Portada » Geología » Orogénesis y Vulcanismo Intraplaca: Formación de Montañas y Fenómenos Geológicos
La orogénesis es el proceso geológico mediante el cual se forman las cordilleras. Un orógeno es una cordillera en formación o ya formada, como los Pirineos, los Andes o el Himalaya. Existen tres tipos principales de orógenos:
En este tipo de orógeno, la litosfera oceánica subduce bajo la litosfera continental. También se denomina borde continental activo. Ejemplos de este tipo incluyen la Sierra Madre y los Andes. El acoplamiento que se produce entre las placas dificulta la subducción de los sedimentos, que se acumulan y originan el complejo subductivo. Las rocas se pliegan y fracturan al ser comprimidas. El calor generado por la fricción entre las dos placas y la presencia de agua en la litosfera oceánica favorecen la fusión parcial de las rocas. El magma resultante asciende debido a su menor densidad. Una parte alcanza la superficie y origina erupciones volcánicas, mientras que el resto se solidifica en el interior de la corteza terrestre, contribuyendo a su engrosamiento.
Aquí, la litosfera oceánica subduce de manera espontánea bajo otra litosfera oceánica. Ejemplos notables son las Islas Marianas, Filipinas y Japón. Estos orógenos suelen estar sumergidos. El acoplamiento entre las dos placas permite la subducción de los sedimentos oceánicos. La fosa oceánica es muy profunda y la actividad volcánica origina un arco de islas. Entre el arco de islas y el continente queda una pequeña cuenca oceánica denominada cuenca marginal.
Este tipo de orógeno se caracteriza por la convergencia de litosferas continentales, que termina provocando la colisión de dos continentes, como en los Alpes y el Himalaya. La litosfera oceánica subduce bajo el borde de un continente, pero en este caso, la placa que subduce posee un tramo oceánico y otro continental. A medida que avanza la subducción, los dos continentes se aproximan y la cuenca oceánica se cierra. Tras la colisión, se produce la incrustación y el cabalgamiento de un continente sobre otro, como en el caso del Tíbet.
El vulcanismo intraplaca se localiza en zonas alejadas de los bordes de las placas. Puede ser de dos tipos:
En la capa D del manto terrestre se originan columnas ascendentes de rocas a elevadas temperaturas. El magma generado puede perforar la litosfera como un soplete. Un punto caliente es la manifestación en superficie de un penacho térmico. El mayor grosor de la litosfera continental dificulta la perforación, lo que explica que la mayoría de la actividad volcánica intraplaca se localice en la litosfera oceánica. Los penachos térmicos que alimentan los puntos calientes parecen mantener su posición. Al desplazarse la placa situada encima, cambia el lugar de la litosfera que es perforado. Así se forman rosarios de islas como Hawái, Islandia, el Parque Nacional de Yellowstone y las Islas de Cabo Verde.
La formación de fracturas en la litosfera puede reducir la presión que soportan los materiales situados en su base. Esta descompresión favorece la formación de magmas, como en las Islas Cook y las Azores. Además de islas, el vulcanismo intraplaca puede originar montes submarinos con forma cónica (guyots), mesetas oceánicas (como en las Galápagos) y dorsales asísmicas.
Las Islas Canarias son el resultado de un magmatismo intraplaca. Existen tres hipótesis principales sobre su origen:
A favor de esta interpretación está la disposición aproximadamente lineal de las islas y la edad de los episodios magmáticos, más antiguos en el este (Lanzarote) y más modernos en el oeste. Sin embargo, la actividad volcánica reciente no se limita a un extremo del archipiélago, sino que se da en los dos extremos y en el centro. Además, en la mayoría de las islas se han producido interrupciones en la actividad volcánica de varios millones de años, lo cual es difícil de explicar en un punto caliente.
Según la hipótesis de la fractura propagante, las Canarias están situadas sobre una zona de fractura conectada con la cordillera del Atlas, de la que constituyen una prolongación. A lo largo de su historia, han experimentado sucesivas fases de compresión y distensión. La descompresión facilita la formación de magmas y la actividad volcánica.
La compresión ejercida por la dorsal atlántica contra el borde continental africano provoca la formación de fallas inversas que elevan los bloques insulares. Cada una de estas propuestas explica algunos datos, pero no todos.
Se han propuesto dos teorías principales para explicar la división continental:
Comienza con la formación de una corriente ascendente de materiales del manto a elevada temperatura que alcanza la litosfera, la arquea y origina un domo térmico. La litosfera se adelgaza, se fractura y se produce el hundimiento de la zona central de la bóveda, formando un rift continental. La separación de los bordes continentales y la inyección continuada de diques basálticos formarán litosfera oceánica. Este proceso se conoce como extensión oceánica.
Comienza con el estiramiento de la litosfera, que provoca la formación de fracturas de tensión, originando un rift continental. La descompresión bajo el rift favorece la fusión de materiales del manto, que se inyectarán formando diques basálticos a medida que se separan los dos fragmentos continentales. Esto genera litosfera oceánica, dando lugar a la extensión oceánica.