Portada » Historia » Los Reyes Católicos y la Unión Dinástica en España
Los Reyes Católicos, Isabel I y Fernando II, eran primos segundos, que pertenecían a la dinastía Trastámara. La unión dinástica se cimentó mediante una guerra civil en Castilla, ya que a la muerte de Enrique IV (hermano de Isabel), Isabel I se proclamó reina en 1474, en detrimento de su sobrina, Juana La Beltraneja. Juana se casó con su tío Alfonso V de Portugal que intervino en la Guerra Civil castellana. Los partidarios de Isabel I derrotaron a sus enemigos en la Batalla de Toro y por el Tratado de Alcaçobas-Toledo (1479), Isabel I se convirtió en reina de Castilla. Con esta unión matrimonial comienza una nueva organización política: la Monarquía Hispánica.
Ambos monarcas tenían la misma capacidad de decisión. Mediante la Concordia de Segovia, se estableció que ambos soberanos eran reyes en sus respectivos reinos; y reyes consortes en el de su cónyuge. Es una unión personal, ya que cada reino sigue manteniendo sus leyes, instituciones y sistemas monetarios propios, conservando sus fronteras como antes. La única institución común va a ser la Inquisición.
Los RRCC se marcaron el objetivo de transformar una monarquía de carácter feudal en una monarquía moderna y autoritaria. El Consejo Real, las Chancillerías (tribunal de justicia), la Santa Hermandad (mantener el orden) y la Santa Inquisición (perseguir a los herejes). El Consejo Real dejó de ser consultivo para convertirse en un órgano de gobierno. En lo relativo a la justicia se creó una organización territorial con dos Chancillerías, una en Valladolid y otra en Granada. En lo tocante a la seguridad interior se creó la Liga de la Santa Hermandad en Castilla en 1476 para combatir el bandidaje. Y en 1478 se creó la Institución de la Santa Inquisición con el objetivo de perseguir a los sospechosos de herejía.
La guerra de Granada y el descubrimiento de América. El reino nazarí de Granada se mantuvo desde el siglo XIII casi íntegramente, salvo conquistas cristianas como Antequera (1410). La guerra tuvo varias fases, la primera de ellas entre 1482 y 1487 se conquistaron ciudades como Málaga, cuyos habitantes fueron vendidos como esclavos. En este periodo fue capturado Boabdil el Chico, hijo del emir Mulay Hacen, siendo liberado, para que luchara contra su padre. Esto propició una guerra civil interna en el reino nazarí. A la que se sumó un tercer contendiente, el hermano del emir, conocido como El Zagal. Boabdil se hizo con Granada y los territorios limítrofes, para finalmente solo controlar la ciudad (1491). Y en 1492, Boabdil rindió la ciudad. Los RRCC y Boabdil firmaron las Capitulaciones Generales de Granada, y que fueron generosas con los vencidos, pero rápidamente se intentó que los musulmanes se convirtieran al cristianismo, por la presión del cardenal Cisneros. También en 1492 se firmaría el Edicto de Granada que decretaba la expulsión de los judíos. El descubrimiento de América señala una nueva etapa en la historia española. El viaje respondía a la necesidad de llegar a la India por una nueva ruta, el oeste, libre de turcos y portugueses. El marino de origen genovés Cristóbal Colón defendió esta idea ante los Reyes Católicos, que finalmente aceptaron el viaje. En 1492 se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe que daban a Colón el título de Almirante de la Mar Océana, virrey y gobernador general de todas las tierras que descubriera y el diez por ciento de todos los beneficios obtenidos. Los Reyes Católicos sufragaron la expedición de Colón con dos carabelas, la Pinta y la Niña; y una nao la Santa María. La expedición salió del puerto de Palos de la Frontera el 3 de agosto de 1492 y llegaron el 12 de octubre de 1492 a una isla que bautizaron como San Salvador (Guanahaní) y Juana (Cuba). En este viaje también descubrieron La Española. El nombre de América se debe al marino italiano que trabajó para Castilla: Américo Vespucio.
Política interior y conflictos europeos. Carlos I (1516-1556) inicia la dinastía de los Habsburgo españoles y el nacimiento de la Monarquía Hispánica. Carlos I era hijo de Juana I de Castilla y Felipe I de Habsburgo y fue coronado rey de Castilla, Navarra y Aragón en 1516. Heredó distintos territorios; de su abuela paterna, María de Borgoña recibió Flandes, Franco Condado y el título de duque de Borgoña. De su abuelo paterno Maximiliano I heredó los territorios de Austria y los derechos sucesorios a la corona imperial del Sacro Imperio Romano Germánico (1520), coronándose como Carlos V. De su madre, Juana I heredó Castilla, los territorios americanos y ciudades en el norte de África. Por parte de su abuelo materno, Fernando II el Católico heredó los territorios de la Corona de Aragón, el reino de Nápoles y Sicilia, Cerdeña y el reino de Navarra. En política interior tuvo que hacer frente a la revuelta de las Comunidades de Castilla (1520), dirigida por Padilla, Bravo y Maldonado, que defendían la independencia de las Cortes castellanas, la negativa a sufragar con sus impuestos la sucesión a la corona imperial. La revuelta terminó con la derrota de las tropas comuneras en la batalla de Villalar el 23 de abril de 1521. Los líderes comuneros fueron ajusticiados por las autoridades leales a la corona. Al mismo tiempo estalló en el reino de Valencia la rebelión de las Germanías que fue sofocada en 1522. En política exterior Carlos I tuvo que hacer frente al rey de Francia, Francisco I por el control del Milan y de Nápoles. Las tropas de Carlos I derrotaron a las francesas en la batalla de Pavía (1525) donde el rey francés fue hecho prisionero y retenido en Madrid. Carlos I también se enfrentó a los turcos y el Sultán Solimán El Magnífico. Y en el Imperio no pudo atacar de manera definitiva a los luteranos de Martín Lutero y a su protector el duque de Sajonia, Federico el Sabio. Carlos V abdicó, en 1556 dividiendo: a Fernando le cedió la Corona imperial del Sacro Imperio Romano Germánico y todas las posesiones austriacas. Y a su hijo Felipe II le cedió el resto de sus territorios. Antes de su muerte en 1558, Carlos V se retiró al monasterio de San Jerónimo de Yuste.
Gobierno y administración. Los problemas internos. Guerras y sublevación en Europa. La Monarquía Hispánica era una suma de reinos con leyes e instituciones propias. Los Habsburgo desarrollaron el modelo de gobierno en consejos. Existían dos tipos de consejos los temáticos y los territoriales. Los consejos temáticos eran el de Estado, el de Hacienda, Inquisición, que tenía competencias en todos los reinos o el de Guerra. Los consejos territoriales eran el de Castilla, el de Aragón, el de Navarra, Indias, el de Flandes y Borgoña, Italia o el de Portugal. Cada territorio mantuvo sus instituciones. Estas eran las siguientes: Virrey persona que sustituye al rey, (máxima autoridad de gobierno); Cortes, Chancillerías (tribunales de justicia). En el ámbito municipal en Castilla el gobierno estaba en manos de los corregidores reales. En 1561 Felipe II establece la capital de la Monarquía Hispánica en Madrid, donde se instaló la corte fija. Felipe II (1556-1598) heredó un inmenso imperio al que añadió las islas Filipinas y Portugal con sus colonias. Tras la muerte del rey de Portugal, Sebastián I fue nombrado rey en 1580. En política interior tuvo que hacer frente a dos graves problemas: los moriscos y los fueros aragoneses. En 1568 se produjo una rebelión en las Alpujarras granadinas, que fue sofocada por el infante Juan de Austria, los moriscos siendo repartidos por el resto de la península. A esto hay que añadir el caso de Antonio Pérez, secretario de Felipe II, que vendía secretos de estado a los enemigos de la monarquía, una vez descubierto huyó a Aragón y pidió protección al justicia mayor, Juan de Lanuza, esto provocó que las tropas reales entraran en tierras aragonesas y que Juan de Lanuza fuera apresado y ajusticiado (1591). Antonio Pérez consiguió huir a Francia, donde consiguió refugio. En política exterior tuvo que hacer frente a innumerables enemigos. Felipe II derrotó a los franceses en las batallas de Gravelinas y San Quintín (1557), que se saldó con la Paz de Cateau-Cambresis (1559) y la boda entre Felipe II e Isabel de Valois, cuya hija, Isabel Clara Eugenia pugnará por la corona francesa en las Guerras de religión francesas entre calvinistas y católicos. El enfrentamiento con el Imperio turco se saldó con la victoria en la batalla de Lepanto (1571). En Inglaterra la subida al trono de Isabel I Tudor (protestante) y el recrudecimiento contra los católicos ingleses, provocó que Felipe II enviara a la Armada Invencible (1588) cuyo desastre desbarató el intento de invasión de Inglaterra. Y en el caso de Flandes tuvo que hacer frente a la revuelta calvinista, la solución militar no permitió que las Provincias Unidas del norte abandonaran el calvinismo, y el sobrino del Rey, Alejandro Farnesio, sólo pudo mantener la fidelidad a la monarquía y al catolicismo en la parte sur de Flandes (actuales Bélgica y Luxemburgo).
