Portada » Griego » Las Civilizaciones Precolombinas: Incas, Mayas y Aztecas
Su origen se calcula que apareció a finales del siglo XII, cuando una pequeña tribu se estableció en lo que es el valle del Cuzco. Fundaron la capital y más tarde se convirtió en un extenso y poderoso imperio que guarda sus tradiciones, mitos y leyendas, como los demás pueblos que habitan en este continente.
El señorío Inca fue fundado por el legendario Manco Cápac a fines del siglo XIII. Le sucedieron hábiles guerreros como Pachacútec y su sucesor Túpac Yupanqui, quienes apenas en 50 años construyeron el imperio más grande y extenso de América.
Fueron tan bien organizados que fácilmente lograron dominar a todos los pueblos que hallaban a su paso, transmitieron su lengua quechua, quedando como lengua oficial del Imperio Inca.
Sus actividades económicas fueron:
Cuando los Mayas florecieron, era un imperio que abarcaba toda Mesoamérica. Vivieron en las selvas del Petén, Guatemala, parte de Yucatán, occidente de Honduras y El Salvador. Los Mayas que florecieron entre los años 300-900 de nuestra era, se les conoce como del Período Clásico. Pero súbitamente, en su cúspide, colapsaron y desaparecieron. Resurgieron 200 años después en Chichén Itzá, pero más debilitados, en lo que se conoce como Período Posclásico. La casta sacerdotisa era la dominante, fueron exitosos en las ciencias como en las artes, hábiles en el arte del tejido a base de algodón y la fibra de agave. Con el plumaje de numerosos pájaros que existieron en su territorio realizaban soberbios tejidos.
La orfebrería era muy avanzada y la metalurgia del cobre bien conocida. Su arquitectura es la más perfecta del nuevo mundo, con decoraciones en relieves, pinturas y calados. La cerámica tenía forma animal o humana, y era grabada o pintada. La escritura supera a las restantes escrituras americanas. La súbita desaparición de sus tribus del período clásico ha suscitado controversiales especulaciones en los últimos siglos. Entre las muchas ciudades mesoamericanas que fundaron, dos fueron de las más importantes y cuyas ruinas existen: Tikal en las selvas del Petén (Guatemala) y Chichén Itzá en Yucatán (México).
El azteca fue un pueblo que, mediante alianzas militares con otros grupos y poblaciones, conoció una rápida expansión y dominó el área central y sur del actual México entre los siglos XIV y XVI, si bien es cierto que en un primer momento, tras su llegada, tuvo que enfrentarse a otros pueblos ya asentados en la zona. Tras la muerte de Moctezuma II en 1520, se puso de manifiesto la debilidad de este gran imperio, derivada de aquella rápida expansión: no podían controlar aquel vasto territorio; las divisiones internas entre provincias y las tensiones y ambiciones independentistas de algunos pueblos facilitaron a los españoles, dirigidos por Hernán Cortés, la conquista de este gran imperio, que culminó en 1521.
Las actividades económicas de esta civilización fueron la agricultura y el comercio.
En este trabajo sobre las grandes culturas precolombinas veremos varias características de ellas, como:
La finalidad de este trabajo es llegar a entender a las culturas precolombinas como las civilizaciones más avanzadas que hubo en América.
La región andina del Perú comprende tres regiones: la costa, la sierra (formada por cordilleras, valles y mesetas de los Andes) y la montaña, que comprende las selvas tropicales del este del país.
En la costa y en los valles fértiles y húmedos de la sierra habitaron diferentes pueblos que finalmente fueron sometidos por los Incas. Esas zonas son propicias para el cultivo del maíz, la papa, la coca y la quinua, elementos que los diferencian de los aztecas.
Cuzco fue su capital.
Los Mayas se ubicaron en 3 grandes zonas:
Que incluye los actuales estados de Yucatán en su totalidad y la mayor parte de Campeche y Quintana Roo. En tal territorio el terreno es pedregoso y semiárido, con partes bajas donde predomina una vasta planicie calcárea con vegetación de monte bajo, con clima regularmente seco y cálido en demasía. No hay ríos de superficie, pero el terreno es permeable y el agua se filtra rápidamente, formando corrientes subterráneas que se abren en bocas naturales llamadas «cenotes».
Cuenta desde el río Usumacinta o Grijalva en el actual estado de Tabasco, hasta la parte oriental de Honduras, incluyendo también el Petén guatemalteco, Belice y parte de Chiapas. Tiene un clima caliente y húmedo, con lluvias abundantes en la temporada. La vegetación es de tipo tropical.
