Portada » Economía » Los 4 Convenios Contables: Coherencia, Conservadurismo, Materialidad y Objetividad
Los principios contables otorgan un amplio margen de libertad en el registro de operaciones. Los **convenios contables** restringen o limitan estos principios, incluso modificando su contenido para definir con mayor precisión su significado.
Actualmente, los convenios contables más importantes son:
La **Convención de la Coherencia** establece que, una vez adoptado un proceso contable entre varias opciones posibles que cumplen el mismo principio general, no se debe cambiar frecuentemente. Esto asegura la comparabilidad de la información financiera.
Por ejemplo, si se adopta el método FIFO para la evaluación de inventarios en lugar del método UEPS, se debe utilizar consistentemente en periodos futuros. Si es necesario cambiar el criterio, esta adopción y sus efectos deben ser reportados en las notas al pie de los informes.
Esta convención reduce la incoherencia entre los informes de la misma empresa, contribuyendo a la estandarización de la contabilidad en el sector.
El **Convenio de Conservadurismo** indica que, ante alternativas igualmente válidas para asignar valores a un activo o pasivo, se debe elegir el valor más bajo para el activo y el más alto para el pasivo. Esto se hace como medida de precaución.
Por ejemplo, si el valor de mercado del inventario es menor que el costo, se debe elegir el valor de mercado.
Esta convención modifica el principio general del costo como base para el valor, y está estrechamente relacionada con la regla del costo o el valor de mercado más bajo.
Aunque el conservadurismo es valioso, su adopción irrestricta puede prevenir el avance de la teoría contable y crear problemas a las empresas. Es crucial controlar sus impactos en los resultados.
La **Convención de la Materialidad** establece que, para evitar pérdidas de tiempo y dinero, solo se deben registrar en la contabilidad los eventos dignos de atención y en su momento. Esto implica que no todos los eventos deben ser registrados, sino solo aquellos que son materialmente importantes.
Por ejemplo, el uso de papel de oficina por parte de los empleados podría teóricamente registrarse como una disminución de los activos de la empresa. Sin embargo, debido a la irrelevancia de la operación, el gasto se registra al final del período.
La materialidad está relacionada con la información que, si se excluyera de los informes, podría llevar al lector a conclusiones inapropiadas sobre los resultados y tendencias de la empresa. Generalmente, la materialidad y la relevancia van juntas.
Algo puede ser irrelevante en sí mismo, pero aún así ser pertinente. Por ejemplo, una pequeña diferencia mensual en la Balanza de Comprobación puede ser irrelevante, pero su repetición puede señalar problemas en el sistema contable.
La **Convención de la Objetividad** se explica mejor con un ejemplo: al evaluar un bien, un contador tiene dos fuentes: la factura de compra y la evaluación de un especialista. Debe elegir el valor indicado en la factura.
Entre un criterio subjetivo y otro objetivo, el contador debe optar por la hipótesis más objetiva. Esta convención busca eliminar o restringir la libertad en la elección de criterios, especialmente en la valoración.
En teoría, esta convención tiene sus méritos, pero es necesario definir con mayor precisión qué constituye la objetividad. No solo lo tangible es objetivo, sino que la objetividad atribuida a los elementos es una imagen creada por nuestra mente, utilizada para el juicio. Por lo tanto, un juicio puede ser objetivo y profesional.
La contabilidad se rige por un conjunto de leyes, los **Principios de Contabilidad**, que facilitan el uso de las cuentas en el día a día. Estos principios representan teorías contables que facilitan el estudio de las propiedades y derechos de una sociedad.