Portada » Español » Miguel de Cervantes: Vida, Teatro y la Novela de El Quijote
Cervantes nace en Alcalá de Henares en 1547 en el seno de una problemática familia, cuyos conflictos se deben posiblemente a su supuesto origen converso. Participó como soldado en la batalla de Lepanto y permaneció como militar en diversos lugares italianos.
Cervantes escribió numerosas obras teatrales, de las que conservamos más de una decena.
Sus comedias, de muy diversos temas, siguen, en general, las normas clásicas de verosimilitud y respeto a las reglas, pero progresivamente van incorporando elementos de la fórmula que tiene éxito en la época, la de Lope de Vega, un teatro que rompe con los moldes dramáticos de los clásicos.
Cervantes dota de mayor complejidad psicológica a los personajes característicos del entremés. Los entremeses cervantinos son un certero retrato de las clases populares de la época.
Su tarea como narrador le llevó a experimentar con la mayor parte de los modelos narrativos previos y, por ello, será un autor clave en la renovación de los géneros literarios que se dará en el Barroco.
Su primera novela, La Galatea (1585), sigue la estela de los libros pastoriles y, además de desarrollar el tema de los amores entre pastores, contiene, como es habitual en las obras de Cervantes, digresiones de crítica literaria, costumbres, reflexiones, etc.
Su última obra, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, publicada póstuma en 1617, sigue también un molde narrativo conocido, la novela bizantina. Fiel a la verosimilitud.
Si no hubiera escrito El Quijote, es muy probable que Cervantes hubiera pasado a la historia literaria como el autor de las Novelas ejemplares.
Se trata de presentar un modelo de conducta del que extrae una lección. La variedad se suele agrupar en dos conjuntos:
El Quijote es la obra maestra de Cervantes. Consta de dos partes. La primera se publicó en 1605 y la segunda en 1615. Ambas muestran cierto paralelismo estructural: tras unos capítulos iniciales, introductorios, al protagonista le suceden ininterrumpidamente una serie de aventuras; hacia la mitad de ambas partes, el continuo deambular del protagonista se detiene: en la venta en la primera parte y en la casa de los duques en la segunda, donde suceden hechos muy diversos, todos con un marcado cariz literario. El final de las dos partes también es simétrico: desengañado y derrotado, don Quijote regresa a casa. Antes del desenlace, la segunda parte contiene un conjunto de capítulos, sin paralelo en la primera, en los que Cervantes responde a la publicación del Quijote de Avellaneda.
En la primera parte se novelan dos salidas de don Quijote, la segunda ya con su escudero Sancho. El protagonista, que ha perdido el seso merced a la lectura de los libros de caballerías, concibe la idea de ser caballero andante y salir por el mundo a desfacer entuertos y ayudar a damas y desvalidos.
En la segunda parte, se narra la tercera salida de don Quijote y su escudero. Por último, llegan a Barcelona, donde don Quijote es vencido por el Caballero de la Blanca Luna (su amigo y paisano, el bachiller Sansón Carrasco).
El Quijote de 1605 narra las dos primeras salidas del hidalgo. La primera salida (caps. I-VI) termina con el protagonista volviendo a su casa y buscando escudero. En la segunda salida (caps. VII – LII), sus allegados se confabulan para hacerle creer que ha sido encantado y hacerle volver a casa.
Esta primera parte se caracteriza por los rasgos siguientes:
El Quijote de 1615 narra la tercera y última salida del hidalgo que le lleva hasta Barcelona, donde es vencido por el Caballero de la Blanca Luna y obligado a volver a casa. Esta segunda parte es una vuelta de tuerca respecto a la primera. Cuando don Quijote vuelve a salir a los campos de La Mancha, ya se ha publicado la primera parte de la novela. Los mismos personajes son lectores del Quijote de 1605 y esta circunstancia incide decisivamente en los rasgos de esta segunda parte:
No tenemos por qué identificarlo con Cervantes. Pero es un narrador bastante complejo porque en este caso, el propio Cervantes ha decidido jugar con los lectores.
Se basa en el manuscrito de un historiador árabe, Cide Hamete Benengeli. Por tanto, no puede ser omnisciente.
Dos son los personajes esenciales de la famosa novela cervantina: Don Quijote y Sancho Panza.