Comprende las tierras altas y la faja costera del océano Pacífico, con parte de Chiapas, Guatemala y El Salvador. El clima es templado y frío en las serranías, con zonas calientes y húmedas, pobladas de densos pinares y cipreses en su mayoría. Hay alturas que sobrepasan los 1500 metros sobre el nivel del mar.
En la zona geográfica que corresponde a la mitad sur del México actual, se desarrolló una gran actividad cultural desde unos 2000 años a. C. En esta región habitaron diversos pueblos, algunos de los cuales nos han dejado muestra de su floreciente cultura, como es el caso de los restos arqueológicos de la ciudad de Teotihuacán, ya deshabitada cuando llegaron los españoles. En la meseta central mexicana, desde finales del siglo VII hasta mediados del siglo XII, se desarrolló la cultura tolteca, que llegó a fusionarse con la maya en su expansión hasta el Yucatán.
En este marco geográfico, más concretamente en las orillas e islas del lago Texcoco, se desarrolló la civilización azteca, una de las civilizaciones mejor conocidas de la América precolombina y la unidad política más importante de toda Mesoamérica cuando llegaron los españoles.
Los Incas crearon un extenso imperio unificado política y culturalmente. El régimen era totalitario, pues el Estado intervenía en todo, aun en asuntos personales como el matrimonio.
El gobierno era despótico y, en cierto modo, teocrático, pues, como descendientes y representantes del Sol, los emperadores eran jefes del orden sacerdotal. El mando se transmitía a los hijos. Funcionarios de todos los niveles actuaban como jueces; los casos más graves los juzgaban los administradores de más alto rango y los casos de menor importancia, los funcionarios de categorías más bajas. Los castigos variaban no solo de acuerdo con el crimen, sino también de acuerdo a la razón por la cual se había cometido el delito.
Al pronunciar una sentencia, también se tomaba en cuenta la edad del criminal. Un delincuente joven sin ningún tipo de antecedentes recibía un castigo más leve que el que había transgredido las leyes anteriormente.
En lugar de pagar impuestos, el pueblo trabajaba para el Estado. Este impuesto de trabajo se llama mita y los campesinos lo «pagaban» trabajando en las construcciones, en las minas, sirviendo al ejército o haciendo cualquier tarea que fuera necesaria.
Estaba formado por familias que se creían emparentadas por un antepasado común y tenían una propiedad territorial común que el Estado les otorgaba. El nombre ayllu se refiere al grupo de familias y al territorio que poseía. Los componentes de un ayllu vivían todos juntos, constituyendo una aldea, o bien un barrio propio dentro de una misma ciudad.
Una región donde se agrupaban varios ayllus formaba un gran grupo al cual se lo denominaba saya, y dos o tres sayas constituían una provincia con su propia capital. Las provincias formaban a su vez «cuatro cuartos» en los que se dividía el Imperio.
Los mayas primitivos se agrupaban en pequeños caseríos, distantes unos de otros. Posteriormente fueron erigidos algunos centros ceremoniales. La vida de estos primeros habitantes del área maya dependía enteramente de los elementos naturales y del cultivo y recolección de sus cosechas.
Con la vida sedentaria y la práctica continua de la agricultura primitiva, surgió lo que al principio fue el culto sencillo de la naturaleza y de los elementos ligados a la siembra, tales como el Sol, la lluvia, el viento, las montañas, el agua, etc.
La sociedad en este periodo es todavía de carácter tribal, es decir, grupos de familias relacionadas por parentesco, que comparten una cultura, un lenguaje y un territorio.
A medida que la agricultura se hace más compleja, creándose sistemas de riego e incluyendo el cultivo de productos comerciales, como el cacao y el algodón, aumenta la población y empiezan a surgir centros ceremoniales; así mismo se consolida la jerarquización de las clases sociales, que resulta de la división del trabajo.
Contrariamente a lo que se ha creído, el pueblo azteca no era un imperio en toda la extensión de la palabra.
Cierto, nadie podía desobedecer una orden del Gran Orador o Huey Tlatoani, nombre correcto del emperador azteca.
El hijo del Gran Orador no siempre fue el heredero. Era un Consejo de Sabios –muy similar al Senado Romano– el que decidía de manera democrática quién sería el próximo gobernante principal del Gran Templo.
