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1.1. Sociedades sin Estado y sociedades con Estado. El ser humano ha vivido desde siempre en sociedad. Las primeras formas de organización social: Sociedades “tribales” fueron grupos de pocos miembros, unido por lazos familiares, y que se dedicaban a la caza y a la recolección; su economía era casi siempre de subsistencia, es decir, no acumulaban excedentes, por lo que entre ellos no había grandes diferencias económicas, y sus funciones en el trabajo estaban ligadas a la edad y al sexo. Eran sociedades igualitarias, con una dependencia muy fuerte del grupo, tanto económica como psicológicamente, en las que la preocupación fundamental era el bien de la tribu y en las que las relaciones entre los individuos estaban reguladas por la costumbre1.2. Causas de la aparición del EstadoCuando el ser humano se hizo sedentario, las sociedades humanas se fueron haciendo cada vez más numerosas.Surgieron grupos de personas con distintas funciones, distinto poder económico y social, distinto prestigio y, como consecuencia de ello, con intereses diferentes. Esta situación provocó la aparición, en un principio de personas e instituciones, que se dedicaban a organizar la sociedad y a dar normas.Fue así como hace unos 5.000 años en Oriente Próximo aparecieron las primeras sociedades con Estado, que llevaron a la división entre gobernantes y gobernados.1.2. El Estado modernoEste Estado encontró su configuración definitiva en los Estados nacionales que se constituyeron a lo largo de los siglos XV y XVI. El progreso económico, el desarrollo de las ciudades y la aparición de la burguesía, debilitaron a la nobleza e impulsaron el creciente poder de los reyes.En España esto ocurrió con los Reyes Católicos, en Francia con Luis XI .El primero en utilizar el término Estado para referirse a esa organización estable fue el filósofo Nicolás Maquiavelo.Características del Estado moderno Las principales características del Estado moderno son: Es un poder soberano que se ejerce sobre un territorio y una población determinada. Dicta las leyes que obligan a todos los gobernados y no hay ninguna otra autoridad por encima de él.Posee el poder coercitivo, el monopolio de la violencia.Tiene capacidad de recaudar los recursos necesarios para el funcionamiento del sistema.Para administrar los recursos y atender las necesidades de sus componentes se vale de unas personas que constituyen lo que se denomina la burocracia. 2.DIVERSAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN DEL ESTADO 2.1. El Estado absoluto El Estado moderno surgió con las monarquías autoritarias modernas que se constituyeron y sobrevivieron gracias a la formación de un ejército real fuerte y al monopolio del poder militar. En los siglos XVI y XVII, los problemas sociales y políticos y las revueltas de los nobles, de las ciudades o de los campesinos, hicieron necesaria la intervención de los reyes y, con ello, el aumento de su poder. De esta manera, las monarquías autoritarias acabaron apareciendo las monarquías absolutas. Los reyes poseían el poder ejecutivo, legislativo y judicia 2.2 El Estado liberal A lo largo del siglo XVIII los avances del capitalismo comercial produjeron un gran desarrollo de la burguesía que pasó a ocupar los puestos importantes en la administración del Estado. A ello hay que añadir las trabas que suponían para la economía de los países la política de las monarquías, sus cuantiosos gastos. Esta situación, junto a los ideales de los ilustrados, produjeron el descrédito de las monarquías absolutas y promovieron el establecimiento de Estados liberales. El cambio se inicio en Inglaterra donde el absolutismo había estado limitado por los derechos del Parlamento desde la Edad Media. Contaba también esta nación con una vigorosa burguesía comercial y una nobleza más ligada a la economía que la nobleza del continente. Las pretensiones absolutistas de Carlos I condujeron a una guerra civil y, tras la victoria de los parlamentarios dirigidos por Cromwell, a la decapitación del monarca (1646) y al establecimiento de la república. También supuso un fuerte impulso para el establecimiento de Estados liberales la Revolución Americana. En el continente europeo, especialmente en Francia, donde la monarquía absoluta estaba fuertemente arraigada, se intentaron solucionar los graves problemas planteados mediante el Despotismo Ilustrado: “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, pero su política de reformas no consiguió solucionarlos y se produjo el estallido revolucionario de 1789. Con la revolución, el poder soberano dejó de ser del rey y pasó a pertenecer a la sociedad civil en su conjunto. La labor revolucionaria se ocupó también de la abolición del régimen feudal y sus privilegios, del establecimiento de la igualdad jurídica de todos los ciudadanos Características del Estado libera El Estado liberal se definió desde un principio