Portada » Educación Artística » Las enigmas de leonardo
Esta obra pictórica recibe el nombre de la Gioconda (o Mona Lisa), su autor
Leonardo da Vinci (1452-1519).
Data de 1503-1505, y presenta un estilo del Renacimiento (Cinquecento), esta realizado sobre una tabla de 77×53 cm y se puede localizar en el Museo del Louvre, París.El tema de este cuadro es como el símbolo de la belleza serene. El cuadro refleja tanto el físico como el alma de esta mujer que no ha podido ser identificada con plana seguridad.
La técnica utilizada en esta obra es el óleo.Quizás lo que mas llama la atención de La Gioconda es su enigmática mirada y su no menos misteriosa y atractiva sonrisa. La ausencia de pestañas y cejas, así como la colocación verdosa del rostro, que se deben una mala restauración, contribuyen a aumentar su magnetismo.Para conseguir esta mirada y esta sonrisa tan especiales, reflejo del estado de animo de la dama retratada, Leonardo pinto con paciencia y parsimonia sobre un delgado y frágil soporte de madera de álamo, que preparo con varias capas de enlucido. Primero dibujo a la mujer directamente sobre el cuadro y después la pinto al óleo con los colores muy diluidos para poder poner innumerables capas transparentes que, gracias a superposiciones múltiples, confirieron al rostro efectos de luz y sombra muy naturales, pero también muy idealizadas y mágicas.El paisaje del fondo, con sus dos partes imposibles de enlazar, contribuye a acentuar la sonrisa de la mujer, tirando ópticamente de las comisuras de los labios.Leonardo difumino sobre todo los ojos y los labios, aunque también empleo el sfumato en los rizos que caen sobre el hombro de la mujer y se funden con las rocas y con los pliegues del chal, y en las líneas del lejano acueducto.Con el sfumato, Leonardo consiguió recrear los efectos sutiles de la luz sobre la piel y el paisaje, sombras amables una imitación perfecta de la carne y una semioscuridad tan reveladora como mágica. La luz, mortecina e irreal, y la paleta de colores, mas sombría de lo que solía usar sus contemporáneos, dulcifica el retrato.
La composición de esta obra es aparentemente sencilla: una mujer sentada en una silla con brazos, frente a un paisaje.
La dama gira el cuerpo hacia un lado y dirige una enigmática mirada hacia el espectador. Lo realmente complejo y asombroso es como el artista consigue que nada parezca inmóvil ni rígido, de manera que incluso las formas del paisaje simulen fundirse las unas con las otras.La Gioconda no está pintada desde fuera, si no que, como ocurre con el paisaje del fondo, esta concebida desde dentro. El punto donde converge todas las miradas es, sin lugar a dudas, la cara de a mujer, aunque hay un segundo punto de inflexión: sus manos, bellamente modeladas y entrelazadas.Para acentuar su aire de misterio, Leonardo recurríó a un recurso que solo un gran pintor podría haber utilizado con éxito: los dos lados del cuadro no coinciden exactamente no en la cara ni en el paisaje fantástico del fondo. Así, la línea izquierda del horizonte parece mas alta que la de la derecha, de forma que, cuando el espectador mira el lado izquierdo del cuadro, la mujer parece mas alta y si expresión diferente que si observa la parte derecha. El resultado es que la dama se presenta como un ser vivo que cambia continuamente ante los ojos de sus admirador.Dos columnas situadas a ambos lados desapreciaron al recortar el cuadro.
Tan enigmática como la expresión de La Gioconda es su identidad. Se ha dicho de todo, desde que es la expresión del ideal de belleza del autor hasta que representa a un adolescente vestido de mujer, o una amante de Giuliano de Medici o del propio Leonardo. Vasari la identifica con la mujer del rico florentino Francesco del Giocondo, Madonna Lisa de Antonio María Gherardino. El retrato fue encargado en 1503, pero hay serias dudas sobre si el inconstante Leonardo lo termino.La Gioconda fue adquirida por el rey Francisco I de Francia y permanecíó en las colecciones reales desde principios del Siglo XVI hasta la creación del Museo Central de las Artes en el Louvre en 1793.Hombre renacentista por excelencia, el autor del retrato de esta enigmática mujer llego a la Historia una nueva forma de concebir la pintura: desde el interior de los cuadros. La Gioconda, gracias a la técnica del sfumato, parece entre irreal, angélica y humana. En el Siglo XVI, Giorgio Vasari escribíó sobre ella “Si fijas la mirada en su cuello, podrías jurar que le palpita el pulso”.
Leonardo, nacido en Vinci (Florencia) fue hijo ilegitimo de un rico notario florentino y de una jovencísima campesina. Trabajo como aprendiz en el taller del afamado escultor y pintor Verrocchio, a quien pronto superaría en maestría. Fue pintor, escultor, arquitecto, ingeniero, biólogo, músico y escritor. Destaco en todos los campos del saber por lo que fue considerado un uomo universale.Durante varios siglos, las interrogantes sin respuesta acerca de la obra de Leonardo han ido creciendo, creando pasiones en muchos autores e investigadores. Pese a la gran cantidad de preguntas, las respuestas a las mismas no suelen ser del todo convincentes, dejando abierto el debate. Especialmente durante los siglos XIX y XX, las teorías acerca del origen de la modelo, la expresión de su rostro, la inspiración del autor y otras tantas, han tomado gran protagonismo y obligan a un análisis histórico y científico profundo. Además, se han usado herramientas tecnológicas para la investigación de enigmas que rodean la obra. Por medio de estudios históricos se ha determinado que la modelo podría ser una vecina de Leonardo, que podrían conocerse sus descendientes y que la modelo podría haber estado embarazada.[ ]Pese a todas las suposiciones, las respuestas en firme a los varios interrogantes en torno a la obra de arte resultan francamente insuficientes, lo cual genera más curiosidad entre los admiradores del cuadro. La fama de esta pintura no se basa únicamente en la técnica empleada o en su belleza, sino también en los misterios que la rodean. Además, el robo que sufríó en 1911, las reproducciones realizadas, las múltiples obras de arte que se han inspirado en el cuadro y las parodias existentes contribuyen a convertir a La Gioconda en el cuadro más famoso del mundo, visitado por millones de personas anualmente.