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La evolución de la narrativa hispanoamericana durante el Siglo XX puede describirse en cinco movimientos:
– Años iniciales del siglo: sigue fiel al Realismo decimonónico.
– A partir de 1920: se consolida un Realismo con temas americanos e interés social.
– Anos 40 y 50: se suceden experiencias renovadoras, compatibles con el acento social.
– Anos 60 y 70: se produce el boom o auge de la nueva narrativa.
–Los herederos del boom: consolidan el éxito comercial de la novela hispanoamericana.
Cuando la poesía se había renovado a través del Modernismo, la novela seguía aun los cauces heredados del Siglo XIX.
Entre 1910 y 1920 destacan obras como Los de abajo (1916) de Mariano Azuela, sobre la revolución mexicana, y Raza de bronce (1919) de Alcides Arguedas, sobre los indios explotados.
De 1920 a 1940 se consolidan estas tendencias. Las siguientes novelas son carácterísticas de este periodo:
La vorágine (1924), de José Eustaquio Rivera, ambientada en la selva amazónica;
Segundo Sombra (1926), de Ricardo Güiraldes, sobre la pampa y el gaucho argentino;
Bárbara (1929), de Rómulo Gallegos,
A partir de 1940 se buscaran otros temas y otras técnicas:
–Aparición de temas urbanos.
– Se abordan problemas humanos, y no solo sociales.
–Aparece la fantasía junto a la realidad
–Hay una mayor preocupación por las estructuras y el estilo
En este momento surge un panorama muy rico de autores en el que destacamos a los siguientes:
– Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986):
uno de los más asombrosos autores de cuentos de nuestra época. Sus relatos nos ponen en contacto con lo insólito y excepcional, Sus cuentos se recogen en volúMenes como Ficciones y El Aleph.
– Miguel Ángel Asturias (Guatemala, 1899-1974):
aborda de forma muy nueva los viejos temas. En Señor Presidente (1946)
– Alejo Carpentier (Cuba, 1904-1980):
en Los pasos perdidos (1953) y El siglo de las luces (1962)
aporta una colección excepcional de cuentos con El llano en llamas(1953). También es autor de una novela magistral, Pedro Páramo (1955),
–Gabriel García Márquez (Colombia, 1928):
en sus novelas y cuentos destaca un pueblo imaginario llamado Macondo, trasunto de su Aracataca natal. En el ambienta El coronel no tiene quien le escriba y Cien anos de soledad (1967). En esta ultima se narra la historia de la familia Buendía a través de varias generaciones, mezclando realidad y fantasía de modo singular.
Crónica de una muerte anunciada (1981) y El amor en los tiempos del cólera (1986). Recibíó el premio Nobel en 1982.
–Julio Cortázar (Argentina, 1914-1984):
destaca como un estupendo autor de cuento (Historias de cron opios y de famas
) y como un novelista en el que lo fantástico surge dentro de lo cotidiano mostrando la complejidad de lo real. Su novela Rayuela (1963)
–Mario Vargas Llosa (Perú, 1936):
asombró con La ciudad y los perros (1962), aunque quizá su obra cumbre sea Conversación en la catedral (1969), extensa novela en la que dos personas hablan de sus vidas fracasadas, a partir de los anos ochenta regresa a los caminos de la normatividad y el humor con obras como Pantaleón y las visitadoras o Lituma en los Andes.
– Ernesto Sábato (Argentina, 1911)
: es autor de El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abbadón el exterminador (1974).
–Carlos Fuentes (México, 1928):
aúna virtuosismo técnico y carga critica. Entre sus títulos sobresalen La regíón más transparente (1958) y La muerte de Artemio Cruz (1962). Recibíó el premio Cervantes en 1987.
Tras la internacionalización de la narrativa hispanoamericana, sus mejores autores siguen publicando, al mismo tiempo que se abren paso las nuevas generaciones.. Entre los novelistas destacan:
–Manuel Puig (Argentina, 1932)
con obras modernas y culturalistas como La traición de Rita Hayworth (1968), y El beso de la mujer araña (1976).
–Alfredo Bryce Echenique (Perú, 1939):
Sorprende por su sentido del humor y su capacidad para caricaturizar personajes y situaciones.
La vida exagerada de Martín Romaña (1981) y El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz (1985).
–Isabel Allende (Chile, 1942):
su obra es una muestra clara del influjo de García Márquez en la narrativa posterior.
Paula (1994) e Hija de la fortuna (1999).
Como cuentistas, además de los ya señalados, debe destacarse Augusto Monterroso (Lo demás es silencio)
, Mario Benedetti (Buzón de tiempo)
Y Eduardo Galeano (Las bocas del tiempo;
, reconocidos en Europa fundamentalmente a partir de los años 80.