Portada » Geografía » Migraciones en España: Evolución Histórica y Retos Actuales
Las migraciones exteriores se definen como los movimientos de población fuera de las fronteras del propio país. Desde mediados del siglo XIX hasta la crisis económica de 1975, España era un país de emigrantes con destino a ultramar y Europa occidental. A partir de entonces, se ha convertido en un país de inmigrantes.
La emigración transoceánica se dirigía principalmente a América Latina (Argentina, Cuba, Brasil), Estados Unidos, Canadá y Australia. Muchas de estas migraciones eran permanentes y asistidas, pero también existían las temporales y estacionales. Se pueden distinguir dos etapas de auge y dos de crisis:
Al principio, la emigración hacia América se había reducido bastante por la política poblacionista de los Borbones en el siglo XVIII, que puso trabas a la emigración, y a la independencia de antiguas colonias a principios del siglo XIX. Pero desde 1853 la situación cambió debido a:
La procedencia era sobre todo atlántica, con destino a Argentina, Cuba y Brasil. El perfil del emigrante era el de un varón joven, soltero, de bajo nivel socioeconómico y dedicado a la agricultura.
Las causas de este declive fueron la inseguridad generada por la Primera Guerra Mundial, la crisis económica de 1929 que afectó a los países latinoamericanos, la Guerra Civil Española y la posguerra, que ocasionaron escasez de transporte y dificultades para salir al exterior.
La migración transoceánica se recuperó, aunque sin alcanzar las cifras de principios de siglo. Las causas fueron la autorización para salir libremente de España, el levantamiento del aislamiento internacional por parte de la ONU y el cambio de actitud de Estados Unidos respecto al régimen de Franco. La procedencia era principalmente gallega y canaria, y los destinos eran Venezuela, Argentina y Brasil. El perfil del emigrante cambió, con mayor peso de las familias y un mayor nivel de cualificación.
La emigración transoceánica descendió al iniciarse el declive de la economía latinoamericana y al entrar en competencia con la emigración a Europa. Actualmente predominan los retornos.
Se pueden distinguir tres etapas:
Escasa y estacional, sobre todo de campesinos levantinos que se dirigían a Francia. La Segunda Guerra Mundial puso fin a esta etapa.
Fue el periodo de mayor auge de la emigración a Europa. Se trataba sobre todo de una emigración permanente debido a:
La procedencia se extendió a todas las regiones, y los destinos principales fueron Francia, Alemania y Suiza. El perfil del emigrante era el de adultos jóvenes poco preparados.
La crisis económica provocó paro y muchos emigrantes regresaron. Desde entonces, la emigración española a Europa es baja. Actualmente es de temporada y temporal.
Se manifestaron en la disminución de los efectivos de población española y en su distribución.
Fueron positivas, pues aliviaron el fuerte crecimiento natural y el paro, y las divisas enviadas por los emigrantes contribuyeron a financiar el desarrollo económico español y a reducir el déficit comercial. Pero también hubo consecuencias negativas, ya que muchos ahorros no favorecieron a las áreas de partida de los emigrantes.
En los países de destino, las consecuencias sociales fueron el desarraigo, las penosas condiciones de viaje y la situación laboral, marcada por salarios frecuentemente más bajos que los de los trabajadores autóctonos.
Desde mediados de la década de 1980, y especialmente desde 1995, España ha recibido un gran número de inmigrantes. Existe una diferencia entre los nacionalizados, los legales y los ilegales. Las causas de este fenómeno son:
La procedencia era mayoritariamente europea hasta 1996. Desde entonces, proviene principalmente de África, Iberoamérica y Asia. Los destinos principales son Cataluña, Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana e Islas Canarias. El perfil de los inmigrantes varía:
Han contribuido al crecimiento demográfico de España en los últimos años, gracias a lo cual se ha evitado el decrecimiento demográfico.
La inmigración aporta población activa que desempeña las tareas más duras y peor remuneradas, colabora al crecimiento del PIB y aporta más dinero del que consume. Sin embargo, la inmigración también se relaciona con algunos problemas como la pérdida de competitividad y la presión a la baja sobre los salarios.
Han surgido actitudes xenófobas o racistas entre algunos sectores que la consideran una invasión. Muchos inmigrantes sufren duras condiciones laborales y malas condiciones de vida, además de dificultades de integración.
Con el fin de que la inmigración resulte beneficiosa para todos, se han establecido las siguientes medidas:
Está constituido por la política de asilo e inmigración de la UE y por la Ley de Extranjería.