Una vez electo el Gran Orador, era obedecido en todo, debido a que era el representante en la Tierra del dios Huitzilopochtli. El Gran Orador era, además del jefe del gobierno, el sacerdote principal del Gran Templo.
El corazón del imperio mexica fue el calpulli. Allí, antes de que existiera el imperio, ya existía el calpulli. Este se formaba generalmente por parientes o personas con la misma profesión; de esta forma, existían calpullis de sacerdotes, guerreros águilas, guerreros ocelotes, carpinteros, alfareros, etc. Cada calpulli era una forma de gobierno autónoma, con su propio Orador o gobernante, el cual era elegido por los más ancianos moradores del calpulli. Cada calpulli tenía su propia escuela, su propio templo (a veces era importante), tenía su propia guarnición.
La agricultura fue la base de sus instituciones políticas y se fundaba en principios verdaderamente científicos que les permitieron la alianza de la pequeña propiedad y el Estado productor. El territorio estaba dividido en tres partes: una para el Sol, otra para el Inca o soberano y la tercera para el pueblo; las dos primeras se trabajaban colectivamente y sus productos se dedicaban al sostenimiento del culto y de los sacerdotes, los gastos del imperio y de su soberano; la tercera consistía en el ayllu y se dividía en parcelas proporcionadas al número de miembros de cada familia; a cada matrimonio se le daba la cantidad de tierra que se creía suficiente para su mantenimiento, por cada hijo varón se aumentaba un tanto y mitad por cada hija mujer; las tierras de los ancianos, las viudas, los enfermos y los soldados en servicio eran cultivadas también colectivamente.
Los Incas no formaban un pueblo mercantil, ni sabían lo que era el dinero. Para los cambios de productos con los países vecinos se celebraban ferias en los confines del imperio.
Todas las minas pertenecían al emperador, y el metal que de ellas procedía se guardaba con mucho celo. El oro y la plata se enviaban directamente al Cuzco, y si alguien era sorprendido dejando la ciudad con estos metales, era severamente castigado.
Artesanos muy expertos hacían objetos de oro, platino y cobre, y sabían también que mezclando el cobre con el estaño se obtenía el bronce. Los Incas no conocían el hierro. La mayoría de los objetos que fabricaban tenían fines ornamentales y no utilitarios; hacían joyas de oro, figuras de llamas y máscaras para las momias. Eran muy pocos los utensilios que se fabricaban con metal. Uno de los métodos empleados para trabajar el oro, la plata y el cobre consistía en martillar el metal hasta obtener finas láminas; luego se las modelaba, sin emplear el calor.
Sus armas eran la honda, la macana y la boleadora. La cacería de la vicuña estaba reglamentada; la vicuña es un poco más pequeña y su vellón más corto que la llama. No era permitido cazarla sino una vez al año y en el mismo sitio. Armados con palos y lanzas, miles de cazadores formaban un círculo inmenso que iba estrechando hasta recoger a todos los animales en una llanura; allí mataban a los machos, les sacaban las pieles y la carne era cortada en tajadas muy delgadas. Las vicuñas eran esquiladas y la lana era depositada en los almacenes reales, de donde las más finas se destinaban para los vestidos del Inca y la otra se repartía al pueblo.
La pesca era practicada en las costas y en el lago Titicaca, en balsas que eran usadas desde mucho tiempo atrás en esa región y a las cuales llamaban «caballitos».
Los Incas criaban llamas, alpacas, conejillos de indias, perros y patos.
Los mayas fueron básicamente agricultores, y su principal cultivo era el maíz, utilizando la técnica de la «rosa» empleada en la actualidad por los campesinos mayas y se supone que fue la que utilizaron sus antepasados. La técnica de la rosa consiste en cortar y quemar el monte antes de sembrar; en los últimos años se ha puesto en duda esta técnica debido a que agota los suelos y obliga al campesino a desplazarse cada dos o tres años en busca de nuevas tierras; así mismo, cultivaban frijoles, cacao, camote, calabaza, chile, aguacate, marañón y guayaba, tabaco y algodón.
También seguían siendo cazadores, hallando en selvas, montes, litorales y orillas de esteros gran cantidad de animales como los jaguares, venados, serpientes, tortugas, conejos, monos, utilizando como instrumentos las cerbatanas, arcos, flechas y trampas, anzuelos de conchas.
Se dedicaban a la domesticación de animales como el perro, jolote, y de aves como el pato, palomas y las abejas; de estas utilizaban la miel y cera.
