1. Generación del 27

Esta primera etapa del siglo es considerada la Edad de Plata en nuestra literatura, pero la riqueza se extiende a todas las artes: Picasso, Dalí, Miró en pintura, Buñuel en cine o Falla en música. El nombre del 27 agrupa a una serie de autores que se iniciaron en una poesía pura, que en ese año se reunieron en Sevilla para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora. Tuvieron una estrecha relación de amistad y participaron en las mismas revistas (Revista de Occidente). Integrarían esa generación, en orden de edad: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Emilio Prados, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Miguel Hernández (se le considera el último de la poesía del 27, aunque escribe poesía de guerra). La Residencia de Estudiantes de Madrid fue el lugar de alojamiento para gran parte de esta generación artística. Su espíritu institucionalista, laico, abierto y dialogante es compartido por los del 27, en su mayoría liberales, progresistas y republicanos. La Residencia era un centro cultural de primer orden: la amistad, sus relaciones amistosas se prolongaron hasta la Guerra Civil. La formación intelectual era sólida. Estudiaron en la universidad con grandes profesores. La literatura extranjera y española se concretó en ensayos y artículos de crítica literaria. El talante abierto, liberal y progresista se refleja en sus políticas.

Tradición y vanguardia

La generación del 27 nació a la par que el auge de las vanguardias, pero mezclan lo tradicional con lo nuevo. Su integración se concreta con:

• La admiración y el conocimiento de los clásicos españoles (Manrique, Garcilaso).
• El interés por la poesía contemporánea (Juan Ramón Jiménez).
• El empleo de formas métricas clásicas y del verso libre.
• La combinación de poesía popular y poesía intelectual.

Trayectoria literaria

Se pueden distinguir tres etapas:

• La poesía pura hasta 1929: Primeros poemarios, también se asocia con las métricas tradicionales, los romances, coplas…
• El surrealismo y rehumanización: No hubo un grupo organizado y la escritura automática se practicó muy poco.
• La Guerra Civil y el exilio: Al declararse la guerra en julio de 1936, todos los poetas se vieron afectados. Lorca moriría asesinado al mes siguiente y los demás se marcharon al exilio o permanecieron en España.

Los poetas

• Pedro Salinas (1891-1951): Sus obras más destacadas fueron La voz a ti debida (1936) y Fábula y signo (1931); con ellas adquiere su condición primordial: la de gran poeta del amor.
• Jorge Guillén (1893-1984): Su estilo poético se acerca a la poesía pura. El poeta da un título global a toda su producción poética: Aire nuestro, que abarca tres ciclos: Cántico; Clamor y Final.
• Vicente Aleixandre (1898-1984): El descubrimiento del Surrealismo marcará gran parte de su producción, como reflejan Espadas como labios (1932). Su segunda etapa se caracteriza por una mirada positiva hacia el hombre; a ella pertenece Historia del corazón (1954) y Diálogos del conocimiento (1974).
• Federico García Lorca (1898-1936): En sus primeros libros predominan el ambiente andaluz. Los temas son la frustración y el destino trágico del hombre: Romancero gitano; una crisis personal y la influencia del Surrealismo supusieron el cambio a una poesía de lenguaje desgarrador: Poeta en Nueva York; en sus últimas obras hay una vuelta al intimismo y a los temas amorosos, con una mezcla de poesía culta y popular: Sonetos del amor oscuro.
• Rafael Alberti (1902-1999): Sus primeros libros presentan una gran influencia de la poesía neopopular y de los juegos de Góngora: Marinero en tierra; una fuerte crisis desemboca en una poesía surrealista: Sobre los ángeles; fuerte compromiso político y social: El poeta en la calle; en el exilio predomina la nostalgia: Retornos de lo vivo lejano.
• Luis Cernuda (1902-1963): Obras: Donde habite el olvido; Perfil del aire.
• Miguel Hernández (1910-1942): Se le ha clasificado como epígono del 27, aunque a diferencia de los otros miembros de su generación carece de una formación ortodoxamente académica. Con El rayo que no cesa (1936), uno de sus primeros libros, será cuando encuentre el poeta su propia voz.

2. Novecentismo

Nace en España dentro de una élite intelectual situada a caballo entre los escritores modernistas y del 98 y las vanguardias que se dan después. A diferencia de los modernistas, los escritores novecentistas son filósofos, profesores, científicos… El ensayo y la novela son los géneros más importantes.

