Portada » Español » Literatura Española del Siglo XVI: Ascética, Mística, Culteranismo, Conceptismo y Comedia Nueva
La ascética y la mística son dos corrientes literarias que se desarrollaron en la segunda mitad del siglo XVI, coincidiendo con el reinado de Felipe II.
La ascética defiende la búsqueda de la virtud moral mediante la renuncia de los bienes físicos.
La mística busca la unión con Dios mediante un proceso que imita la tradición del amor cortés.
En la poesía ascética y moral, el autor más importante es Fray Luis de León, doctor en teología y catedrático de la Universidad de Salamanca. Sus textos se centran más en los temas morales que en los religiosos. Su obra más conocida es “Oda a la vida retirada”.
En la poesía mística, el máximo representante fue San Juan de la Cruz, encarcelado por defender reformas en la orden religiosa de los Carmelitas Descalzos.
Hay tres vías para conseguir la unión del alma con Dios:
El culteranismo es una corriente literaria que se basa principalmente en la forma de las palabras, mientras que el conceptismo se basa en el significado o concepto de la palabra.
Corriente literaria que cultiva la forma de las palabras dejando en un segundo plano su contenido y que pretende crear un mundo de belleza, impresionando para ello los sentidos con los más variados estímulos de luz, color, sonido y con un lenguaje ampuloso y culto que imita las expresiones del latín y el griego clásicos.
Corriente literaria que profundiza en el sentido o concepto de las palabras. Se puede definir como agudeza mental que da preferencia a las ideas con el fin de impresionar la inteligencia, o como el deseo de decir mucho con pocas palabras.
Luis de Góngora fue el máximo representante del culteranismo. Francisco de Quevedo, del conceptismo.
La comedia nueva fue creada por Lope de Vega, quien presentaba numerosas innovaciones respecto al teatro anterior. Lope expuso sus ideas sobre el teatro en su libro Arte nuevo de hacer comedias.
Al igual que la lírica, la narrativa renacentista se concibió como la imitación de modelos. La mayoría de estos modelos remitían a géneros de la antigüedad clásica, donde las historias se ambientaban en un mundo de evasión y repiten una serie de motivos recurrentes. En la novela renacentista, los personajes son planos (no evolucionan) y la acción se relentiza debido a las constantes interrupciones con relatos secundarios, poemas o largas descripciones.