3.5. Exploración y colonización de América. Consecuencias de los descubrimientos en España, Europa y América. Las exploraciones de América se realizaron durante el primer cuarto del s. XVI. Entre los descubridores se encuentran: Vicente Yáñez Pinzón,que descubrió las costas del norte de Brasil; Vasco Núñez de Balboa, descubrió el océano Pacífico; Juan Ponce de León, descubrió la Florida y Juan Díaz de Solís, descubrió el río de La Plata. El Imperio azteca fue conquistado por Hernán Cortés. Hernán Cortés doblegó al Imperio azteca gracias a la alianza con tribus enfrentadas al emperador Moctezuma, al que hizo prisionero, apropiándose de las riquezas de los aztecas. Los aztecas fueron definitivas derrotados en la batalla de Otumba (1520) y el territorio se incorporó oficialmente como virreinato de Nueva España en 1535. La civilización maya estaba situada en la península del Yucatán también fue sometida entre 1522 y 1524. En el sur se sitúa el Imperio inca que fue conquistado por el extremeño Francisco Pizarro entre 1531 y 1532. Los ejércitos incas fueron derrotados por los españoles. El emperador Atahualpa fue engañado por el propio Pizarro que le invitó a la fortaleza de Cajamarca y fue hecho prisionero y asesinado. El territorio pasó a llamarse el virreinato del Perú con capital en Lima. Otros territorios conquistados fueron Chile. Para los territorios españoles el descubrimiento de América fue un impulso económico. Se explotaron las minas de oro y de plata de América, estas últimas en Zacatecas (Méjico) y Potosí (Perú). Estos metales preciosos se utilizaron para financiar las guerras de la Monarquía Hispánica en Europa, pero también provocaron la revolución de los precios y que la industria española perdiese competitividad en Europa. La revolución de los precios estudiada por Hamilton provocó la subida de precios de todos los productos, incluidos los de primera necesidad, afectando a toda Europa. Hasta mediados del siglo XVI se exportó a América vino, aceite o tejido. Desde América los españoles importaron maíz, patata, cacao o tabaco y se introdujeron en Europa especies vegetales para su agricultura hasta entonces desconocidas. El descubrimiento y la conquista de América cambiaron la concepción del mundo y de muchos valores culturales. Si bien no hay que olvidar el impacto que provocó la llegada de los españoles a América, ya que las guerras de conquista, los trabajos en las encomiendas y las minas, las enfermedades de los indígenas, etc. provocaron un descenso de la población autóctona. Esta situación fue denunciada por los dominicos Antonio de Montesinos y Bartolomé de las Casas. Francisco de Vitoria y sus discípulos de la Escuela de Salamanca abordaron los problemas en América, estableciendo el derecho de gentes, para mejorar las condiciones de vida de los indígenas y dieron lugar al derecho internacional.
