Portada » Lengua y literatura » Novela conformista años 40
* Los años cuarenta
La novela española acusa la postración del momento. Como se ha visto en la poesía, también en la narrativa de estos años cabe distinguir dos orientaciones:
* La novela conformista, que es un tipo de narración de estilo e ideología tradicionales, que no refleja el malestar de la posguerra.
* La novela existencial, un tipo de narración inconformista, alejada del triunfalismo o la evasión dominantes, y con personajes generalmente desorientados y frustrados, que expresan el malestar del momento.
Un primer revulsivo en aquel panorama adormecido fue La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, que abre una corriente llamada «tremendista» por la crudeza con que se describen ambientes sórdidos y sucesos truculentos. [Se presenta como una carta manuscrita en la que un condenado a muerte, Pascual Duarte, cuenta su vida. Recuerda su dura infancia en el medio rural y los terribles crímenes que ha cometido llevado de una especie de impulso ciego. La obra se ha interpretado como una reflexión sobre el sinsentido de los actos humanos, la culpa y el destino y también como denuncia de la miseria y el primitivismo rurales.]
Otro acontecimiento literario destacable en estos años es la publicación de Nada, de Carmen Laforet (Premio Nadal 1944) [Otra novela en primera persona: una joven vive la decepción de sus ideales al marchar a casa de unos tíos, en Barcelona, a estudiar su carrera universitaria. Allí choca con el ambiente de miseria económica y moral propio de la pequeña burguesía de posguerra. Se trata de una novela de aprendizaje, con un estilo desnudo pero cargado de lirismo, y un tono triste y desencantado]
También en estos años comienzan su producción literaria Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada) y Gonzalo Torrente Ballester (Los gozos y las sombras).
Finalmente, es destacable la novela de Wenceslao Fernández Flórez El bosque animado (1943), mezcla de imaginación, humor y poesía enraizada en leyendas gallegas.
* Los años cincuenta
Al entrar en los cincuenta, algunos factores externos (tímida apertura del régimen de Franco, doctrinas favorables al compromiso del escritor) favorecen un cambio de tendencia en nuestra narrativa.
A la primera generación de posguerra (los ya citados Cela, Delibes o Torrente) se añade una nueva promoción de escritores («generación del medio siglo»), nacidos entre 1924 y 1935. Se incluyen en esta generación Ignacio Aldecoa, Carmen Martín Gaite, José Manuel Caballero Bonald, Jesús Fernández Santos, Rafael Sánchez Ferlosio, Juan García Hortelano, Alfonso Grosso, Juan Goytisolo, Juan Marsé, Juan Benet.
La aparición de La colmena, de Camilo José Cela, en 1951 (publicada en Buenos Aires, debido a la censura), marca la transición entre la narrativa existencial de los cuarenta y la nueva novela social, ya que presenta la miseria física y moral del Madrid de la posguerra en un mosaico de decenas de personajes que se entrecruzan. Adelanta así rasgos técnicos de la narrativa social como el del personaje colectivo (no hay un protagonista definido), la concentración espacio-temporal (todo transcurre en tres días y en zonas muy concretas de Madrid) y la tendencia a la objetividad del narrador. La estructura se fragmenta en múltiples secuencias breves, autónomas, que disgregan un argumento basado en situaciones cotidianas.
Las principales características de la novela social de este momento son:
* Las novelas reflejan la realidad española y sirven como instrumento de denuncia de las injusticias sociales.
* Los temas frecuentes: las duras condiciones de la vida en el campo, los conflictos obreros, las miserias de la vida urbana, la rutina y el vacío de la vida burguesa, evocaciones indirectas de la Guerra Civil.
* Como rasgos formales característicos: tendencia al argumento lineal, escasez, sencillez y funcionalidad de las descripciones, concentración espacio-temporal (la acción transcurre en un periodo breve y en un espacio reducido), preferencia por el personaje colectivo (mineros, huelguistas, campesinos…), tendencia a la objetividad del narrador, de modo que no se advierta su presencia (se hablaba de técnica «cinematográfica» o «conductista», es decir, de reflejar sólo la conducta externa de los personajes, sus palabras y movimientos), importancia del diálogo, que pretende reflejar el habla real, lenguaje sencillo, sin gran elaboración estética.
Factores sociales, económicos y culturales, como la industrialización, el turismo o la flexibilización de la censura, unidos a factores literarios, tales como el agotamiento de la novela social anterior y la irrupción de la nueva novela hispanoamericana tras el éxito obtenido en 1962 por Mario Vargas Llosa con La ciudad y los perros y en 1967 Gabriel García Márquez con Cien años de soledad, causarán una renovación en las tendencias narrativas de esta década. El realismo social de los años cincuenta evolucionará hacia la novela estructural, cuyas características son:
* Reducción y fragmentación del argumento, que con frecuencia carece de desenlace (final abierto).
* Entrada de elementos fantásticos y oníricos.
* Identidad conflictiva de los personajes.
* Narrador múltiple en primera, tercera o segunda persona autorreflexiva; perspectivismo, objetivismo…
* Desorden cronológico (retrospecciones, alternancia de planos, bruscas elipsis…).
* Uso del estilo indirecto libre y del monólogo interior.
Se trata, en fin, de una novela que requiere un esfuerzo activo del lector. No importan tanto el argumento y los temas como la forma de tratarlos, mediante un lenguaje y una estructura innovadores; y con frecuencia tratan sobre el propio proceso de creación de la novela (metanovela). Por lo demás, los temas suelen tener un carácter desmitificador o crítico.