como Estado de derecho, puesto que en él todos sus componentes estaban sometidos al imperio de la ley. El Estado liberal giró alrededor de una idea fundamental: el individuo es el centro de la actuación política. Los individuos tienen unos derechos propios, anteriores y más importantes que el mismo Estado, y éste tiene que respetarlos al gobernar. El Estado tiene el poder de crear leyes, pero la función de esas leyes no puede ser otra que la de proteger los derechos de los individuos.Los teóricos de este tipo de Estados situaron el origen del poder de la autoridad en el pacto social, por el que los hombres renuncian a la “libertad natural” para obtener la “libertad posible” en la sociedad civil. Para evitar la corrupción y el abuso de poder se impuso, también, la separación de poderes. Montesquieu propuso que los poderes del Estado, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, estuvieran separados y fueran independientes para que pudiera existir un equilibrio entre ellos. Con el paso del tiempo se vio que era imprescindible, además, para poder controlar el poder político, que algunos de los poderes del Estado –el legislativo y el ejecutivo- fueran elegidos en sufragio universal por la regla de las mayorías, con lo que apareció el Estado liberal y democrático de derecho.2.3. El Estado socialista En el siglo XIX la revolución industrial produjo una transformación muy profunda de la sociedad. Apareció un proletariado urbano, formado en gran parte por campesinos que habían abandonado el campo atraídos por la industria, y que vivían en unas condiciones intolerables. La situación resultaba más grave por la desaparición de las instituciones que tutelaban a los trabajadores en el Antiguo Régimen, como los gremios y las cofradías. Para mejorar su situación, surgieron entre los obreros movimientos que reivindicaban mejores condiciones laborales, sociales y salariales. Estos movimientos se enfrentaron a una burguesía que estaba más interesada de sacar provecho de la nueva situación económica que en defender las ideas liberales, y que fue incapaz de dar respuesta a los problemas planteados. También nació el pensamiento socialista que, frente a la defensa de la libertad individual que hacía el liberalismo, defendía la igualdad material, la necesidad de que existiesen unas condiciones económicas y sociales suficientes e iguales para todos los ciudadanos. Para lograr tal igualdad, proponía que la propiedad de los medios de producción, el control de la producción y la distribución de los bienes económicos estuviera en manos de la colectividad y no de los individuos. La función del Estado no sería ya la de garantizar la libertad individual, sino la de crear las condiciones materiales para que todas las personas disfrutaran, en condiciones de igualdad, de sus derechos económicos y sociales. El socialismo, en una de sus versiones más realizada históricamente, la versión marxista, pensaba, además, que el Estado, una vez que se hubiera acabado con la propiedad privada de los medios de producción y éstos se hubieran socializado, desaparecería, puesto que no había sido a lo largo de la historia más que una institución al servicio de la clase dominante.2.4. El Estado de bienestar A partir de la segunda mitad del siglo XX, y como consecuencia de la influencia del pensamiento socialista y de la lucha sindical, los Estados liberales democráticos de derecho introdujeron en su quehacer una serie creciente de servicios a la sociedad, dando origen a lo que se conoce con el nombre de Estado de bienestar o Estado social y democrático de derecho. En el Estado de bienestar, se asume como tarea propia del Estado la defensa de los derechos sociales, económicos y culturales de todos los ciudadanos, los llamados derechos de “segunda generación”, lo que le lleva a intervenir en el orden económico y social para tratar de conseguir una igualdad real de oportunidades, una situación de pleno empleo y un apoyo a los grupos sociales más débiles y marginados. Los defensores del Estado de bienestar insisten en que los derechos fundamentales deben ser disfrutados realmente por todos los ciudadanos. Para conseguir sus objetivos se valen, entre otros medios, de una política fiscal y presupuestaria, un cierto control de la actividad económica. Nacen así la escuela pública gratuita, la asistencia médica universal y gratuita, las pensiones de jubilación, el seguro de desempleo…, con lo que el concepto de democracia se extiende más allá del ámbito político a otras esferas de la vida social. Como la satisfacción de esos derechos obliga a los Estados a un gasto público elevado y, consecuentemente, a una política fiscal con un fuerte carácter impositivo.En las últimas décadas del siglo XX se originan una serie de críticas al Estado de bienestar, al que en sentido peyorativo se le denomina Estado benefactor, en las que se le reprocha, entre otras cosas, el haber aumentado innecesariamente la burocracia; el haber reducido la iniciativa privada hasta el punto de convertir a los ciudadanos en sujetos pasivos; el haber gravado de impuestos el capital de manera tal que le ha impedido crear riqueza, haciendo que la sociedad sea cada vez más pobre.Sin embardo, hay que señalar que muchos de los que critican tanto el estado de bienestar lo hacen en nombre de una teoría del Estado mínimo de corte neoliberal y neocapitalista que tiende a olvidar las enormes injusticias del modelo económico actual, presidido por la globalización.
