Portada » Español » Literatura española: novela, teatro y poesía desde 1939
Novela del exilio: Los autores que abandonaron España al terminar la Guerra Civil continuaron escribiendo. Cada uno de ellos evolucionó de manera personal. Todos hablaron de la experiencia de la guerra y la nostalgia de la patria. Francisco Ayala, con su obra «Muertes de perro», Max Aub, con «El laberinto mágico», o Ramón J. Sender, con su obra maestra «Réquiem por un campesino español».
Hay una ruptura con las corrientes narrativas anteriores a la Guerra y se volverá a un mediocre realismo, y ciertas novelas recrean ambientes sórdidos y violentos (tremendismo). Coexisten varias tendencias: la novela nacionalista (falangistas), el realismo tradicional, donde el tema fundamental era la vida de la burguesía, la novela existencial, que es la tendencia más importante de la novela de la inmediata posguerra. Los temas de esta tendencia son la incertidumbre de los destinos humanos y la dificultad de comunicación. Los personajes son seres marginados, oprimidos. Predomina el narrador en primera persona, se utiliza un lenguaje duro. Novelas más importantes: «La familia de Pascual Duarte», de Cela, y «Nada», de Carmen Laforet. De tristezas y de frustración Miguel Delibes con «La sombra del ciprés es alargada».
La novela reflejará la sociedad española con su falta de libertad, y su desigualdad social. La estética en estas novelas es la realista. El origen de esta tendencia lo marca la publicación de La Colmena, de Cela. Dos corrientes: a) El objetivismo: El escritor se limita a presentar la realidad. Describe la realidad tal cual es al lector. Destaca, «Los bravos», de Fernández Santos y «El Jarama», de Rafael Sánchez Ferlosio. b) Realismo crítico: explica y a denuncia las injusticias que marginan a determinados grupos sociales. Esta actitud les lleva a simplificar el estilo y la técnica narrativa. Destaca, «Central eléctrica», de Jesús López y «La mina», de López Salinas. Los temas predominantes son la soledad del ser humano en la sociedad y las repercusiones de la Guerra Civil. Narrador en tercera persona. Predomina el diálogo. El año 1954 se considera el año inaugural de la llamada “Generación de medio siglo “.
Se abandona el enfoque social y se vuelve a la imaginación y la introspección. «Tiempo de silencio», de Luis Martín Santos es la novela que inicia este cambio. Se dará paso a una novela más preocupada por el lenguaje y la estructura. Se escribirán obras complejas, de difícil interpretación. La trama narrativa pierde importancia, los personajes son seres amorfos, borrosos e inconcretos. Se evita el relato cronológico lineal. La temporalidad se fragmenta al mezclar los saltos atrás en el tiempo con anticipaciones. Al no haber una progresión lineal de la acción, suele perderse el esquema de exposición, nudo y desenlace. Se eliminan los capítulos y se sustituyen por un espacio en blanco. Títulos significativos de la novela experimental son «Cinco horas con Mario», de Delibes; «Volverás a Región», de Juan Benet; «La saga/fuga» de J.B. de Torrente Ballester; «San Camilo 1936», de Cela.
En el primer tercio de Siglo, los empresarios teatrales tienen en cuenta los gustos de un público burgués. El teatro que triunfa en las salas no presenta una gran crítica social. Es reacio a las nuevas tendencias, aunque aun así se crearon nuevas tendencias. Destaca, en este tipo de teatro de éxito, la figura de Jacinto Benavente, con «Señora ama» y «La malquerida». Su obra menos convencional y, más representada, es «Los intereses creados», donde utiliza el ambiente y los personajes de la commedia dell’arte italiana. El teatro modernista, en verso, gracias a sus vestuarios y escenografías, también cuenta con el aplauso del público. Destacaron las obras de Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina. La tercera corriente es el llamado teatro cómico. Los hermanos Álvarez Quintero llevan a escena una Andalucía tópica; Carlos Arniches realiza piezas cortas con personajes típicos, de gran fuerza humorística. Destacan obras como «La señorita de Trevélez», o «La venganza de don Mendo,» de Pedro Muñoz Seca. El teatro renovador pretende romper con el drama burgués. Este teatro no tuvo la aceptación del público. Unamuno trata en sus obras temas existenciales, despojándolas de todos los elementos escenográficos superfluos. Azorín utiliza elementos irreales y simbólicos. El verdadero innovador del teatro, fue Valle-Inclán. Presenta una producción compleja, donde destaca la trilogía de las «Comedias bárbaras». Con «Divinas palabras» da un paso hacia el esperpento. El esperpento utiliza una estética sistemáticamente deformadora, con unos personajes grotescos, donde tienen cabida todos los tonos poéticos. Se abrirá en 1920 con «Luces de bohemia», de Max Estrella. Los autores de la generación del 27 también intentaron llevar su renovación lírica a las tablas. La dedicación de Alberti y Salinas. Trayectoria similar fue la de Alejandro Casona. Mezcla acertadamente los elementos líricos y simbólicos, como en «La dama del alba». Pero el autor más influyente fue Federico García Lorca. Trata en sus obras la frustración. Entre sus primeras obras, destaca «Mariana Pineda». También escribió «La zapatera prodigiosa» y «Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín», que tratan el tema de la desigualdad de edades en el amor. Su teatro vanguardista nunca llegó a subir a las tablas en su época, él mismo llamó “comedias imposibles” a «El público y Así que pasen cinco años», de clara influencia surrealista. El culmen de su teatro llegaría con las tragedias como «Bodas de sangre y Yerma». «La casa de Bernarda Alba» sería su mejor obra. Todos los elementos dramáticos, así como la escenografía y el vestuario están perfectamente integrados y nos conducen inexorablemente al suicidio final.