3.6. Los Austrias del siglo XVII: el gobierno de válidos. La crisis de 1640. En el siglo XVII los monarcas de la dinastía de los Habsburgo delegaron las labores de gobierno en los válidos. Éstos eran personajes de la nobleza que no ostentaban ningún cargo oficial, pero que asesoraban al Rey en las tareas de gobierno o incluso tomaban decisiones por ellos, al haber delegado en los mismos. No atendían a los Consejos, a los cuales apartaban de las labores gubernativas. Felipe III (1598-1621) delegó las labores de gobierno en los siguientes validos: el duque de Lerma, y el duque de Uceda. Felipe IV (1621-1665) hizo lo mismo, pero con el conde-duque de Olivares, y con el sobrino de éste, Luis de Haro. Y Carlos II (1665-1700) tuvo distintos validos: el infante Juan José de Austria o Fernando de Valenzuela. El año 1640 fue un año de crisis destacando las que tuvieron lugar en Cataluña y Portugal. Crisis en Cataluña Las Cortes catalanas, en 1626, rechazaron la Unión de Armas que fue el fallido proyecto del conde-duque de Olivares por el que se pretendía que los reinos de la Corona ayudasen a Castilla militarmente. Y en 1640 se produjo una rebelión, provocada por el reclutamiento forzoso y los desmanes causados por las tropas enviadas para luchar contra Francia en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Los campesinos tomaron Barcelona y asesinaron al Virrey, acontecimiento conocido como el Corpus de Sangre. Uno de los líderes fue Pau Claris (presidente de la Generalidad). Cataluña se colocó bajo protección militar francesa. Y la falta de respeto de Luis XIV hacia las leyes catalanas llevaron a éstos a reintegrarse en la Monarquía Hispánica, después de la promesa de Felipe IV de respetar los fueros catalanes en 1652. Crisis en Portugal Las causas de la revuelta portuguesa fueron varias: el rechazo a la Unión de Armas, el aumento de los impuestos, las dificultades para el comercio portugués debido a las consecuencias de la participación española en la Guerra de los Treinta Años. Las Cortes portuguesas proclamaron rey al duque de Braganza, que se convirtió en Juan IV. Aunque Felipe IV mantuvo el enfrentamiento militar para reconquistar Portugal. La Monarquía Hispánica reconoció la Independencia de Portugal en 1668, ya siendo rey Carlos II, aunque menor de edad y ejerciendo la regencia su madre, Mariana de Austria.
3.7. La guerra de los Treinta Años y la pérdida de la hegemonía española en Europa. Felipe IV intervino en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Esta intervención bélica unió a la Monarquía Hispánica (Felipe IV) con el Emperador alemán (Fernando II). En un primer momento las armas españolas e imperiales partían como vencedoras, pero debido a la intervención del rey Luis XIV de Francia provocaría la derrota española al final de la contienda. Las tropas españolas e imperiales tuvieron que hacer frente a innumerables enemigos: el reino de Suecia, Inglaterra, Dinamarca, (Sajonia y el Palatinado) y las Provincias Unidas de los Países Bajos. Entre los acontecimientos bélicos habría que destacar la rendición de Breda en 1625 a los tercios españoles; y la derrota de estos en la batalla de Rocroi (1643). Sin olvidar victorias españolas como la de la batalla de la Montaña Blanca (1620) en la que los rebeldes bohemios (protestantes) fueron derrotados por españoles y austriacos. Otra victoria importante de la alianza de los Habsburgo sería en Nordlingen (1643) ante Suecia y Sajonia. La Paz de Westfalia (1648) puso fin a la Guerra de los Treinta Años y reconoció la independencia definitiva de las Provincias Unidas de los Países Bajos y la libertad religiosa para calvinistas (los luteranos habían sido reconocidos en 1555) dentro del Imperio alemán. Aunque la guerra continuó con Francia debido a la debilidad española y el interés de Luis XIV por debilitar a Felipe IV. Luis XIV de Francia y Felipe IV firmaron la Paz de los Pirineos en 1659, por la cual Francia se anexionaba el Rosellón y la Cerdaña y se acordaba la boda de la infanta española María Teresa con Luis XIV de Francia, que eran primos entre si, lo que en un futuro posibilitaría la llegada de la dinastía de Borbón a España.
3.8. Principales factores de la crisis demográfica y económica del siglo XVII y sus consecuencias. Desde finales del siglo XVI la población española fue descendiendo. Los factores fueron los siguientes: altas tasas de natalidad y mortalidad, crisis de subsistencia por malas cosechas, emigración a América de hombres jóvenes, epidemias de peste y la expulsión de los moriscos (1609). En el norte peninsular la población descendió y la corona de Aragón se vería muy afectada por la expulsión de los moriscos. Durante el siglo XVII se produce una ruralización (abandono progresivo de las ciudades). A todo esto, hay que sumar la política exterior española que absorbía los ingresos de América. Finalmente se optaría por devaluar la moneda. La producción agrícola disminuyó por las malas cosechas y el descenso de población también afectó a la artesanía (menos demanda). A esto hay que sumar los prejuicios de las clases adineradas a trabajar. Con la crisis económica aumentaría el peso social de los grupos improductivos, que eran nobles, clérigos y mendigos, frente a campesinos, artesanos y comerciantes. Las clases populares se empobrecieron y además el clero aumentó debido a que la gente ingresaba en dicho estamento para evitar el hambre. La burguesía que podría haber sido el grupo social mas dinámico, era escasa por los pocos alicientes que tenia el comercio (monopolio del puerto de Sevilla).
