Portada » Arte » Obras Maestras del Arte: Catedral de Santiago, Doríforo y Partenón
Situada en Santiago de Compostela, Galicia, la Catedral de Santiago es una obra maestra del arte románico. Su construcción, iniciada hacia 1075, involucró a figuras como Bernardo el Viejo, Roberto y Esteban. Considerada la obra románica de mayor envergadura en España, su fabricación duró un siglo y posteriormente fue remodelada en la época barroca.
Con planta de cruz latina, la catedral presenta tres naves, prolongándose las laterales en los brazos del transepto, y una espaciosa girola con absidiolos radiales. La altísima nave central está cubierta con bóveda de cañón reforzada por arcos fajones, mientras que las laterales presentan bóveda de arista. La separación entre las naves se realiza mediante arcos de medio punto apoyados en pilares compuestos.
Sobre las naves laterales se encuentra la tribuna, característica de las iglesias de peregrinación. Si bien carece de claristorio, recibe luz a través de las ventanas exteriores de la tribuna. Una peculiaridad de la catedral reside en la solución para cubrir la girola circular: las aristas se diseñaron curvas y ensanchadas hacia el exterior.
Originalmente, la catedral contaba con tres grandes portadas: la principal a los pies y las otras dos en los brazos del transepto. Construida para albergar las reliquias del apóstol Santiago, que descansa en la cripta, este edificio es la meta final del Camino de Santiago. Considerada la obra cumbre del románico español, destaca por sus grandes dimensiones y su compleja cabecera.
El Doríforo, obra maestra de Policleto, es la representación más emblemática de la escultura griega clásica del siglo VI a. C. Esta escultura de bulto redondo, originalmente en bronce aunque la versión analizada es en mármol, clarifica el concepto de naturalismo al imitar la realidad: un atleta con un brazo recto y otro levemente flexionado, puño cerrado, preparándose para lanzar una lanza.
La obra refleja el canon de las siete cabezas desarrollado por Policleto, representando el ideal de belleza masculino de la época. El rostro del joven, con la cabeza levemente girada, muestra el ethos, carente de expresión facial. La proporción, fundamental para el autor, se traduce en la máxima belleza. En el cuerpo del atleta se observan líneas toscas y pliegues inguinales.
El Doríforo, cuyo nombre completo es «Doríforo, el portador de la lanza», representa a un joven portando una lanza, aunque también se plantea la hipótesis de que represente a Aquiles.
El Partenón, templo más representativo de Atenas, construido entre los años 447 y 432 a. C., albergaba la estatua de Atenea Partenos, diosa protectora de la ciudad. Pericles encargó su construcción a los arquitectos Ictino y Calícrates, mientras que Fidias se encargó de la decoración escultórica y coordinó otras tareas.
Realizado en mármol blanco, originalmente policromado, este templo rectangular, hexástilo y períptero, sigue el orden dórico. Sus proporciones son regulares: el ancho es la mitad del largo. Con ocho columnas en las partes cortas y diecisiete en las largas, se clasifica como templo períptero.
A pesar de aparentes incorrecciones, como la diferencia entre intercolumnios o la ligera inclinación de las columnas hacia el centro con éntasis, estos detalles corrigen efectos ópticos, logrando una imagen más armoniosa.
En su interior, la naos presenta una columnata de doble piso que albergaba la escultura criselefantina de Atenea. En la parte posterior, el opistodomos, con cuatro columnas jónicas, custodiaba el tesoro de la diosa. El friso interior, de orden jónico, representa la procesión de las Panateneas.
Destruido por una explosión, sus piezas se encuentran actualmente en París y Londres. El Partenón, símbolo del equilibrio y la proporción, representa al hombre como medida de todas las cosas.