3) FUNDAMENTACIÓN DE LOS DIVERSOS TIPOS DE ESTAD.3.1. Fundamentación de los Estados absolutos Para justificar el poder absoluto de los reyes se han utilizado mayoritariamente argumentos de carácter religioso. La tesis más generalizada ha sido la de que el poder de los reyes procede de Dios, y para fundamentarla se han utilizado textos bíblicos.También ha sido muy general acompañar esta afirmación de que el poder procede de Dios con una visión negativa del ser humano, incapaz de gobernarse a sí mismo, bien por el pecado original, bien por la maldad intrínseca de la naturaleza humana, lo que hace necesario un poder fuerte que ordene la vida social. El más significativo defensor del absolutismo fue el obispo francés Bossuet, en el siglo XVII, que defendió de forma taxativa el derecho divino de los reyes: “un rey, una fe, una ley”.3.1.1. Thomas Hobbes (1588-1679) Este filósofo inglés justificó el poder absoluto de los reyes desde un punto de vista estrictamente filosófico (a través de la razón) utilizando para ello la teoría del pacto social. En su opinión, en el estado de naturaleza, cada ser humano es dueño absoluto de sí mismo e independiente por completo de los demás. Los seres humanos son egoístas y luchan por su supervivencia, cada uno de ellos se convierte en un lobo para los demás. Como consecuencia, se produce una intuación de “guerra de todos contra todos”, en la que triunfa sólo el más fuerte. La ley del más fuerte rige la vida del hombre en el estado de naturaleza. Inmersos en este estado de guerra de todos contra todos, los hombres advierten corren el peligro de perecer. Acuden, por ello, a un contrato, el contrato social, en virtud de la cual los individuos renuncian voluntariamente sus derechos, trasfiriéndolos a una autoridad soberana, a cambio de conseguir una situación de paz, orden y cooperación. Hobbes piensa, además, que esa renuncia de los derechos de los individuos a favor del soberano es irrevocable.3.2. La fundamentación del Estado liberal El fundamento del Estado democrático de derecho se encuentra en las teorías contractualistas, las mismas que sirvieron a Hobbes para fundamentar el Estado absolutista. 3.2.1. John Locke (1632-1704) Locke participó en la agitada vida política inglesa y tuvo que exiliarse en dos ocasiones en el continente. Regresó, finalmente, tras la Gloriosa Revolución de 1688 . Su autoridad fue, entonces, enorme y se convirtió en el padre del nuevo régimen liberal. Considera que en el estado de naturaleza los hombres no tienen, como creía Hobbes, derecho ilimitado a todo, sino que el derecho de cada uno está limitado por el derecho igual de los demás. “Siendo todos iguales e independientes, nadie debe dañar a otro en su vida, en su libertad y en su propiedad”. Este derecho incluye también la potestad de castigar a los ofensores de quien no respete el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, convirtiendo así a todos los seres humanos en ejecutores de la ley de la naturaleza. Pero, al tomarse cada persona ofendida la justicia por su mano, como no todos castigan de la misma manera, se produce una situación de incertidumbre, de inestabilidad. Para evitarlo se recurre a un pacto social. Por él, los seres humanos, que son libres, iguales e independientes, ceden algunos de sus derechos a la sociedad y deciden unirse y vivir en comunidad. “Se pasó, de este modo, del estado de naturaleza a la sociedad civil”, y en ésta los seres humanos tienen que obedecer a quienes gobiernan legítimamente la sociedad. Sin embargo el poder de los gobernantes no es absoluto e ilimitado. Su poder se limita a lo acordado en el pacto: legislar y castigar; la legislación siempre ha de respetar los derechos naturales, en especial el derecho de propiedad privada. La intervención del estado tiene que reducirse al mínimo y dejar que los ciudadanos organicen lo más libremente posible su vida.Para evitar los abusos del poder, propuso la separación entre el poder ejecutivo y legislativo. Además defendió que el pueblo podía cambiar a los gobernantes si su forma de gobernar no respetara el contrato originario.3.3.