Portada » Lengua y literatura » Mihura y la comedia del disparate
En los años cincuenta surge en España un teatro comprometido con la realidad social y política del país, que oscila entre dos polos:
El posibilismo de Antonio Buero Vallejo, en el que se inscriben dramas con una interpretación simbólica que pretende inquietar o desasosegar al espectador, haciendo que se interrogue sobre sus circunstancias vitales.
El teatro de agitación de Alfonso Sastre, cuyos dramas contienen una denuncia explícita.
El teatro de Buero pretende que el espectador tome conciencia de la trágica condición del ser humano, arrojado a una existencia presidida por el dolor y la incertidumbre.
Sus obras (tragedias con elementos simbólicos, construidas sobre una base realista) admiten una lectura en clave social. En ellas se lleva a cabo una crítica de la realidad española, marcada por la miseria, la ignorancia y la falta de libertad.
Buero, condenado a muerte tras la guerra, estrenó su primera obra, Historia de una escalera, en 1949. En las que emplea las siguientes carácterísticas teatrales:
El uso de personajes históricos que fracasan en su empeño por alcanzar una sociedad más justa y libre.
La presencia de elementos simbólicos.
Los efectos de inmersión, que sitúan al espectador en la conciencia de los personajes. Se observa en La Fundación.
Alfonso Sastre irrumpe en la escena española con el drama Escuadra hacia la muerte. La obra influida por el pensamiento existencialista y prohibida por la censura.
Sastre evoluciona hacia un teatro de agitación social y política. En esta línea se inscriben La mordaza y La sangre y la ceniza .
En La taberna fantástica, ejemplo de lo que el autor denomina tragedia compleja, denuncia al abandono social en el que viven los jóvenes de los arrabales de Madrid, empujados al alcoholismo y la delincuencia.
A finales de los años cincuenta estrenan sus primeras obras algunos autores que optan inicialmente por una estética realista para mostrar críticamente las disfunciones sociales del presente. Entre ellos destacan Lauro Olmo con su obra La camisa y José Martín Recuerda con Las salvajes de Puente San Gil.
Los tres grandes dramaturgos españoles en el exilio son: Rafael Alberti, Max Auba y Alejandro Casona.
Antes de la guerra escribíó piezas experimentales como El hombre deshabitado. En el exilio compuso sus dos obras más perdurables: El adefesio y Noche de guerra en el Museo del Prado.
Durante la República dirigíó el Teatro del Pueblo,compañía que, como La Barraca de Lorca, tenía el propósito de difundir el teatro clásico. Cuando marcha al exilio, ya había estrenado con éxito obras como La sirena varada o Nuestra Natacha. / Fuera de España escribíó sus mejores dramas: Prohibido suicidarse en primavera, La dama del alba, o La casa de los siete balcones. Su teatro cargado de poesía y misterio, presenta los siguientes rasgos: -Conflicto entre fantasía y realidad. Los personajes intentan vivir en un ámbito de ilusión o ensueño para defenderse de la amargura de la existencia./ -Presencia de personajes alegóricos como el Diablo o la Muerte.
La situación del teatro en España en la década de los cuarenta está condicionada por distintas circunstancias:
-El asesinato de Federico García Lorca, la muerte de Valle-Inclán y Unamuno, y la marcha al exilio de Rafael Alberti y Max Aub dejando a los nuevos autores desprovistos de figuras de referencia.
Como consecuencia, el teatro de la primera posguerra tiene como rasgos la preferencia por la comedia y su carácter evasivo o escapista
Durante los años cuarenta se desarrolla un teatro intrascendente, dirigido a un público burgués, que toma como modelo las obras de Benavente. Sus principales representantes será, el propio Jacinto Benavente y Ignacio Luca de Tena. /Es un teatro estéticamente convencional e ideológicamente conservador, que pretende entretener al espectador y en el que apenas hay menciones ni a la Guerra Civil ni a las circunstancias sociales o políticas de la época.
El tema principal es la búsqueda de la felicidad. Otros motivos recurrentes son la infidelidad y los celos, la oposición entre lo español y lo extranjero, el triunfo de los buenos sentimientos o el autoengaño./Algunos de estos autores escriben también dramas morales o tesis.
Durante los años anteriores a la Guerra Civil había cuajado en España una fórmula dramática denominada comedia del disparate. Sus principales representantes son: Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura , en cuyas obras hallamos un humor absurdo, de raíz vanguardista.
Es el autor de Tres sombreros de copa. /Mihura ensaya diferentes mecanismos de comicidad: la acumulación de objetos inútiles, los juegos con el lenguaje o el encadenamiento de situaciones disparatadas. La sistemática ruptura con la lógica ha permitido emparentar con el teatro absurdo. /Estos temas y recursos aparecen en obras posteriores del autor, Maribel y la extraña familia, Ninette y un señor de Murcia.
En sus obras -Usted tiene ojos de mujer fatal, Cuatro corazones con freno y marcha atrás- se aprecian ya las carácterísticas de su protesta teatral, que presenta tres diferencias fundamentales.
-La incorporación de sucesos inverosímiles o fantásticos./-La búsqueda de una comicidad basada en la agudeza verbal y la creación de situaciones insólitas./-La eliminación de elementos castizos o costumbristas.
En los años cuarenta, continúa escribiendo -Eloísa está debajo de un almendro-. Su adhesión al régimen de Franco le granjeó la enemistad de los exiliados.