Portada » Historia » Manifiesto CNT y UGT (1917): Análisis de la Huelga General en España
Este documento, un manifiesto de carácter político-social, procede de una fuente primaria. Firmado conjuntamente por las dos grandes organizaciones sindicales españolas, la Unión General de Trabajadores (UGT) y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), el documento tiene carácter público y está destinado a toda la nación española, en especial a los trabajadores para movilizarlos y al gobierno para amenazarles con la huelga. Dicho manifiesto se publicó en Madrid el 28 de marzo de 1917.
La idea principal del texto se expone en el tercer párrafo, donde se manifiestan los objetivos que plantean los dos sindicatos convocantes: un cambio de sistema y la adhesión de la clase trabajadora a una huelga general para demandar sus derechos.
El texto presenta un conjunto de ideas que hacen referencia a la situación de crisis que vivía la España de 1917: “cada día que pasa representa para el proletariado una agravación creciente de la miseria ocasionada por la carestía de la subsistencia y por la falta de trabajo”. Nos encontramos en plena I Guerra Mundial, en la que España no participa. La coyuntura fue favorable para la economía española, se vende a los contendientes casi todo el hierro y el acero que se produce y los grupos empresariales fuertes se enriquecieron rápidamente.
Por el contrario, no fue favorable para el sector agrícola porque los precios bajaron, acumulando grandes pérdidas. También se presentan problemas en los transportes por el peligro que origina el bloqueo alemán; mercantes españoles fueron hundidos. La clase obrera salió perjudicada, resultaba difícil encontrar productos de primera necesidad en el mercado a precios razonables o asequibles para las clases populares, por ello el texto habla “de crisis de subsistencia”. Se vendía todo a tan buen precio que no se reservaban ni las semillas para continuar con la producción. Las clases populares, los trabajadores de las fábricas, los jornaleros y los campesinos no ven en la clase política más que “amparadores de la explotación erigida en el sistema de gobierno”.
El movimiento sindical de esta época está convencido del valor de la huelga general como arma capaz de derribar o al menos erosionar el sistema político-social vigente. Por ello, se hace hincapié en que, para forzar los cambios sociales que se necesitan “se impone que el proletariado español emplee la huelga general sin plazo de terminación como el arma más poderosa”, y que “los organismos proletarios… procederán a la adopción de todas aquellas medidas que consideren adecuadas al éxito de la huelga general”.
La huelga general que se prepara tenía un doble objetivo:
El descontento obrero fue canalizado por la CNT y la UGT, que actuaban por primera vez unidos, convocando una huelga general con carácter indefinido para agosto de 1917. Ugetistas y cenetistas mantenían diferencias en cuanto a la finalidad y objetivos de la huelga.
Durante los días posteriores a la convocatoria de la huelga se produjeron graves incidentes en los grandes centros urbanos e industriales. Las tropas del ejército se emplearon con dureza en la represión de los huelguistas. La protesta obrera fracasó, pues no se logró movilizar a los trabajadores del campo.
El resultado fue el fracaso de la Huelga General de 1917. Las raíces de este problema las encontramos desde principios de siglo XX, tras el desastre de 1898, desde que sube al trono Alfonso XIII en 1902, con un sistema político corrupto. Durante este periodo se agravó la conflictividad social, lo que ocasionó que algunos políticos se percataran de la necesidad de llevar a cabo reformas para democratizar el sistema, evitar una revolución proletaria y salvaguardar a la monarquía. Entre estos destacamos a Maura que promulgó leyes como la del descanso dominical.
El sistema político vigente en España en 1917 era el de la Restauración borbónica y el sistema legislativo que emanaba de la Constitución de 1876. Este régimen político cometió el error de desatender las reivindicaciones de los trabajadores, que con medidas como el establecimiento de la jornada laboral de ocho horas, no satisfizo las demandas del proletariado. Los problemas continuaron al no haber acciones decididas para resolverlos, concretamente en 1917, la crisis se hizo más extensa y destacamos el problema político con la Asamblea de Parlamentarios, el problema militar con las Juntas Militares de Defensa para finalizar con el problema social de la huelga general.