Las 2 tendencias conviven largo tiempo en nuestras letras, la huella de la poesía de cancionero prevalece a lo largo de los siglos XVI y XVII en motivo literarios y en rasgos de estilo, juegos conceptistas que hacen gala muchos de nuestros escritores del Siglo XVI en un legado inequívoco.
La lírica culta del Renacimiento nace de la confluencia de esas dos corrientes: la tradición castellana de los cancioneros y la poesía italianizante.
Las 2 procedían de una fuente: la lírica provenzal.
La renovación de la poesía española del Siglo XVI concreta la aparición de una poesía de carácter italianizante que transforma las ideas, modifica los modos de componer y genera cambios que afectan tanto a la forma como a los temas o la sensibilidad poética.
La poesía de cancionero había utilizado fundamentalmente 2 tipos de versos: el octosílabo para las composiciones ligeras y el verso de arte mayor castellano para las de tono más grave y solemne. Renacimiento emplea combinado con el heptasílabo, el verso endecasílabo.
Excepción del soneto, importado de Italia por el marqués de Santillana:
a. Estrofas.
b. Poemas estróficos:
constituida por un número variable.
lo forman 14 versos endecasílabos distribuidos en 2 cuartetos y 2 tercetos.
Las rimas variaba. La rima era consonante.
Lírica culta del Renacimiento:
– La poesía petrarquista:
El amor, la naturaleza y la mitología.
– la poesía ascético-moral:
la huida del mundo y el ansia de trascendencia.
– la poesía mística:
la uníón del alma con Dios.
– la poesía patriótica y la épica culta:
el ideal patriótico.
Petrarquismo, proceso de espiritualización que experimenta el amor cortés de los trovadores provenzales. Eso inicia el Dolce stil novo a finales del Siglo XIII. Petrarca, a mediados del Siglo XIV, incorpora elementos innovadores: análisis de las galerías del alma, la fusión lírica con la naturaleza y la sinceridad de expresión del sentimiento.
Los seguidores italianos de Petrarca de principios del XVI enriquecen esa tradición poética con componentes neoplatónicos.
Temas recurrentes: el amor, el tópico del carpe diem, la naturaleza y la mitología.
El amor es anhelo de belleza:
Dios, que es la belleza y la bondad se proyecta sobre todas las criaturas. La amada es un reflejo de la divinidad:
su belleza y su voluntad son destellos de la belleza y la bondad divina.
Esa divinización de la amada conduce a la consideración del amor como un acto de adoración, de culto religioso que impulsa al poeta a proclamar las percepciones físicas y espirituales de la dama.
Ante el poeta la amada responde con indiferencia:
adopta una actitud esquiva.
El enamorado, afligido por la condición inalcanzable de su amor y la imposibilidad de dejar de amar, experimenta un dolor insufrible. Y reacciona:
–
Lamentos, le reprocha asomada su condición esquiva.
– Rehúye toda compañía y se refugia en la naturaleza.
La exaltación de la belleza femenina se plasma en un retrato poético de la amada, circunscrito al busto (cabeza, cuello y hombros).
–
Sustitución metafórica de la calidad aplicada al rasgo por elemento de la naturaleza.
– Metáforas estéticamente ascendentes. (metáforas lexicalizadas)
.
Uno de los tópicos más difundidos durante el Renacimiento es el carpe Diem (aprovecha el día), ámbito amoroso, disfrute del momento presente.
Gozar de la juventud antes de que el tiempo marchite su belleza.
La naturaleza renacentista es apacible, agradable, armoniosa, poéticamente idealizada, neoplatonismo, ve reflejada en ella la belleza del Creador. Paisaje estilizado (locus amoenus
).
Paz y armónía, referentes literarios más directos en las bucólicas y las geórgicas del poeta Virgilio, testigo del sufrimiento amoroso, el enamorado eleva sus quejas por el rechazo y la indiferencia del amada. La naturaleza se muestra distante, ajena al dolor humano y se conmueve.
