Portada » Español » Novela existencial de los años 40
En el 1975 se dio un “clima de libertad, autoanálisis y desencantos”, tras la muerte de Franco y el fin de la dictadura. La literatura gracias a la desaparición de la censura se convirtió en un producto comercial, vinculada a los mass-media. La novela se hizo inseparable del cine o televisión. El cine dio a conocer las novelas: Los gozos y las sombras de Torrente Ballester o Nada de Carmen Laforet, que gozaron de gran popularidad.
En los años 70 en poesía destaca la antología Nueve novísimos poetas españoles de José María Castellet, siguen publicando autores de la generación de la inmediata posguerra (José Cela, Miguel Delibes) o del medio siglo (Juan Marsé), conviven con los novelistas nacidos a finales de los años 30 y 40. Algunos de ellos son coetáneos de los novísimos: Álvaro Pombo, Cristina Fernández Cubas. La 2º promoción de escritores incluye a los nacidos a partir de los años 50 hasta mediados de los 60: Javier Marías, Rosa Montero. La 3º promoción integra a los novelistas nacidos a partir de los 60: Juan Manuel de Prada, Lucía Etxeberría.
Una obra clave de esta época es La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza. Se reivindica el placer de narrar: un relato con intriga, aventura, enredo, amoríos. A partir de este momento lo que interesa es contar una historia, y la trama, el argumento, es el eje (ejemplos: Los delitos insignificantes de Álvaro Pombo). Estas novelas del Realismo renovado ponen al descubierto la confusión del hombre moderno obligado a reflexionar sobre la realidad que le rodea, a buscarle un sentido porque ha perdido la fe en aquellos valores que garantizaban y explicaban el mundo. Los personajes de esta novela son personajes desvalidos e inseguros que buscan su propia identidad.
En la actualidad se observa, además de esta tendencia del Realismo renovado, una gran libertad y diversidad de tendencias. Repasemos algunas de estas:
• Metanovela.
El narrador reflexiona los aspectos teóricos de la novela que suele trasladar a la ficción como tema del relato. Uno de los recursos habituales que usan los novelistas es la invención de un personaje escritor o profesor de Literatura que indaga y dialoga sobre cómo se debe escribir una novela. Ejemplo: La orilla oscura, de José Mª Merino
• Novela histórica.
Se trata de un subgénero muy valorado por los lectores. Se enmarca en una tendencia europea. Se trata de una novela histórica que obliga al novelista a documentarse sobre el período, acontecimientos y personajes sobre los que pretende novelar. Ejemplos: Soldados de Salamina de Javier Cercas.
• Novela de intriga y policíaca.
En la década de los 70 se produce una invasión de traducciones de novela negra europea y norteamericana. Ejemplo: La tabla de Flandes, de Arturo Pérez Reverté.
• Novela neorrealista o de la generación X.
Este tipo de narrativa estuvo de moda durante 1990 hasta el 2001. Su interés temático se centró en la conducta de los jóvenes adolescentes, sus salidas en las grandes ciudades, el uso de drogas, sexo, alcohol y del rock. Ejemplo: Historias del Kronen, de José Ángel Mañas.
El valor esencial es la calidad técnica con que está escrita, la búsqueda de la perfección formal: La lluvia amarilla, de Julio Llamazares; La fuente de la edad, de Luis Mateo Díez; El lápiz del carpintero, de Manuel Rivas.
• Novela autobiográfica:
Muchas de estas novelas se han ocupado de los años del franquismo y de la lucha contra la dictadura (El río de la luna de José Mª Guelbenzu) y también del desengaño por la transición política (Los dioses de sí mismos de Juan José Armas Marcelo).
• Novela culturalista.
En los primeros años del Siglo XXXI, han aparecido una serie de autores jóvenes que hacen una novela que se ocupa de analizar y explicar diferentes aspectos de la cultura occidental desde unas posturas bastante eruditas. En general, estas novelas rechazan los códigos éticos y morales. Existe un marcado individualismo de los autores: los escritores no forman hoy grupos porque no existe una tendencia clara por afinidad estética o ideológica. Ejemplo: Juan Manuel de Prada en Las máscaras del héroe
En conclusión, son infinitas las tendencias que surgen para renovar los caminos de la narrativa hispánica del Siglo XXXI. La novela, lejos de haberse agotado, vive una época de auténtica novedad y despliegue. Y está más viva que nunca