Portada » Biología » Metabolismo de Hidratos de Carbono y Lípidos: Regulación Hormonal y Funciones
La glucosa es el principal sustrato energético en el ser humano, de tal forma que el cerebro y los eritrocitos son totalmente dependientes de la misma para obtener energía. La concentración de glucosa en sangre (glucemia) desempeña, por tanto, un papel central en el metabolismo energético. Esta concentración viene determinada por el ritmo de su utilización por los tejidos, por la cantidad ingerida con la dieta y la sintetizada por el organismo.
El páncreas es una glándula mixta, compuesta por elementos de naturaleza exocrina y endocrina. La porción exocrina, representada por los acinos glandulares, se encarga de la síntesis y secreción del jugo pancreático que se vierte al duodeno durante la digestión. La porción endocrina, representada por los islotes de Langerhans, posee las células que desempeñan un papel fundamental en el metabolismo de los hidratos de carbono.
Los islotes almacenan las hormonas en gránulos en sus células respectivas, están rodeados de una abundante trama de vasos capilares e inervados por un gran número de fibras nerviosas vegetativas tanto simpáticas como parasimpáticas. Las hormonas se pueden influir mutuamente a nivel local durante la fase de producción (efecto paracrino).
Se sintetiza en los ribosomas del retículo endoplasmático rugoso (RER) de las células β, en forma de un precursor de vida media corta, la pre-proinsulina, que tras ser escindido por hormonas proteolíticas, libera la proinsulina. Esta es transportada al aparato de Golgi donde se almacena y sufre una nueva escisión produciéndose Insulina y péptido C, que permanecen almacenados en las vesículas de secreción del aparato de Golgi movilizándose hacia la membrana y secretándose por exocitosis a la circulación sanguínea como respuesta al estímulo adecuado.
En líneas generales, la insulina estimula las reacciones anabólicas de los glúcidos, de los lípidos, las proteínas y los ácidos nucleicos, inhibiendo las reacciones catabólicas. Esto se traduce en la síntesis de grandes moléculas para almacenamiento de energía metabólica o bien para su utilización como precursores de moléculas propias con funciones estructurales o reguladoras.
El mecanismo de acción hormonal se ejerce por la unión de la insulina a receptores específicos de la membrana celular de las células diana, lo que pone en marcha una secuencia de reacciones de fosforilación y activaciones enzimáticas que determinan dos vías:
GLUT-4 es el único dependiente de insulina, está en tejido muscular esquelético y tejido adiposo, y capta el 75-85% de la glucosa en total. El resto de tejidos que no tienen GLUT-4 (1, 2 y 3) son independientes de insulina, y por tanto el consumo de glucosa de estos tejidos también es independiente de insulina.
La glucosa entra a través de GLUT-1 y GLUT-3 sin necesitar grandes concentraciones fuera de la célula (1mM es suficiente), con lo que los tejidos que posean estos transportadores consumirán glucosa incluso en hipoglucemia, un mecanismo de protección neurológica y de mantenimiento de la vida de los hematíes ante la hipoglucemia.
Tras la ingesta, el aumento de glucosa en sangre estimula la secreción de insulina. La insulina facilita la entrada de glucosa en músculo esquelético y tejido adiposo a través de GLUT-4.
En todos los tejidos dependientes de insulina entra también K+ junto con la glucosa. Este efecto es importante en el tratamiento de la hiperpotasemia, ya que la administración de glucosa con insulina reduce la concentración de K+ plasmático/extracelular, protegiendo al corazón de arritmias.
La secreción de insulina se dispara tras la comida, debido al aumento de la concentración de hidratos de carbono. Tras 2 horas postingesta, la concentración de insulina baja. La tasa de insulina, al comer, puede multiplicarse por diez.
Cualquier factor que produzca un aumento de AMPc o IP3, libera calcio y, por lo tanto, secreta insulina. El sistema parasimpático (acetilcolina) y el GLP-1 (glucagón-like-péptide -1) aumentan la secreción de insulina.
El Glucagón es producido en los Islotes de Langerhans por las células α. Las células alfa son menos numerosas que las células beta productoras de insulina, por lo tanto, la producción de Glucagón es inferior, aproximadamente una décima parte de la producción de insulina.
Bioquímicamente, es una proteína de una sola cadena de 29 aminoácidos, y tiende a polimerizar formando trímeros. Se inactiva principalmente en el hígado por acción de la enzima dipeptidilpeptidasa (DPP). Su vida media es muy corta, de 3 a 4 minutos.
El Glucagón se forma a partir de una molécula precursora, el Proglucagón (aproximadamente 180 aminoácidos). El proglucagón no solo se sintetiza en las células alfa de los Islotes pancreáticos sino también en las células de la pared del intestino delgado, denominadas células L. El Glucagón se almacena en vesículas para ser secretado cuando sea necesario.
De la rotura del proglucagón producido en las células L derivan las incretinas: Glicentina, GLP-2 y GLP-1 (Glucagón like peptide). Estas hormonas son secretadas a la sangre cuando los alimentos llegan a la pared del intestino y su función es estimular la secreción de Insulina.
GLP-1 se parece químicamente al Glucagón. Su interés clínico radica en su potencial para tratar pacientes con Diabetes debido a sus efectos:
Las acciones del Glucagón son prácticamente las contrarias a las de la insulina. El Glucagón actúa cuando los niveles de glucemia disminuyen por debajo de 90 mg/dl.