La civilización azteca se basó, desde el punto de vista económico, en la agricultura y el comercio.
Uno de los sistemas de colonización agrícola más interesante fue la construcción de huertos flotantes, las chinampas, hechas con cañas, ramas, barro y limo. Además, conocían las técnicas del barbecho y la irrigación mediante diques y acequias, y utilizaban abonos vegetales y animales.
La ganadería era pobre como en el resto de la América precolombina: el pavo, diversas razas de perros (una de ellas criada para el consumo de su carne).
Otro recurso eran las aves acuáticas y el pescado, la sal del lago de Texcoco y el basalto con el que se construían muelas de mano.
En los mercados se practicaba un activo comercio sustentado por el trueque, empleando las semillas de cacao como cambio o para equiparar diferencias. El precio de las mercaderías variaba según la cantidad existente.
En el ámbito artístico, la civilización inca mostró un gran desarrollo. Crearon hermosos templos muy trabajados, ya que la religión formaba un gran porcentaje en la vida del Inca. También realizaron ostentosos palacios y grandes fortalezas estratégicamente emplazadas, como Machu Picchu. Las obras públicas también tuvieron su adelanto, ya que, además del sistema de caminos empedrados, también construyeron grandes puentes colgantes, canales para regadío y acueductos para permitir una óptima explotación terrenal.
Sus mayores avances fueron su sistema matemático, que incluía un dígito equivalente al cero, estaba ligado a un sistema religioso y también a observaciones astronómicas.
Entre los mayas, la cronología se determinaba mediante un complejo sistema calendárico. El año comenzaba cuando el Sol cruzaba el cenit el 16 de julio y tenía 365 días; 364 de ellos estaban agrupados en 28 semanas de 13 días cada una, y el año nuevo comenzaba el día 365. Además, 360 días del año se repartían en 18 meses de 20 días cada uno. Las semanas y los meses transcurrían de forma secuencial e independiente entre sí. Sin embargo, comenzaban siempre el mismo día, esto es, una vez cada 260 días, cifra múltiplo tanto de 13 (para la semana) como de 20 (para el mes). El calendario maya, aunque muy complejo, era el más exacto de los conocidos hasta la aparición del calendario gregoriano en el siglo XVI.
Otro avance fue la escritura: estos pueblos desarrollaron un método de notación jeroglífica y registraron su mitología, historia y rituales en inscripciones grabadas y pintadas en estelas (bloques o pilares de piedra), en los dinteles y escalinatas, y en otros restos monumentales. Los registros también se realizaban en códices de papel amate (corteza de árbol) y pergaminos de piel de animales.
Tanto en el aspecto científico como en el artístico, los mayas de las tierras bajas elevaron a altísimo nivel de perfección estos elementos, algunos de ellos adquiridos cuando no pasaban de un estado incipiente de desarrollo (la escritura, por ejemplo).
Sus manifestaciones artísticas (1250-1521 d.C.) se encuentran entre las más importantes de Mesoamérica antes de la llegada de los europeos. El término azteca, junto con los de mexica y tenochca, se utiliza hoy día para designar a los siete pueblos que llegaron al valle de México procedentes de Aztlán, lugar mítico situado al norte de Mesoamérica.
El arte azteca es un lenguaje utilizado por la sociedad para transmitir su visión del mundo, reforzando su propia identidad frente a la de las culturas foráneas. De marcado componente político-religioso, el arte azteca se expresa a través de la música y la literatura, pero también de la arquitectura y la escultura, valiéndose para ello de soportes tan variados como los instrumentos musicales, la piedra, la cerámica, el papel o las plumas. Lo primero que llama la atención es la asimilación azteca de las tradiciones artísticas anteriores y la impronta personal que otorgaron a sus manifestaciones.
El arte azteca es violento y rudo pero deja entrever una complejidad intelectual y una sensibilidad que nos hablan de su enorme riqueza simbólica.
En cuanto al desarrollo científico, el pueblo azteca destacó en medicina y farmacopea; es de suponer que una cultura tan vinculada a las prácticas guerreras contase con eficaces curas para los traumatismos. También destacaron en la astronomía, la base de su calendario, herencia de la cultura maya. Emplearon el calendario de 365 días y el de 260, utilizando además, la «rueda calendárica» de 52 años. . Los aztecas tenían una concepción cíclica del tiempo, por lo cual consideraban que se podía predecir, de ahí la importancia de la observación astronómica y del calendario. La observación de los astros fue tan importante que esta prestigiosa tarea fue una obligación del Huey Tlatoani.
