Portada » Historia » Las Revoluciones de Independencia en América del Sur: De la Crisis a la Libertad
En ausencia del monarca español, las ciudades de América del Sur formaron juntas de gobierno, reasumiendo el poder y el derecho a elegir autoridades. Las jurisdicciones que no participaron fueron consideradas rebeldes, excepto Perú, Nueva España, América Central y algunas ciudades sudamericanas que enviaron diputados a las Cortes en España.
El 19 de abril de 1810, el cabildo de Caracas expulsó a las autoridades españolas y formó una junta de gobierno provisional en nombre del rey Fernando VII. Sin embargo, las provincias de Maracaibo, Guayana y Coro no aceptaron, lo que llevó a la convocatoria de un congreso constituyente que declaró la independencia absoluta de España en julio de 1811.
El enfrentamiento entre las nuevas autoridades y las provincias rebeldes desató una guerra. Un terremoto en Caracas en 1812 agravó la situación. Francisco de Miranda fue designado jefe de las fuerzas revolucionarias, pero fue encarcelado y murió en España en 1816.
Simón Bolívar escapó a Nueva Granada y declaró la guerra a muerte a los españoles en 1813. Reconquistó Caracas, pero su triunfo fue efímero. En 1814, se retiró a Nueva Granada y luego a Jamaica. En 1816, desembarcó en la isla Margarita y preparó una campaña para liberar el continente.
En 1821, un congreso en Angostura sancionó una constitución que unía los territorios neogranadinos y venezolanos liberados por Bolívar. Esta unión, conocida como la Gran Colombia, se mantuvo hasta 1829, cuando Venezuela se separó.
En 1817, un ejército liderado por José de San Martín cruzó los Andes y derrotó a las fuerzas españolas en Chacabuco. Ocuparon Santiago y Valparaíso, y declararon la independencia de Chile en 1818. San Martín organizó una expedición al Perú, financiada por los chilenos.
En 1821, San Martín declaró la independencia del Perú, pero las fuerzas españolas se retiraron a las montañas. San Martín renunció y los bolivarianos derrotaron a los españoles en la batalla de Ayacucho en 1824.
El imperio portugués se mantuvo en Brasil tras el traslado de la corte de Braganza a Río de Janeiro en 1808. En 1815, el príncipe regente Juan VI elevó a Brasil a la categoría de reino. La presión de los liberales metropolitanos llevó a la declaración de independencia el 7 de septiembre de 1822, con Pedro de Braganza como emperador.
Las revoluciones latinoamericanas tuvieron puntos en común: