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2. TEMAS POÉTICOS DE MIGUEL HERNÁNDEZ: En la obra poética de Miguel Hernández podemos distinguir tres grandes temas: la naturaleza, el amor y la muerte. La naturaleza- En su primera etapa la naturaleza es la protagonista de sus poemas abarca el paisaje y los elementos cotidianos de su existencia. La naturaleza posee dos rasgos importantes: está relacionada con Dios y además con la invención del lenguaje y la retórica. a) La Naturaleza relacionada con Dios. En la concepción de la naturaleza de Hernández hemos de tener en cuenta los siguientes elementos: 1- Miguel Hernández se considera parte de la naturaleza, y ensalza desde el elemento más humilde hasta lo más maravilloso y sublime, ya que indaga en el alma de las cosas, en su propia esencia para ser consciente de la importancia de todo lo creado (Lagarto, mosca, grillo, reptil, sapo asquerosos/ seres, para mi alma sois hermosos).El poeta se siente verdaderamente poeta cuando rescata, transforma en poesía todos los aromas, sabores, colores y olores de su huerta. 2- La fusión de Hernández con la naturaleza se debe a que concibe todo lo natural como obra de Dios; la naturaleza es siempre entendida en un sentido campesino, bucólico es símbolo de pureza y divinidad (¡Qué olor a Dios echa el trigo! 3- La naturaleza es descrita de una forma realista ( Un ciprés: a él, junto, leo) 4- El pecado, lo maléfico, lo sofisticado y artificial se sitúa en la ciudad, es decir, en Madrid y la virtud, lo bueno y natural en la aldea. 5- El poeta aparece en diálogo con ella y ésta se llena de sensualidad pagana, incluye escenas y alusiones mitológicas. Imita a cuantos escritores admira en especial a poetas clásicos españoles ( Fray Luis de León) también a sus contemporáneos (Antonio Machado) b) Naturaleza relacionada con la invención del lenguaje. La Naturaleza se presenta y se entiende de manera diferente a lo aparecido en sus primeros poemas. 1- Su primer libro, Perito en lunas, imita en su estilo a Góngora Este libro es uno de los exponentes más originales de la poesía pura. Los poemas describen elementos sencillos de la naturaleza: sandía, palmera. Pero presentados de una forma sublime literariamente, lo cual dificulta su comprensión y se acentúa con la ausencia de título de los poemas. El elemento común que da unidad al libro es la metáfora lunar. Todos los objetos son descritos por su parecido con la luna y las fases lunares. El mismo título de la obra lo dice » experto en lunas», la especialidad de un pastor. La luna por sus cuatro fases es el modelo de comportamiento de la naturaleza: ciclo vital, exaltación de la vida representación de la fecundidad. Todo lo redondo, lo perfecto, es cíclico tanto en lo terreno como en lo divino. 2- Durante sus dos primeras etapas literarias se puede observar la convivencia del creacionismo católico con el vitalismo. Se produce en la poesía del poeta una rehumanización de su lírica. Según el vitalismo, la materia se halla espiritualizada y por lo tanto materia y espíritu al final se confunden. Todo el universo está provisto de conciencia. Por esa causa la piedra sabe amenazar y castigar. El poeta llega a identificarse con » el ser universal», llega a hacer del hombre y la naturaleza una sola unidad. Las cosas de las que se compone el cosmos son semejantes al ser humano, a la conciencia de sí mismo del hombre. La esencia humana, entendida como una fusión de amor, voluntad y cultura, sea presentada como barro: Me llamo barro, aunque Miguel me llame. La vida, por otra parte, siempre se le presenta amenazada por fuerzas cósmicas incontrolables. El poeta define su existencia como un «sino sangriento», una definición que choca con su vitalismo y sus ganas de vivir. 3-En su segunda etapa la tierra aparece como metonimia de la naturaleza, sirve para ubicar su reivindicación social, siempre al lado de los trabajadores asalariados y más necesitados. 4-En las últimas etapas, desde 1938, la naturaleza simboliza la libertad, lo justo, lo espontáneo que se contrapone a la sofisticación y a la maldad de gran parte de lo humano. Cuando desaparece la bondad natural, desaparece el paisaje. Se ha retirado el campo/ al ver abalanzarse/ crispadamente al hombre. 5- En su poesía intimista, la de Cancionero y romancero de ausencias, reaparece la naturaleza como locus amoenus, donde se entrelazan los enamorados, representados por él y su esposa, que no son vencidos por nada: No salieron jamás/ del vergel del abrazo. El amor: Los años previos a la guerra civil constituyen el primer momento crítico de Hernández, ya que vive por primera vez la llama del amor a la mujer y la consolidación de la amistad sobre todo del grupo de amigos de la cultura. Ningún poema del autor queda al margen del sentido amoroso: a la naturaleza, a la mujer, al hijo, a los amigos, al pueblo, a la vida. Si no ceñimos a la concepción del amor hacia los seres humanos, podemos distinguir los siguientes enfoques: a) El despertar sexual y la pugna religiosa: La castidad de la naturaleza reina en los primeros versos de Hernández ( desnudos, sí, vestidos de inocencia), pero el sentido natural del amor relaciona al amor con el sexo y así en » Oda a la higuera» utiliza lo sexual como metáfora al definir los frutos de la naturaleza como abiertos, dulces sexos femeninos. En su adolescencia poética Hernández no evita expresiones referidas a la lujuria, aunque sitúa la acción en ambientes mitológicos. Influido por el pensamiento que domina su ciudad natal y por sus amigos y lecturas del momento, decide componer una poesía ascética. El ascetismo poético se puede observar en el «Silbo de la llaga perfecta»