Características. La mayoría de los autores de este periodo se muestran contrarios al régimen de Franco y comienzan a publicar entre 1968 y 1975. Se destacan las siguientes características: – El cansancio de los excesos de la experimentación origina que los autores vuelvan a la narración tradicional. – La excesiva inclinación a plasmar lo personal. No se realiza un análisis complejo del mundo; el narrador suele ser el protagonista. – La influencia de los medios de comunicación impulsan el gusto por géneros como la novela-reportaje. – La atención a lo formal: son obras bien escritas, pero no profundizan en las posibilidades creativas del lenguaje. Es realista y tradicional y se utiliza la frase corta. – Los espacios oscilan entre lo conocido y lo cosmopolita y exótico.
No resulta fácil discernir en la nueva narrativa unas corrientes definidas. Las más relevantes son: a) Novela policíaca y de intriga. Presenta una intriga poderosa que atrae al lector. Entre sus autores destacan Manuel Vázquez Montalbán, autor de «Pepe Carvalho», y Arturo Pérez-Reverte, con «La tabla de Flandes» (1990), «El club Dumas2 (1992) o L»a Reina del Sur» (2002). b) Novela histórica. Se vuelve al pasado histórico. Destacan «El oro de los sueños,» de José María Merino; El hereje como la saga protagonizada por el capitán Alatriste, de Pérez-Reverte, c) Novela de la reflexión íntima. Se vuelve a lo privado. Se recrea la infancia y la juventud de una manera lírica. Obras como “Mortal y rosa” de Francisco Umbral, o “El desorden de tu nombre”, de Juan José Millás,. d) Novela de la memoria y del testimonio. La memoria de una generación y el compromiso son los temas básicos de esta corriente, autores como Rosa Montero, con “Te trataré como a una reina” y Luis Mateo Díez, con “La fuente de la edad”. e) Enfoque realista. algunos autores han vuelto a recuperar para la novela el arte de narrar. desde una perspectiva mucho más amplia y abierta. absurdo…En esta línea cabría mencionar el realismo carnavalesco de Luis Mateo Díez o el realismo imaginario de Luis Landero en “Juegos de la edad tardía”. autores jóvenes que hacen una novela que se ocupa de analizar y explicar diferentes aspectos de la cultura occidental. Eso es lo que hace Juan Manuel de Prada con “Las máscaras del héroe” o “La tempestad”. g) Otras tendencias en la novela de los autores más jóvenes es la de hacer una novela que trata los problemas de la juventud urbana Destacan: “Historias del Kronen”, de José Ángel Mañas, Ray Loriga con “Héroes” o Lucía Etxebarría en “Sexo, procaz y dudas”.
En la época posterior a la Guerra Civil, se pueden distinguir diferentes etapas: – Durante los años 40 y parte de los 50, la tendencia tradicional, y se abre la búsqueda de nuevos caminos. – Mediada la década de los años 50, tiene cabida un teatro realista y social, que trata de llevar a cabo la denuncia de las condiciones sociales. – Durante los años 60 y 70, ya explotado el realismo social, aunque sin perder su carga crítica.
Durante el teatro de posguerra, destacan dos líneas de teatro: a) Teatro de alta comedia o teatro de evasión. Busca el entretenimiento. Son obras poco críticas con la realidad social. Destacan autores como José Ma Pemán, Edgar Neville o Luca de Tena. b) Teatro de humor. Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura son los principales representantes de este tipo de teatro. Jardiel Poncela combina el humor y lo absurdo. Destacan obras como “Eloísa está debajo de un almendro”. Por su parte, Miguel Mihura, también basa su teatro en lo absurdo, aunque también muestra una cierta preocupación existencial y una intención crítica. Su principal obra pertenece a su primera época, “Tres sombreros de copa”.