3.9. Crisis y decadencia de la Monarquía Hispánica: el reinado de Carlos II y el problema sucesorio. Carlos II accedió al trono en 1665, siendo un niño, por lo que su madre Mariana de Austria, ejerció como regente. El rey era débil mental y estaba incapacitado para gobernar. Durante su reinado el gobierno recayó en distintos validos: el padre Nithard, su hermanastro Juan José de Austria, Fernando de Valenzuela o el Cardenal Portocarrero. El poder de Estado se fue diluyendo, lo que fue aprovechado por la aristocracia y la Iglesia católica para ampliar sus privilegios. Las revueltas sociales no desaparecieron: en Valencia estalló la denominada Segunda Germanía (1693), una revuelta antiseñorial que fue sofocada. En Madrid se produjo el Motín de los Gatos (1699), por el alza de los precios del pan. Además, en política exterior Carlos II se intervino en la Guerra de los Nueve Años entre Francia y la Liga de Augsburgo, que se saldó con el Tratado de Rijswijk (1697), aunque la principal pérdida territorial fue la del Franco Condado tras la Paz de Nimega (1678). Pero el problema más grave fue el de la sucesión a la Corona. En 1697, se sabía que Carlos II iba a morir sin descendencia. Y había varios candidatos, si bien Carlos II, dejó todos los reinos de la Monarquía Hispánica a José Fernando de Baviera, que era sobrino-nieto de Carlos II, su muerte en 1699 precipitó los acontecimientos, ya que hubo dos candidatos en disputa Felipe de Borbón, duque de Anjou, y nieto de Luis XIV de Francia; y Carlos de Austria, candidato de la rama alemana de los Habsburgo y nieto de la hija menor de Felipe III
4.1. La Guerra de Sucesión Española y el sistema de Utrecht. Los Pactos de Familia. La Guerra de Sucesión tuvo lugar entre los años 1700 y 1714 debido a la disputa por el trono español entre el duque de Anjou, Felipe de Borbón, y el archiduque Carlos de Habsburgo. En 1700 murió sin descendencia Carlos II y en su testamento dejó como heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y de Felipe IV. Esto podía provocar que España quedara vinculada a Francia. En 1701 Felipe V de Anjou es proclamado rey de España sin renunciar a sus derechos al trono francés, lo que podría dar lugar a la unión entre España y Francia bajo una misma corona, aunque el archiduque Carlos reclamó el trono español, lo que dio lugar al inicio del conflicto. Los contendientes en la Guerra de Sucesión se dividieron en dos bandos: la alianza que defendía los intereses del archiduque Carlos estaba formada por Reino Unido, los Países Bajos, Prusia, Saboya, Portugal, el Imperio y la corona de Aragón. Mientras que los defensores de los derechos de Felipe V eran castellanos y navarros y la Francia de Luis XIV. La Guerra de Sucesión fue un conflicto internacional y nacional y tuvo un giro inesperado, cuando en 1711 murió el emperador y le sucedió su hermano el archiduque Carlos. Esto podía volver a repetir el dominio europeo que tuvo Carlos V al unir los reinos españoles y el Imperio alemán, pudiendo alterar el equilibrio continental. Por lo que británicos y neerlandeses decidieron negociar con Luis XIV. El Tratado de Utrecht (1713) puso fin a la Guerra de Sucesión y benefició a Gran Bretaña. Gran Bretaña recibió Gibraltar y Menorca. Y además dos privilegios comerciales con las colonias americanas pertenecientes a España: el asiento de negros (que le permitía vender esclavos africanos en la América española) y el navío de permiso (que permitía a los británicos comerciar una vez al año con los españoles de América). Austria (el emperador Carlos VI) obtuvo el Flandes español, Sicilia, el ducado de Milán y Nápoles. Saboya recibió Cerdeña. Y además Felipe V renunciaba a sus derechos sucesorios a la Corona francesa. En lo relativo a la política exterior durante el reinado de Felipe V el aspecto más importante fue el de los Pactos de Familia entre Francia y España. Estas alianzas fueron el Primer Pacto de Familia (1733), firmado entre Luis XV y Felipe V y que terminó con el Tratado de Viena de 1738 y que por el cual Felipe V obtuvo para su hijo el infante Carlos (futuro Carlos III) Sicilia y Nápoles. Y el Segundo Pacto de Familia (1743) permitió a España situar al infante Felipe en el Ducado de Parma. El Tercer Pacto de Familia (1761) por Carlos III y Luis XV en el contexto de la Guerra de los Siete Años, lo que implicó perdidas territoriales a España.
4.2. La nueva Monarquía Borbónica. Los Decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y alcance de las reformas. La política de los Borbones se caracterizó por la imitación de la forma de gobierno de Francia; y por lo tanto de un acusado centralismo. El rey Felipe V (1700-1746) aplicó un absolutismo monárquico de tipo francés. Además, estableció la Ley sálica en España, que impedía que las mujeres reinaran. Felipe V estableció una centralización política aprobando los Decretos de Nueva Planta para Aragón y Valencia en 1707 y para Cataluña y Mallorca en 1716, por el apoyo prestado durante la Guerra de Sucesión al archiduque Carlos de Habsburgo. Estos decretos abolían los fueros, instituciones y privilegios de la Corona de Aragón, estableciendo la uniformidad jurídica bajo las leyes de Castilla. Solo Navarra y Vascongadas pudieron mantener sus fueros, por su apoyo a Felipe V. En lo relativo a la administración central se mantuvo el Consejo de Castilla y se crearon las secretarías de Estado (equivalentes a los actuales ministerios). Las secretarías se dividieron en las siguientes: Estado, actual presidencia del gobierno; Gracia y Justicia, Ministerio de Justicia; Hacienda; Guerra y Marina, actual defensa; e Indias, asuntos de américa. En lo relativo a la administración regional se crearon las intendencias y cuyas funciones eran administrativas, judiciales y hacendísticas nombrados por el monarca. También se crearon los capitanes generales, que sustituyeron a los virreyes, ahora suprimidos, salvo en América. En la administración municipal se extendió a toda España la figura del corregidor, nombrado por el monarca
3.7. La guerra de los Treinta Años y la pérdida de la hegemonía española en Europa. Felipe IV intervino en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Esta intervención bélica unió a la Monarquía Hispánica (Felipe IV) con el Emperador alemán (Fernando II). En un primer momento las armas españolas e imperiales partían como vencedoras, pero debido a la intervención del rey Luis XIV de Francia provocaría la derrota española al final de la contienda. Las tropas españolas e imperiales tuvieron que hacer frente a innumerables enemigos: el reino de Suecia, Inglaterra, Dinamarca, (Sajonia y el Palatinado) y las Provincias Unidas de los Países Bajos. Entre los acontecimientos bélicos habría que destacar la rendición de Breda en 1625 a los tercios españoles; y la derrota de estos en la batalla de Rocroi (1643). Sin olvidar victorias españolas como la de la batalla de la Montaña Blanca (1620) en la que los rebeldes bohemios (protestantes) fueron derrotados por españoles y austriacos. Otra victoria importante de la alianza de los Habsburgo sería en Nordlingen (1643) ante Suecia y Sajonia. La Paz de Westfalia (1648) puso fin a la Guerra de los Treinta Años y reconoció la independencia definitiva de las Provincias Unidas de los Países Bajos y la libertad religiosa para calvinistas (los luteranos habían sido reconocidos en 1555) dentro del Imperio alemán. Aunque la guerra continuó con Francia debido a la debilidad española y el interés de Luis XIV por debilitar a Felipe IV. Luis XIV de Francia y Felipe IV firmaron la Paz de los Pirineos en 1659, por la cual Francia se anexionaba el Rosellón y la Cerdaña y se acordaba la boda de la infanta española María Teresa con Luis XIV de Francia, que eran primos entre si, lo que en un futuro posibilitaría la llegada de la dinastía de Borbón a España.
