiva que cada uno ocupa. Una realidad vista y vivida desde ninguna perspectiva es un concepto absurdo. Por tanto, cada vida es un punto de vista único del universo. Esta teoría sobre la verdad no niega que exista la verdad absoluta pero afirma que ésta sería la contemplación que superara todas las perspectivas. Cada vida, cada persona tiene una perspectiva sobre el mundo. Cada individuo constituye un punto de vista esencial y es yuxtaponiendo todas estas visiones parciales como se lograría tejer una verdad absoluta. Cada sujeto solamente alcanza una parte de la realidad, no la totalidad, y, por ello, nadie posee la verdad absoluta; sin embargo, no por eso se está en el error. Sólo desde la perspectiva es posible conocer la realidad. Todas las perspectivas son igualmente verdaderas y, organizadas, constituyen la realidad total. La verdad es individual e histórica. La perspectiva que es la vida de cada cual es también la cultura a la que pertenece, el sistema de creencias en el que nos movemos, vivimos y somos. Las creencias son ese fondo común, no siempre explícito, en el que el ser humano vive su vida, son la perspectiva desde la que mira el mundo.
El racionalismo ha cometido el error de sustituir la vida por una razón pura. La realidad radical, es decir, la realidad en la que arraigan todas las cosas, es la vida: tanto el yo como las cosas aparecen en la vida. Ahora bien, la vida es temporal y cambiante. Por tanto, la razón pura no sirve para conocer la vida. El error del racionalismo ha conducido al irracionalismo (la razón no es una fuente válida de conocimiento) y al vitalismo extremo (afirmación de la vida contra la razón). Ortega sostiene un raciovitalismo cuyo concepto central es la razón vital. Según él, la razón pura ha de ser reemplazada por la razón vital. No hay que identificar razón y razón pura, porque la razón matemática es solamente una forma de razón y por encima de ella se encuentra la razón vital. La razón es la función de la vida, es la vida dando razón de sí misma y comprendiéndose. Sólo la razón vital, es decir, la vida dando cuenta de sí misma, puede conocer la vida. Ortega entiende que el Racionalismo, al pretender la verdad, abandona la vida, y que el Vitalismo, al preferir la movilidad de la existencia, renuncia a la verdad e impone el relativismo. En consecuencia, ambos por igual mutilan la realidad. El raciovitalismo establece que razón y vida son dos términos que no pueden entenderse adecuadamente sino en interconexión. La razón es necesaria para vivir, para resolver este problema que es vivir, pero no tiene carácter universal puesto que la vida es particular y es una perspectiva de la realidad.
dentro de: conocimiento ortega: La razón histórica y el concepto de generación.
La vida es temporal e histórica, porque el pasado es una circunstancia del presente. Todo hombre es heredero del pasado, de una serie de experiencias pasadas que condicionan su vida. Por tanto, la razón vital ha de ser una razón histórica. La razón pura del racionalismo y las ciencias piensan cosas, sustancias permanentes, esencias eternas y universales. Por consiguiente, no sirve para pensar y comprender la temporalidad, historicidad y singularidad de cada vida. Es necesaria una razón histórica y vital que comprenda la vida. El carácter histórico del ser humano se concreta en el concepto de generación. En cada época hay un conjunto de creencias y de ideas que son vividas por grupos de personas que las encarnan con distinta sensibilidad y fuerza. Se forman, así, grupos coetáneos capaces de inducir un cambio de sensibilidad respecto a las ideas dominantes en una determinada época. Cada generación e tienen una sensibilidad común. Una generación requiere dos características: tener la misma edad y contacto vital. Las generaciones nacen y se suceden unas a otras de tal modo que cada generación nueva lleva en sí formas de existencia de la generación anterior, junto a formas de existencia nuevas. Esta sucesión hace que unas generaciones se distingan de otras por su carácter en cuanto que traten de conservar lo recibido o sobrepasarlo; es decir, pueden tener un carácter más conservador o más progresivo, lo que da lugar a épocas acumulativas y a épocas polémicas. La propia existencia vital se explica por esta teoría de las generaciones
sociedad:
Sociedad
En La Rebelión de las masas (1927) hace una descripción crítica de la sociedad europea de principios del s. XX. Ante el fascismo y el bolchevismo que avanzaban por Europa, ve necesario que el ser humano esté realmente a la altura de los tiempos para evitar la barbarie, que conozca su historia, que valore el esfuerzo de las personas del pasado que lucharon para tener lo que él tiene y goza.
Considera que en su sociedad hay dos tipos de personas: a) minorías selectas: personas nobles, aristócratas que se esfuerzan por contribuir a la historia. Dirigen a las masa; a) Masa: la mayoría de la población que es dirigida, que no se valora a sí misma, sino que se siente como todo el mundo, se siente a salvo al sentirse idéntico a los demás. Esta es la heredera malcriada de otros tiempos, que goza de lo que tiene sin esfuerzo, opina de todo sin saber.