b) El amor- lamento: El amor hacia una mujer, es expresado en primer lugar siguiendo la tradición literaria. Sus fuentes son el amor cortés del siglo XV. También ha leído y estudiado a los románticos, lo demuestra la composición de estos versos: una mujer tan bella como ingrata o por último la cita de Federico Balart en uno de sus poemas: Juventud sin amores no es juventud. Por último podemos mencionar la utilización de la metáfora de la herida. Este tipo de metáfora aparece en su poemario El rayo que no cesa: sigue, cuchillo, volando, hiriendo. c) El amor- dolor: Miguel Hernández conoce en Orihuela en 1934 a una joven modista de diecisiete años y se enamora. Ante esta situación Miguel reelabora la poesía religiosa del Cántico espiritual de San Juan de la Cruz dándole un tono erótico y además se deja influir por la idealización del amor de talante petrarquista, a través de Garcilaso y del desgarro afectivo de Quevedo. La poesía erótico- religiosa y el petrarquismo amoroso- nacerá El rayo que no cesa (1935). En esta obra el amor es concreto y real siempre vinculado a la relación carnal, pero también ese amor es vivido como amenaza y tortura, ya que, aunque es correspondido, no puede ser gozado sexualmente. d) El amor- alegría; el amor- fraternidad: Miguel Hernández y su novia se casan. Recibe pronto la noticia del primer embarazo de su esposa y escribe Canción del esposo soldado. El vientre femenino, materno tiene la función de amparar e identificar a los hombres, a la naturaleza y al cosmos: He poblado tu vientre de amor y sementera. El poeta escribe para su segundo hijo Nanas de la cebolla. En este poema ternura y violencia se entrecruzan. Por un lado se observa el mimo amoroso de un padre a un hijo y por otra parte el amargo desencanto de la experiencia personal en tiempos de guerra y de prisión. El amor como esencia de la vida y de la muerte, se convierte en el elemento central de sus composiciones poéticas. En plena tragedia bélica, escribe un romance amoroso, de amor entrañable al pueblo, en el que se funde con los marginados, y lucha por la igualdad y la justicia: Acércate a mi clamor. e) El amor- odio: En el tramo final de la guerra Hernández escribe poemas en los que expresa temor incluso de sí mismo. El hombre es una amenaza para el hombre. Es tal el pánico entre los hombres, que la naturaleza desaparece y sólo permanece el terror de la guerra. El hombre se animaliza. La guerra y el hambre han generado el odio y por lo tanto sobra el paisaje. Si en Viento del pueblo la ferocidad y la cobardía son características que se asignan al enemigo; en El hombre acecha esta ferocidad se generaliza y se entiende que » el hombre es un lobo para el hombre: Hoy el amor es muerte. Hernández toma esta realidad de amor- odio, pero la rechaza y la muestra para que también los demás reflexionen. La guerra es la animalización del hombre pero hay que trabajar por la esperanza. f) El amor- esperanza: Cuando estalla la guerra civil, Miguel Hernández se encuentra con una realidad amenazante .Para poder combatirla, en su última etapa, debe empequeñecerla. El autor asume la triste realidad y la hace suya; sólo se oye su voz y su estado. El poeta anhela, desea vivir ante tanta muerte y miseria. Cancionero y romancero. Se poetiza de nuevo lo cotidiano, lo importante en la historia es lo íntimo. Aparecen imágenes muy emotivas de su vida para manifestar la intensidad de sus sentimientos. Cancionero y romancero de ausencias se tiene que entender como un diario de una vida destinada a la extinción: dolor, límites y privaciones que son ausencias, no son causas suficientes para que Miguel Hernández olvide sus ideales y para que pierda la esperanza. La última producción del autor tiene como temática principal el amor pero concebido como esperanza. Este tema está protagonizado por su mujer, como esposa y madre, y por sus hijos. Estos poemas presentan los siguientes matices: 1- A la esposa ausente: El poeta que se siente acosado por la sensación de la muerte omnipresente, confecciona toda una serie de claves para no perder la esperanza y seguir subsistiendo en la cárcel. Así surge el tema de los enamorados perseguidos. En estos poemas el símbolo del viento se convierte en la oposición de la unión amorosa: Un viento ceniciento. Los enamorados a pesar de sentirse acosados refuerzan su abrazo. Los enamorados son la consecuencia del drama histórico.2- El tema del hijo: La breve vida del autor está repleta de dramas, frustraciones y desgracias. A la muerte inesperada de su primer hijo, el autor compone un conjunto de poemas en los que muestra su amor y su dolor ante su pérdida: La flor nunca cumple un año, /y lo cumple bajo tierra. Antes de concluir la guerra nace su segundo hijo, al cual el poeta dedica poemas de alegría y esperanza al coincidir su nacimiento con la posibilidad de libertad. Aparecen símbolos como » las aves», » las alas»: Así ocurre en Nanas a la cebolla. El tema del amor al niño conecta en otros poemas con el amor fraternal, el amor a los hombres. Estamos ante la poesía amorosa total: el amor a la esposa, el amor al hijo y el amor al pueblo, a la humanidad como especie. 3- Testamento poético: Miguel Hernández considera su propia vida y su obra un acto de amor, según el crítico Leopoldo de Luis en su obra, Aproximaciones a la obra de Miguel Hernández.: Beso soy sombra con sombra por haberme enamorado. Hernández aplica un cliché semántico insistente: la oposición luz- sombra, es decir lo positivo, el futuro frente a lo desmoronado, el pasado. El optimismo triunfa: Soy una abierta ventana que escucha/por donde ver tenebrosa la vida/ Pero hay un rayo de sol en la lucha/ que siempre deja la sombra vencida.