Entre los años 50 y 60, surge un nuevo teatro crítico que busca un compromiso ético-social. Se trata del teatro llamado “realismo social”. Los autores tratan de movilizar y transformar la sociedad española. Su inicio se produce, con la obra de Buero Vallejo, “Historia de una escalera”. Otros autores que siguieron este tipo de teatro crítico fueron Lauro Olmo, Martín Recuerda o Alfonso Sastre, con su principal obra «Escuadra hacia la muerte». Denuncian las injusticias sociales. Tratan de crear un teatro comprometido con los problemas de la España en que vivían.
El teatro continuará con la línea de protesta y denuncia social. José María Recuerda estrena “Las salvajes en el Puente San Gil”, para criticar el conservadurismo. Lauro Olmo obtendrá gran éxito con “La Camisa”. Fernando Arrabal, con “El arquitecto y el emperador de Asiria”, crea un teatro de carácter provocador y rebelde. Como alternativa al teatro comercial, surge el llamado “teatro independiente”. Teatro crítico y comprometido con la realidad, pero buscan nuevas fórmulas que contribuyan a la renovación del teatro y del espectáculo. Lo más destacado es que junto a enfoques críticos se preocupan por los aspectos lúdicos del espectáculo.
Se intenta llevar a escena todo aquello que había sido prohibido de décadas anteriores. En esta época se podría hacer un teatro en libertad, pero el público no asimila los cambios. Destacan autores como Antonio Gala, con “Anillos para una dama”. Tratan temas como el amor, la soledad. José Luis Alonso de Santos, con “La estanquera de Vallecas” y “Bajarse al moro”, donde se aprecian aspectos de la sociedad actual. José Luis Sanchis Sinisterra, con “¡Ay, Carmela!”, en la que se reflexiona sobre aspectos del propio teatro. En los últimos años predomina el teatro comercial, el teatro de humor, el teatro musical, etc.
La situación es la siguiente: algunos poetas muertos, como Unamuno, García Lorca, Miguel Hernández o Machado; otros, en el exilio, como es el caso de Alberti, Cernuda, Juan Ramón Jiménez, o Pedro Salinas. Por ello, podemos dividir la poesía de esta época en tres grandes grupos: – Poetas en el exilio: En estos poetas está siempre presente la añoranza, la tristeza por el país abandonado, con temas como la guerra. También dedican poemas a sus países respectivos de acogida. – Poesía arraigada. Poesía poco comprometida socialmente, de poetas generalmente afines al régimen franquista. En cuanto a la forma de esta poesía, pretenden una vuelta al clasicismo y a las reglas puras de la métrica española. Sus principales representantes fueron Leopoldo Panero, Luis Rosales, Dionisio Ridruejo o Luis García Nieto. – Poesía desarraigada. Para éstos, el mundo es un lugar de caos y angustia. El mundo está dominado por la soledad y por el miedo a vivir. Destacan autores como José Hierro y Dámaso Alonso, con su obra «Hijos de la ira». Publican sus obras, principalmente, en la revista Espadaña,en la que lo importante es el contenido y no la forma.
Se abandona el pesimismo y la angustia existencial. Es una poesía social, y, por ello, el lenguaje se hace sencillo. Los temas se acercan a las preocupaciones de la gente de la calle y los autores intentan que lo más importante sea el mensaje que pretenden transmitir. Aunque esto no impide que los poemas tengan una cuidada elaboración formal. Sus temas principales fueron las duras condiciones de vida, las dificultades económicas, la falta de trabajo… Destacan autores como Blas de Otero, con su principal obra «Pido la paz y la palabra», Gabriel Celaya con su obra «Cantos íberos», y José Hierro, autor de «Alegría».
. supone una continuación lógica y evolucionada de la poesía ya iniciada. Los poetas tratan de desplazar su poesía desde lo colectivo a lo personal. Temas comunes son: el amor, visto desde la perspectiva de la experiencia individual, el paso del tiempo, que muestra la fugacidad de la vida, y la creación de la propia poesía, reflexionando acerca de ella. Destacan autores como Jaime Gil de Biedma con «Compañeros de viaje», José Manuel Caballero Bonald con «Las adivinaciones», o Ángel González con «Tratado de urbanismo». POESÍA POSTERIOR A LOS AÑOS 70. José Ma Castellet renovó el ambiente poético español al publicar la antología «Nueve novísimos poetas españoles». Aparecen nuevos temas y nuevos enfoques, como la muerte, el tiempo o el amor. A partir de 1980 surge la llamada poesía de la experiencia, que trata historias cotidianas en escenarios urbanos. Sus principales autores son Luis García Montero, y Felipe Benítez Reyes. También hay que destacar, la presencia de una poesía llamada esencialista, que se busca la condensación expresivaPor último, hay que destacar la poesía escrita por mujeres y el neoerotismo. Poesía muy expresiva cuyos títulos aluden a la poesía hecha por mujeres: «Ellas tienen la palabra», «Las diosas blancas»… Destacan autoras como Ana Rosetti, o Blanca Andréu.