Portada » Ciencias sociales » Multiculturalidad, Interculturalidad y Contrahegemonía: Conceptos Clave en Ciencias Sociales
Malinowski define la cultura como un conjunto de comportamientos, ideas, costumbres y valores transmitidos socialmente. La organización social es, por tanto, una parte integral de la cultura.
Jordan propone varios enfoques sobre la concepción de la cultura:
Harris señala que la cultura se aprende a través de un proceso de enculturación, tanto consciente como a través de la interacción. Todas las culturas comparten un patrón similar:
Konthak distingue tres niveles de cultura:
La cultura posee un carácter dinámico, adaptándose a los cambios y evolucionando, lo que afecta a las representaciones mentales valorativas (fenómeno multicultural actual). Un carácter estático de la cultura, por el contrario, empobrecería a la sociedad debido al narcisismo y la falta de enriquecimiento.
La transición de una sociedad «monocultural» a una sociedad multicultural se produce a través de los flujos migratorios, generando convivencia y mezcla de culturas con respeto y tolerancia.
España es un ejemplo de sociedad multicultural y multiétnica, con una gran diversidad autonómica y la presencia de culturas y subculturas minoritarias (heterogénea). Los inmigrantes traen consigo su propia cultura, y no se les puede obligar a olvidarla e incorporar otra. Es fundamental establecer las diferencias entre interculturalidad y multiculturalidad.
El término «cultura» proviene del latín colere (cultivar, en sentido agrícola). Delimita qué hacer, cómo hacerlo y por qué se hace (acciones condicionadas por normas culturales). Esta definición está vinculada a la forma de determinar la interculturalidad: por un lado, la cultura como carácter específico del ser humano, y por otro, las culturas como características propias y variables de cada grupo humano.
El término «Kultur» surge en Alemania en el siglo XVIII, expresando el esfuerzo humano por cultivarse y progresar hacia los valores de una cultura por excelencia.
Seelye recopiló alrededor de 150 explicaciones del término «cultura». La antropología pone más énfasis en el saber colectivo de todos los grupos sociales que en el conjunto de naciones intelectuales de los individuos.
Multiculturalidad: Conjunto articulado de elementos relacionados con la forma de pensar, sentir y actuar, ligado a creencias básicas que dan un grado de cohesión a los grupos culturales. En España, el estudio de la multiculturalidad ha cobrado importancia debido al cambio político y la transición de país emigrante a inmigrante, generando la necesidad de una convivencia fructífera y respetuosa entre culturas. Implica la coexistencia de distintas culturas en un mismo espacio físico, pero sin un intercambio significativo entre ellas.
En el nuevo siglo, las poblaciones y los líderes necesitarán actitudes que les permitan reconocer y promover la interdependencia y la cooperación entre naciones.
Interculturalidad: Comunicación comprensiva entre culturas que conviven en un mismo espacio, promoviendo el reconocimiento y la valoración de cada cultura en igualdad. En educación, implica crear y sustentar proyectos y actividades que involucren a todas las culturas humanas, derribando barreras culturales. Se manifiesta como una filosofía (interpretación de la realidad), un proceso (modelo para organizar ideas) y un programa (organización de actividades para crear un medio intercultural).
Transculturalidad: Proceso de acercamiento entre culturas que buscan establecer vínculos, creando hechos culturales nuevos que nacen del sincretismo. Representa un camino hacia la fraternidad universal.
Etnocentrismo: Concepción del mundo según la cual el propio grupo es el centro, y los demás grupos son pensados en referencia a él. Es un sentimiento de superioridad cultural, sinónimo de monismo cultural (creencia en una única cultura auténtica o verdadera), que conlleva el desprecio hacia otras culturas.
Relativismo Cultural: Aceptación de todos los aspectos que caracterizan a las diversas culturas, promoviendo un respeto estático.
La educación intercultural no se logra en ninguno de estos dos extremos, ya que implica tanto evitar la ignorancia de las distintas culturas como la aceptación acrítica de las desigualdades que puedan existir dentro de ellas.
Hegemonía: Proviene del griego eghesthai («conducir» o «guiar»). No debe confundirse con dominación. La dominación implica el uso o la amenaza de coerción, imponiendo el orden mediante la fuerza física (política o militar).
Gramsci sostiene que una sociedad no puede ser gobernada solo por la fuerza física. Las clases dominantes construyen su hegemonía para controlar a las clases dominadas, imponiéndoles creencias, normas, etc., que son vistas como la norma. Se trata de una «apropiación preferencial» de un sector, con una «diferenciación de las funciones de la dirección respecto de las funciones de dominio».
La hegemonía implica la supremacía de un grupo social, manifestándose como «dominación» y «dirigente intelectual y moral». Consolida un bloque hegemónico (clases sociales detrás de la clase dirigente) en dos ámbitos:
La hegemonía cultural se articula mediante mecanismos como el sistema educativo, las instituciones religiosas y los medios de comunicación. A través de estos mecanismos, se estructura la hegemonía de una clase y se expresa el conflicto social. Las instituciones de la sociedad civil se convierten en el escenario de la lucha política de clases. Estos mecanismos imponen valores, neutralizando el ímpetu revolucionario.
El intelectual orgánico (perteneciente al bloque histórico dominante), como el profesor, el cura o el erudito, tiene la función de asegurar el consentimiento de las clases dominadas, actuando como organizador y conector. Los intelectuales son «empleados» del grupo dominante, encargados de tareas subalternas.
Canclini afirma que, para instaurar y sostener una hegemonía, es imprescindible un acuerdo, un vínculo de prestaciones mutuas entre las clases dominantes y las dominadas. Los subalternos prestan su consenso a cambio de satisfacciones (aumento de sueldos, salud, educación). Las clases dominantes deben entender que los más desfavorecidos buscarán otras vías para satisfacer sus necesidades.
La hegemonía, para Canclini, es una instancia (no una propiedad de clase). No existen sectores que se dediquen exclusivamente a construir la hegemonía.
La crisis de la hegemonía ocurre cuando la clase dirigente se muestra incapaz de dar respuesta a los problemas colectivos. El proyecto hegemónico se estanca, creando las condiciones para un cambio.
La hegemonía es susceptible a prácticas contrahegemónicas que intenten desarticularla.
Contrahegemonía: Elementos para la construcción de una conciencia política autónoma en las diversas clases y sectores populares, disputando la transición de intereses particulares a generales. Implica una «guerra de posiciones» para encaminar a la gente hacia un nuevo modelo social.
Movimientos Contrahegemónicos: Luchas, colisiones y rupturas en torno a la construcción del sentido.