El Glucagón actúa principalmente en el hígado (90% de sus acciones). Su efecto fundamental es romper el glucógeno (glucogenolisis) para que la glucosa salga a la sangre. Inhibe la glucogénesis, la glucolisis anaerobia y aumenta la gluconeogénesis a partir de piruvato, glicerol y aminoácidos.
En el hígado se destruye prácticamente todo el glucagón. El 5% que sale a la sangre a través de las venas suprahepáticas llega a tejidos como el adiposo o muscular, donde tiene un efecto catabólico:
Los ácidos grasos de la lipólisis son captados por el hígado y oxidados a acetil-CoA. Como hay poco piruvato (utilizado para la gluconeogénesis) y mucho acetil-CoA, se producen cuerpos cetónicos en gran cantidad.
Básicamente, el Glucagón vacía el glucógeno hepático.
Tras la ingesta, se produce una pequeña subida en la secreción de Glucagón por efecto de hormonas gastrointestinales, como la colecistoquinina (CCK). Cuando la glucosa sube, el Glucagón baja, funcionando al revés que la insulina. Esta bajada dura unas 2 horas. Pasado este tiempo, la concentración de glucosa desciende y aumenta la secreción de Glucagón.
El consumo de glucosa en reposo es de unos 10 g/hora. La insulina actúa durante las 2 horas posteriores a la ingesta. La comida se guarda en depósitos orgánicos: hígado, músculo esquelético y tejido adiposo. Después de 2 horas, se empieza a utilizar material de la reserva para aportar esos 10 gramos/hora.
En una comida normal, se absorben 100 gramos de glucosa en 2 horas (50 g/h). La glucemia sube de 5mM a 7mM, estimulando la insulina e inhibiendo el glucagón.
La insulina actúa en músculo esquelético, hígado y tejido adiposo:
Pasadas 2 horas, la glucemia baja de 7mM a 5mM, inhibiendo la insulina y estimulando el glucagón. Entra menos o no entra glucosa en esos tejidos.
Los lípidos son la otra fuente energética, aportando 9 calorías por gramo (principalmente los triglicéridos). Tienen funciones estructurales (membranas celulares) y reguladoras (hormonas, mediadores). Se absorben por el intestino y se sintetizan a partir de hidratos de carbono.
Los triglicéridos de los alimentos se hidrolizan en el tubo digestivo dando lugar a ácidos grasos libres y monoglicéridos. Estos, en forma de micelas por acción de las sales biliares, se reabsorben de forma pasiva en las células intestinales. Los lípidos deben recircular 4 veces al día (circulación enterohepática: bilis – intestino delgado – vena porta – hígado – bilis).
Los ácidos grasos de cadena corta llegan al hígado por la porta de forma libre. Los de cadena larga y los monoglicéridos se reesterifican a triglicéridos en el retículo endoplasmático liso (REL) de la célula intestinal. Los triglicéridos, ésteres apolares de colesterol y vitaminas liposolubles se incorporan a Quilomicrones, que pasan a través de los vasos linfáticos intestinales al plasma.
El hígado sintetiza triglicéridos a partir de ácidos grasos del plasma o del metabolismo de la glucosa. Los TG hepáticos se incorporan a las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) y pasan al plasma.
En el endotelio capilar, la lipoproteínlipasa (LPL) libera los ácidos grasos libres de los TG de los Quilomicrones y VLDL. La insulina estimula la síntesis de LPL, favoreciendo la degradación de triglicéridos.
Los ácidos grasos libres circulan unidos a albúmina y tienen los siguientes destinos:
Los lípidos se transportan en el organismo unidos a lipoproteínas.
Nombre | Densidad | Lípido Principal | Apoproteína |
---|---|---|---|
HDL | Alta | Fosfolípidos, Colesterol | APO A-I y APO A-II (50%) |
LDL | Baja | Colesterol | APO B-100 |
IDL | Intermedia | Colesterol | Lipoproteína a = Lp(a) |
VLDL | Muy baja | Triglicéridos | APO B-100 (10%), APO E, APO C |
Quilomicrones | – | Triglicéridos (dieta) | – |
El colesterol de los alimentos se encuentra libre y en forma de ésteres de colesterol. Los ésteres se hidrolizan por la lipasa pancreática liberando colesterol, que se incorpora a las micelas mixtas para ser absorbido. En la mucosa intestinal, puede reesterificarse y formar parte de los quilomicrones. En el hígado, las lipasas ácidas hidrolizan los ésteres de colesterol en los remanentes de los quilomicrones. Este colesterol, junto con el de la cubierta de los quilomicrones y el procedente de la neosíntesis de HDL, sigue uno de los siguientes caminos:
El exceso de VLDL, IDL y, fundamentalmente, de LDL, en determinadas condiciones no saludables del organismo, tienen gran facilidad de sufrir oxidaciones. Estas moléculas oxidadas tienen gran capacidad aterogénica, provocando placas de ateroma vasculares en los diferentes órganos que condicionan un aumento del riesgo cardiovascular (ictus, infartos, insuficiencia renal, arteriopatía periférica). El tratamiento actual más importante es con Estatinas.
Las lipoproteínas HDL captan el exceso de colesterol procedente de las LDL y realizan el transporte reverso del colesterol al hígado para ser excretado en la bilis. Unos niveles altos de HDL-colesterol protegen del riesgo cardiovascular, al existir menos LDL que puedan oxidarse.