Portada » Filosofía » Nietzsche y Freud: Explorando la Voluntad de Poder y el Psicoanálisis
Superado el periodo nihilista, comienza la fase constructiva de Nietzsche con su obra «Así habló Zaratustra». En esta obra, trata temas cruciales como la voluntad de poder, el Superhombre y el Eterno Retorno.
Nietzsche denomina «Voluntad de Poder» al poder de producción y destrucción inherente al devenir de la realidad. No existe un sujeto del devenir, sino simplemente devenir. Nietzsche asocia este poder con «Dionisos». Todas las cosas participan de esta voluntad, pero no es una facultad del individuo. Es la voluntad de poder la que crea y destruye al Yo (al individuo).
El Superhombre vive plenamente, sin resentimiento, aprovechando el presente al máximo. Esta afirmación implica sufrimiento, pero el Superhombre no lo rechaza ni se resigna, sino que lo acepta. Nuestra cultura, con su percepción del dolor, ha conducido al ser humano por el camino del resentimiento al no encontrarle sentido al sufrimiento. Nietzsche argumenta que el dolor tiene un doble sentido: pone a prueba las virtudes heroicas y es un espectáculo.
Nietzsche expone la idea del Superhombre en «Los discursos de Zaratustra» como la imagen de tres transformaciones del espíritu:
El Eterno Retorno significa que todo vuelve a ocurrir tal como sucedió antes, una y otra vez. Nietzsche concibe un mundo finito en un tiempo infinito, por lo que todo se repite innumerables veces. Critica la concepción lineal del tiempo del cristianismo, que menosprecia el pasado y nos deja solo la resignación.
Freud desarrolló su teoría a partir de observaciones clínicas de enfermos mentales, creando el método terapéutico del psicoanálisis o psicología profunda. Define la neurosis como la expresión consciente de un conflicto inconsciente.
La metapsicología, la doctrina de Freud sobre la estructura y funcionamiento de la psicología humana, analiza lo que está más allá de la conciencia. Freud realiza un estudio profundo del psiquismo para comprender los procesos mentales y explicar realidades humanas como los mitos, la religión y el origen de las culturas.
Posteriormente, Freud revisó este esquema, proponiendo tres entidades:
Freud también describe una lucha entre el Superyó y el Ello debido a la represión de la libido por el sistema de creencias.