Características generales

• Racionalismo: Los novecentistas defienden el rigor intelectual, el análisis frío y objetivo de las circunstancias y la claridad expositiva.
• Antirromanticismo: Se rechaza lo sentimental y se prefieren, por el contrario, las actitudes equilibradas y serenas y la expresión intelectualizada de las emociones.
• No olvidaron el “Problema” de España, pero lo trataron con mayor serenidad y menos dramatismo que los autores del 98: frente al “localismo” de los noventayochistas, tienden a un mayor universalismo.
• Defensa del “arte puro”: El arte tiene que limitarse a proporcionar placer estético y no debe ser vehículo de inquietudes religiosas o políticas ni de emociones personales.
• Aristocratismo intelectual: Los textos de estos autores se dirigen a entendidos. Por ello, la literatura se escribe para minorías selectas o, en palabras de Juan Ramón Jiménez, para la “inmensa minoría”.
• Estilo cuidado: El ideal de la obra “bien hecha” lleva a cuidar en detalle la estructura de las obras y a emplear un estilo pulcro y depurado.

El carácter intelectual de los escritores novecentistas hace que el género más desarrollado sea el ensayo. Entre los ensayistas de la llamada Generación del 14 destacan Manuel Azaña, Eugenio D’Ors y, sobre todo, Ortega y Gasset.

José Ortega y Gasset (1883-1956)

Es uno de los intelectuales más relevantes y de mayor prestigio de todo el siglo XX español. Fue el fundador de la Revista de Occidente en 1923. Desde ella promovió la difusión de las más importantes tendencias filosóficas y científicas de la época. En su abundante obra filosófica y ensayística, poco se escapa a su agudo y metódico pensamiento. Muchas de sus ideas siguen vigentes hoy en día. Se expresa con un estilo singular, brillante y cuidado, de gran valor literario. Entre sus obras se encuentran:

• La rebelión de las masas, donde expone su pensamiento aristocrático en relación con la sociedad; considera que la sociedad debería estar regida por una minoría selecta, y la gran masa habría de seguir las directrices de esta minoría.
• El espectador, es una obra formada por diversos ensayos en los que el autor medita sobre variados temas, que, en el fondo, son “la vida en torno”.
• La deshumanización del arte, cuyas ideas tuvieron una enorme influencia sobre las vanguardias españolas de la época. Defiende que el arte ha de tener valor por sí mismo, procurar sólo el placer estético, alejarse de los sentimientos y lo afectivo.
• Ideas sobre la novela, el autor trata diversas cuestiones sobre este género literario y reflexiona sobre su decadencia.

Los novelistas de la Generación del 14

Los novelistas de la Generación del 14 muestran en sus obras el espíritu renovador: Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala y Ramón Gómez de la Serna.

• Gabriel Miró: Es un ejemplo de autor puro del 14, es dueño de una exquisita sensibilidad y de un lenguaje lleno de sugerencias y de valores poéticos. Dentro de sus novelas sobresalen: El obispo leproso, Nuestro Padre San Daniel, y sus relatos cortos como El libro de Sigüenza.
• Ramón Pérez de Ayala: Comienza con novelas próximas al realismo galdosiano, pero sigue luego el camino de la novela intelectual. La novela se acerca entonces al ensayo, predominando la reflexión sobre la acción; introduce técnicas narrativas innovadoras, la variedad de puntos de vista: Belarmino y Apolonio.
• Ramón Gómez de la Serna: Es el prototipo de escritor vanguardista español. Escribió muchas obras: biográficas, comedias, novelas… pero es más conocido por sus “Greguerías”: metáforas ingeniosas que establecen relaciones insólitas entre dos objetos o conceptos:
  • El beso es el hambre de inmortalidad.
  • Al cerrar una puerta cogemos los dedos al silencio.
  • El rayo es un sacacorchos encolerizado.

La poesía de esta generación es una eliminación del exceso de retórica, frente al sentimentalismo y acentuación del intelectualismo o la poesía vanguardista. De entre todos los poetas destaca el esfuerzo de renovación que llevó a cabo Juan Ramón Jiménez: su etapa intelectual o pura y la etapa verdadera.