Mitología clásica impresiona al hombre renacentista por su sensualidad y su belleza. Los mitos clásicos cumplen una función estética, acude a ellos para inspirarse, relación con su propio conflicto sentimental (función simbólica)
.
La corriente petrarquista a lo largo del Siglo XVI. En el 1º Renacimiento (reinado de Carlos I, primera mitad del siglo), y encabezados por Boscán y Garcilaso, destacan: Diego Hurtado de Mendoza, Gutierre de Cetina y Hernando de Acuña.
En el 2º Renacimiento (reinado de Felipe II, segunda mitad del siglo) sobresale Fernando de Herrera, hombre culto e introvertido. Destacan:
Francisco de la Torre, Francisco de Aldana y Luis Barahona de Soto.
Durante el 2º Renacimiento (segunda mitad del Siglo XVI) se produce, favorecida por el clima de espiritualidad que vive la época, la cristianización. Como consecuencia aparecen 2 manifestaciones poéticas de carácter religioso: la mística y la poesía ascético-moral.
Corrientes filosóficas (el platonismo, el epicureísmo horaciano, el estoicismo y el pitagorismo) se centra en la huida del hombre de este mundo y en su deseo de trascender y de fundirse con la eternidad.
El hombre encarcelado en la prisión del mundo, donde imperan el caos y la discordia, los vicios y los bienes engañosos. Para evadirse de la cárcel terrenal debe iniciar un recorrido purificador.
– Dedicación al estudio y al trabajo intelectual (ocio santo, como diría Fray Luis).
– Contacto directo con la naturaleza (Áurea mediocritas
) apartándose de las intrigas y ambiciones mundanas.
Expresión beatus ille, significado es feliz aquel, cobró gran auge en España del Siglo XVI:
Garcilaso, en su Égloga II y Fray Luis de León vuelve a tratarlo con su famosa Oda a la vida retirada.
Percepción del arte musical según los pitagóricos, purifica el espíritu, como la medicina purga el cuerpo.
Todas esas realidades participan de la divinidad: son destellos de las realidades supremas y absolutas: el bien, la verdad, la belleza y la armónía universal. (teoría platónica de la reminiscencia).
Ese proceso de purificación ascética conduce a un apacible estado de sosiego y de concordia, elevación del espíritu hasta la contemplación del bien, verdad, belleza y armónía según el Neoplatonismo.
Figura más representativa del 2º Renacimiento.
Vinculado a la Universidad de Salamanca, fue catedrático, sufríó prisión durante 5 años. Hombre de vasta cultura y humanista.
Producción literaria es bastante breve, menos de 40 poemas, circularon manuscritos hasta que Quevedo los publicó en 1637, periodos:
a. Poemas escritos antes de la prisión (1572): Oda la vida retirada y la profecía del Tajo, fray Luis moralista, en sentido clásico que muestra el ansia de soledad y el desprecio de los placeres mundanos.
b. Versos compuestos en la cárcel, dos obras de contenido religioso: Noche serena y en la ascensión, queja de la injusticia de su encarcelamiento.
c. Obras escritas tras la prisión, como la Oda a Salinas o la Oda a Felipe Ruiz, anhelo de armónía o nostalgia de paz interior.
La poesía mística describe la experiencia, la uníón del alma con Dios.
– Proceso previo de purificación (ascética)
, el alma, con la renuncia y la penitencia, busca la perfección moral.
– No depende de la voluntad humana: es una gracia divina.
– Es extática (De éxtasis): el alma, al fundirse con la divinidad, se sumerge en un estado de arrobamiento.
– Es inefable:
el poeta es incapaz de encerrar en palabras el cúmulo de sensaciones vividas. Para descubrirlo recurre al símbolo, la alegoría, la paradoja y la antítesis.
Grandes figuras de la mística son Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.