4.1. La Guerra de Sucesión Española y el sistema de Utrecht. Los Pactos de Familia. La Guerra de Sucesión tuvo lugar entre los años 1700 y 1714 debido a la disputa por el trono español entre el duque de Anjou, Felipe de Borbón, y el archiduque Carlos de Habsburgo. En 1700 murió sin descendencia Carlos II y en su testamento dejó como heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y de Felipe IV. Esto podía provocar que España quedara vinculada a Francia. En 1701 Felipe V de Anjou es proclamado rey de España sin renunciar a sus derechos al trono francés, lo que podría dar lugar a la unión entre España y Francia bajo una misma corona, aunque el archiduque Carlos reclamó el trono español, lo que dio lugar al inicio del conflicto. Los contendientes en la Guerra de Sucesión se dividieron en dos bandos: la alianza que defendía los intereses del archiduque Carlos estaba formada por Reino Unido, los Países Bajos, Prusia, Saboya, Portugal, el Imperio y la corona de Aragón. Mientras que los defensores de los derechos de Felipe V eran castellanos y navarros y la Francia de Luis XIV. La Guerra de Sucesión fue un conflicto internacional y nacional y tuvo un giro inesperado, cuando en 1711 murió el emperador y le sucedió su hermano el archiduque Carlos. Esto podía volver a repetir el dominio europeo que tuvo Carlos V al unir los reinos españoles y el Imperio alemán, pudiendo alterar el equilibrio continental. Por lo que británicos y neerlandeses decidieron negociar con Luis XIV. El Tratado de Utrecht (1713) puso fin a la Guerra de Sucesión y benefició a Gran Bretaña. Gran Bretaña recibió Gibraltar y Menorca. Y además dos privilegios comerciales con las colonias americanas pertenecientes a España: el asiento de negros (que le permitía vender esclavos africanos en la América española) y el navío de permiso (que permitía a los británicos comerciar una vez al año con los españoles de América). Austria (el emperador Carlos VI) obtuvo el Flandes español, Sicilia, el ducado de Milán y Nápoles. Saboya recibió Cerdeña. Y además Felipe V renunciaba a sus derechos sucesorios a la Corona francesa. En lo relativo a la política exterior durante el reinado de Felipe V el aspecto más importante fue el de los Pactos de Familia entre Francia y España. Estas alianzas fueron el Primer Pacto de Familia (1733), firmado entre Luis XV y Felipe V y que terminó con el Tratado de Viena de 1738 y que por el cual Felipe V obtuvo para su hijo el infante Carlos (futuro Carlos III) Sicilia y Nápoles. Y el Segundo Pacto de Familia (1743) permitió a España situar al infante Felipe en el Ducado de Parma. El Tercer Pacto de Familia (1761) por Carlos III y Luis XV en el contexto de la Guerra de los Siete Años, lo que implicó perdidas territoriales a España.
4.2. La nueva Monarquía Borbónica. Los Decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y alcance de las reformas. La política de los Borbones se caracterizó por la imitación de la forma de gobierno de Francia; y por lo tanto de un acusado centralismo. El rey Felipe V (1700-1746) aplicó un absolutismo monárquico de tipo francés. Además, estableció la Ley sálica en España, que impedía que las mujeres reinaran. Felipe V estableció una centralización política aprobando los Decretos de Nueva Planta para Aragón y Valencia en 1707 y para Cataluña y Mallorca en 1716, por el apoyo prestado durante la Guerra de Sucesión al archiduque Carlos de Habsburgo. Estos decretos abolían los fueros, instituciones y privilegios de la Corona de Aragón, estableciendo la uniformidad jurídica bajo las leyes de Castilla. Solo Navarra y Vascongadas pudieron mantener sus fueros, por su apoyo a Felipe V. En lo relativo a la administración central se mantuvo el Consejo de Castilla y se crearon las secretarías de Estado (equivalentes a los actuales ministerios). Las secretarías se dividieron en las siguientes: Estado, actual presidencia del gobierno; Gracia y Justicia, Ministerio de Justicia; Hacienda; Guerra y Marina, actual defensa; e Indias, asuntos de américa. En lo relativo a la administración regional se crearon las intendencias y cuyas funciones eran administrativas, judiciales y hacendísticas nombrados por el monarca. También se crearon los capitanes generales, que sustituyeron a los virreyes, ahora suprimidos, salvo en América. En la administración municipal se extendió a toda España la figura del corregidor, nombrado por el monarca