Portada » Griego » Literatura Griega: De la Épica a la Oratoria
Las últimas palabras de Sócrates fueron hacia Critón: le dijo que debían regalar un gallo a Asclepio. Con esta frase, muchos filósofos han sacado sus conclusiones. Por un lado, algunos decían que es una ironía de Sócrates expresar su agradecimiento al dios de la salud, al curador y sanador por excelencia. Por otro lado, Nietzsche dice que las últimas palabras de Sócrates revelan la muerte como curación de todos los males humanos y que, por tanto, la vida es una especie de enfermedad.
Por el contrario, Eilamowitz afirmó que ni la vida es una enfermedad ni Asclepio cura los males del alma.
Sin embargo, Nietzsche se limita a indicar que se ignora el motivo por el cual Sócrates dijo esas palabras a Asclepio. Piensa que su significado es que Sócrates quiere agradecer al dios médico la curación de su alma, es decir, su liberación definitiva del cuerpo.
Una de las primeras manifestaciones literarias es el poema narrativo de carácter nacional: la epopeya, que recoge un conglomerado de tradiciones orales que durante siglos pasan de boca en boca.
La aparición y difusión de la escritura permitió la fijación escrita de las creaciones poéticas. Este hecho debió producirse entre los siglos IX y VIII a. C., al entrar los griegos en contacto con los fenicios, de quienes toman el alfabeto. En ese momento, aparecieron los poemas homéricos: La Ilíada y La Odisea.
En los poemas homéricos encontramos los recursos propios de la poesía oral, es decir, la poesía anterior a la aparición de la escritura: epítetos fijos referidos a los dioses y héroes, repetición de fórmulas, escenas típicas y la composición en anillo.
Los debates sobre su existencia se han venido planteando desde la época alejandrina hasta nuestros días. Muchos críticos han llegado incluso a negar su existencia, afirmando que solo es un nombre. Sin embargo, la presencia del poeta se siente en el tratamiento de datos legendarios y en la creación y reinterpretación de tipos, es decir, en la organización de los poemas centrada en torno a un tema.
Los poemas que se le atribuyen son La Ilíada y La Odisea. Se trata de poemas épicos, es decir, narrativos, que tienen como trasfondo la Guerra de Troya.
La Odisea se compone de tres partes:
Hesíodo tiene en común con Homero las siguientes características: la métrica en hexámetros y el lenguaje épico. Pero también tienen sus diferencias: Hesíodo muestra en su poesía su propio mundo, mientras que Homero se refiere al pasado. De Hesíodo poseemos datos sobre su vida, mientras que de Homero su existencia se ha puesto en duda.
Las obras que se le atribuyen a Hesíodo son: La Teogonía, Trabajos y días y El escudo de Heracles.
Apolonio fue discípulo de Calímaco. La obra que se le atribuye es Las argonáuticas.
La oratoria es el género literario de los discursos. Se define como el arte de exponer y persuadir a un auditorio mediante el uso de la palabra. Por lo tanto, los discursos son orales.
Los griegos, desde el principio, pusieron interés en el uso de los discursos, aunque todavía no podemos hablar de oratoria porque se trata de obras en poesía. A Homero, a pesar de ser un poeta épico, le gustaba pronunciar algunos de sus emotivos discursos. Más tarde, la poesía lírica, en concreto la elegía, buscó servirse del verso con la misma finalidad que luego correspondería a los discursos en prosa. En el siglo V a. C. (época clásica), los autores de tragedias compusieron grandes parlamentos, en boca de sus héroes, con la intención de persuadir al auditorio. Efectivamente, la Grecia antigua sintió una atracción en todas las etapas por el poder de la palabra hablada.
Con la llegada de la democracia a Atenas (siglo V a. C.) se incrementó la intervención pública de los ciudadanos en los tribunales de justicia. Con el tiempo, este movimiento intelectual es conocido como la sofística.
A la par, se redactaban discursos concretos siguiendo las normas de la retórica. Así surgió la oratoria. Son discursos compuestos para ser pronunciados en público. Al principio, eran redactados por la persona que iba a hablar, pero más tarde surgió la figura del logógrafo, que era el profesional que escribía discursos para otro.
Existen tres tipos de discursos:
Es el autor más importante de la oratoria epidíctica. Fue discípulo de los sofistas que se dedicaban a la retórica. Empezó como maestro en la oratoria forense, pero la abandonó para establecerse como maestro de retórica.
Las obras que se le atribuyen son: Helena, Panegírico, Aeropagítico y Pantenáico.
El padre de Lisias era un ciudadano siracusano; por este motivo, no podía actuar en persona delante de los tribunales. Por tanto, sus clientes le encargaban que redactase el discurso, pero luego ellos debían exponerlo en el tribunal.
La obra que se le atribuye es El discurso contra Eratóstenes.
Demóstenes representa la cumbre de la oratoria griega. Por ser tartamudo, sus primeros pasos por la oratoria los dio como logógrafo, pero se pasó a la oratoria política tras atacar a Filipo de Macedonia.
Las obras que se le atribuyen son: Filípicas, Olintiacas y Sobre el Quersoneso.