Portada » Lengua y literatura » Novecentismo y Poetas Clave: Machado y Juan Ramón Jiménez en la Literatura Española
El Novecentismo es un movimiento intelectual y artístico que emergió a principios del siglo XX, principalmente en España, como respuesta a los movimientos previos como el Romanticismo, el Realismo y el Modernismo. Su auge se produjo entre 1914 y 1930 y se caracterizó por un enfoque racional, científico y europeo, en contraposición al sentimentalismo de los movimientos anteriores. Entre sus exponentes más destacados se encontraron pensadores y escritores como José Ortega y Gasset, Eugeni D’Ors, Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró.
Juan Ramón Jiménez fue el poeta más destacado de esta corriente, obsesionado con la perfección formal. La poesía novecentista se caracterizó por su depuración formal y su contenido intelectual. Además, coexistió con una corriente neopopularista, que buscó recuperar formas tradicionales de la poesía.
Aunque no fue el foco principal del Novecentismo, el teatro de la época siguió siendo mayormente costumbrista, con autores como Carlos Arniches que representó la comedia popular.
En resumen, el Novecentismo fue un movimiento que buscó modernizar España a través de la intelectualización del arte, e impulsó una visión de la cultura basada en la razón, la ciencia y la perfección estética.
Antonio Machado, cercano al modernismo en sus primeras etapas pero plenamente parte de la Generación del 98, se destacó por su profunda reflexión sobre la España atrasada y tradicional. Para él, la poesía es la “palabra esencial en el tiempo”; a través del lenguaje poético, se captura la esencia de las cosas, reflejando los sentimientos universales, tales como la angustia, la soledad y la melancolía, que son inherentes al ser humano. Estos sentimientos están estrechamente ligados a los tres grandes temas de su obra: el tiempo, la muerte y Dios.
Machado evolucionó desde una poesía influenciada por el modernismo hacia una reflexión filosófica más profunda. En su obra Campos de Castilla, se unió al grupo del 98, abordando el paso del tiempo con melancolía y un amor por su país, representado en Castilla como la esencia de España. A través de sus versos, buscó la modernización y la europeización de su nación, y reflexionó sobre el paisaje, el amor y el dolor.
La obra de Machado se distingue por el uso de símbolos profundos, como la fuente (representando anhelos e ilusiones), el camino (la vida y su sentido), el aire (la libertad), y la tarde (melancolía y presagio de la muerte). Además, utilizó diversas estrofas, siendo las más frecuentes el romance y la silva, con un estilo sobrio y depurado, caracterizado por una adjetivación precisa.
Juan Ramón Jiménez, poeta de temperamento sensible y obsesivo, consideró la poesía como una forma de conocimiento, tanto del yo como del mundo. Su vida estuvo marcada por depresiones y un afán por alcanzar la perfección literaria. La poesía, para él, respondió a tres impulsos fundamentales: sed de belleza, ansia de conocimiento y anhelo de eternidad. A lo largo de su vida, la poesía de Juan Ramón pasó por tres etapas: sensitiva, intelectual y suficiente o verdadera.
En cuanto al estilo, destacó por su musicalidad y ritmo, incluso en prosa poética. Utilizó metáforas y sinestesias, y empleó colores con valor simbólico. Su lenguaje fue cada vez más preciso y conceptual, lo que hizo que su poesía fuera compleja y hermética. También mostró un constante afán de perfección, revisando y reescribiendo sus obras. Su influencia en la poesía del 27 fue fundamental, especialmente en la evolución de la poesía pura.
Ambos poetas, aunque distintos en su enfoque, compartieron un profundo interés por la exploración de los sentimientos humanos, el tiempo y la existencia, influyendo profundamente en la poesía española del siglo XX.