- Fundamentación del Estado democrático. Jean-Jacques Rousseau ( 1712-1778) Su obra más importante es El contrato social. Esta obra parte de la idea de que hay un claro contraste entre el ser humano moderno, producto de la sociedad civilizada, y el ser humano primitivo que vivió en el estado de naturaleza. El primitivo era bondadoso y llevaba una vida pacífica, libre y solitaria. Pero tenía dificultades para subsistir es ese estado, por lo que, mediante el contrato social, se decidió a unirse con otros seres humanos para vivir en sociedad. Pero la vida en sociedad, que le permite subsistir más fácilmente, es, al mismo tiempo, el origen de todos los males que padece el ser humano moderno. La vida en sociedad, sobre todo en la sociedad moderna competitiva, trata desigualmente a los seres humanos, dando a unos más oportunidades y volviéndolos malos y desconfiados. La instauración de la propiedad privada y la transformación del poder legítimo en poder arbitrario son los dos elementos de la sociedad que más contribuyen a este cambio. La solución no se encuentra, sin embargo, en una vuelta al estado de naturaleza. La solución radica en “encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común la persona y los bienes de cada asociado y, por la cual, cada uno, uniéndose a todos, no obedezca más que a sí mismo y permanezca, de este modo, libre como antes”. Se trata de transformar la sociedad elaborando, para organizar la convivencia, leyes justas y legítimas, basadas en el consenso de la mayoría; se trata de transformar la sociedad que sea la expresión de la voluntad general en busca del bien común. La voluntad general es una voluntad que quiere el interés de todos y, por ello, cuando se obedece, la libertad del que obedece no sufre merma alguna. El Estado, así entendido, permite a los individuos disfrutar de la posibilidad de una forma superior de libertad. Al obedecer la voluntad general, cada individuo se obedece a sí mismo, por lo que los hombres, siendo ciudadanos, pueden disfrutar de la libertad como lo hacían en el estado de naturaleza, `pero sin las dificultades que dicho estado presentaba.La nueva sociedad es soberana y está regida por la voluntad general que tiende siempre al bien, y no es la simple suma de voluntades particulares. De ella proceden las leyes. El Gobierno, por su parte, ocupa un lugar intermedio entre los ciudadanos y el cuerpo político soberano y se ocupa de la ejecución de las leyes. Los Gobiernos tienden, sin embargo, a degenerar, a anteponer su voluntad a la voluntad general, pero el verdadero soberano es el pueblo: “los gobernantes no son los amos del pueblo, sino sus empleados, y el pueblo puede nombrarlos y destituirlos cuando guste”. Los asuntos comunes deben resolverse en la “asamblea pública”, formalmente constituida, y en la que cada individuo se exprese libremente. Sólo así se puede alcanzar la voluntad general.3.4.- Fundamentación del Estado de bienestar: John Rawls. John Rawls en su obra Una teoría de la Justicia, de 1971, reelabora la teoría contractualista, con el fin de dar una solución al enfrentamiento que se plantea en las modernas sociedades democráticas entre libertad e igualdad.Concibe el pacto social como un pacto fundacional, imparcial y razonable, y el primer problema que se plantea es el de determinar en qué situación deben estar los participantes en el acuerdo o pacto fundacional. Adoptar una posición anterior a toda situación concreta, desde la que superar el egoísmo racional. “el velo de la ignorancia”. El velo de la ignorancia se da cuando los que realizan el acuerdo desconocen el lugar de cada uno en la sociedad, la clase y el estatus social, las dotes naturales e, incluso, el plan de vida personal y la concepción del bien de cada uno. Al ignorar las circunstancias, los participantes han de elegir principios válidos para todos y para siempre. Se pretende de esta manera liberar del egoísmo a los que elaboran el contrato, de modo que puedan participar en condiciones de imparcialidad – la justicia es entendida como imparcialidad- Los dos principios fundamentales de justicia establecidos en el pacto fundacional son:a) “Toda persona posee igual derecho a la más amplia libertad, compatible con una igual libertad para todos”.b) “Las desigualdades sólo se pueden aceptar si es razonable esperar, primero, que actuarán en beneficio de todos, y segundo, que las posiciones o los oficios a los que se vinculan estén abiertos a todos”.Por el primer principio se aseguran unas libertades básicas iguales para todos y, por el segundo, se aceptan las desigualdades cuando sean justas, esto es, cuando formen parte de un sistema social en el que se favorece el bienestar de los menos afortunados”.Existe, pues, en su pensamiento una prioridad de la libertad, en la que sólo cabe admitir restricciones para conseguir la misma libertad para todos. Este planteamiento deja entrever el modelo liberal –social en que se sitúa su concepción del Estado. A él se oponen tanto los liberales radicales como los socialistas. Los primeros porque no creen que esté justificada la limitación de las libertades individuales. Los socialistas, porque no conceden una primacía absoluta a la libertad.