Creencias religiosas
Los Incas:
La religión incaica nació del respeto por las fuerzas de la naturaleza. Los antiguos peruanos adoraron a los espíritus de la naturaleza y criaturas tales como jaguares, serpientes, y cóndores. También usaron su religión para unificar a las gran población de su imperio.
El principal dios de los Incas fue el Inti, el Sol. El fue el Proveedor de Vida y el protector de la gente Inca. El Inti les trajo calidez y luz. Cuando caía en el océano cada tarde en la puesta de sol, los pobladores estaban asustados que el sol no pueda nadar bajo la Tierra para reaparecer la mañana siguiente en el Este.
Los Incas también veneraron lugares o cosas sagrados o extraños, llamados huacas. Podían ser rocas, montañas, ríos, y árboles de forma inusual que los Incas pensaban que tenían especiales poderes. Se hacían ofrendas a las huacas para pedir ayuda. Se ofrecían niños en sacrificio y llamas que eran matadas y enterradas junto a ellos a las huacas más importantes.
El respeto por los ancestros fue otra parte importante de la religión Inca. Los cuerpos de los muertos eran frecuentemente secados y preservados como momias y fueron o enterrados con algunas de sus pertenencias o guardados en las casas de sus descendientes y les hacían ofrendas regulares de comida y bebida.
Los Mayas:
Toda la vida de los mayas está inspirada en ella, de allí que hasta la organización del estado sea teocrática.
Los mayas rindieron culto a las fuerzas de la naturaleza, sus principales dioses fueron:
Hunab Ku (el creador), señor de los cielos y dios del día.
Itzamná (hijo de Hunab Ku)
Chac (dios de la lluvia, y fertilidad de la agricultura)
Ah Puch (dios de la muerte)
Yun Kaax (dios del maíz)
Esto nos muestra que la cultura maya era «Politeísta». Todas las creaciones mayas están fundamentadas por una concepción religiosa del mundo, ya que este se concibe de origen divino y perneado por energías sagradas que determinan todo acontecer. Estas energías son los dioses, que encarnan en las fuerzas de la naturaleza, como los astros y la lluvia (Chaac); y también son energías de muerte, como los dioses que producen enfermedades y la misma muerte. Pero esas deidades también tienen aspectos animales: el Sol se manifiesta a veces como una guacamaya o un jaguar; la Lluvia, como una serpiente; la Muerte como un murciélago o un búho, etc.
El universo está constituido por tres grandes planos horizontales: el cielo, la tierra y el inframundo. En el cielo, dividido en trece estratos o niveles, reciben los astros, que son dioses, como la luna (Ixchel) y Venus (Nohok Ek). El espacio celeste está representado por una deidad llamada Itzamná, «el dragón», que se representa como una serpiente emplumada de dos cabezas o un dragón (mezcla de serpiente, ave, lagarto y venado). Este dios, que es el supremo de la religión maya simboliza la energía fecundante del cosmos, que infunde vida a todo el universo.
La tierra, es una plancha plana que flota sobre el agua; pero también se concibe como un gran cocodrilo o lagarto, en cuyo dorso crece la vegetación. Los mayas yucatecos la llamaron Chac Mumul Aín, «gran cocodrilo lodoso».
Los Aztecas:
Gran parte de la vida y la cultura Aztecas se hallaba determinada por las creencias religiosas. Una poderosa casta sacerdotal se encargaba de organizar las ceremonias rituales, de dirigir los centros de educación y de realizar predicciones sobre los diversos aspectos de la sociedad y la política del imperio.
Los Aztecas adoptaron las creencias religiosas de los pueblos vecinos y sometidos. Su religión era politeísta, aunque predominaban unas pocas divinidades principales. Los dioses aztecas más importantes estaban relacionados con el cielo solar y agrícola.
Uno de los aspectos más característicos de la religión era la práctica de sacrificios. El derramamiento de sangre, por parte de los propios sacerdotes o de las víctimas inmoladas, animales o humanas y la ofrenda de corazones
Ellos creían en que las fuerzas de la naturaleza obraban para el bien o para el mal, y por eso, personificaban los elementos naturales como dioses y diosas y les rendían culto. La divinidad más importante era Quetzalcoatl, que era el dios del viento, de la vida, de la fertilidad, inventor del maíz y de la agricultura, creador del calendario solar y organizador de los ritos religiosos.