Portada » Historia » La Transformación de España: De la Dictadura a la Democracia y la Integración Europea
La Constitución de 1978 fue aprobada en referéndum el 6 de Diciembre de 1978 y promulgada el 29 de Diciembre de ese mismo año. Supuso el paso de una dictadura a un régimen monárquico, democrático y parlamentario. Fue el resultado del consenso de la mayoría de partidos políticos de las Cortes Constituyentes formadas tras las elecciones de 15 de Junio de 1977, que ganó UCD, que lideraba Adolfo Suárez. El proyecto lo redactó una comisión de 7 políticos representantes de los
partidos parlamentarios. Fueron los llamados “Padres de la Constitución”. La constitución cuenta con dos partes:
La Dogmática, o declaración de derechos y libertades: Libertad religiosa; igualdad de todos los ciudadanos ante la ley;
derecho al honor, a la intimidad e inviolabilidad del domicilio…
La Orgánica, con las instituciones del Estado y su funcionamiento: El régimen político es la democracia y la forma de Estado la monarquía parlamentaria; establece la división de poderes; un Tribunal Constitucional interpreta la Constitución en caso de conflicto; aparece la descentralización del Estado o posibilidad de regiones y nacionalidades de convertirse en comunidades autónomas con sus Estatutos de Autonomía (Art. 2). A esta nueva configuración
territorial de España se le llamó “Estado de las Autonomías”. Siguiendo lo indicado en el Título VIII de la Constitución, con dos vías de acceso a la autonomía, de Octubre de 1979 a Febrero de 1983 se crearon las 17 Comunidades Autónomas y en 1995 las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla.
La Uníón Europea (antes Comunidad Económica Europea–
CEE-) se inició tras el Tratado de Roma de 1958 con una finalidad económica:
La libre circulación de mercancías, de capitales y de personas. Franco, pidió el ingreso de España en 1962, pero su régimen fue un freno para su integración. Suárez solicitó la entrada en la CEE en 1977, pero no fructificó. Por fin, el Gobierno socialista de Felipe González inició negociaciones que culminaron en un acuerdo, firmado en 1985, que incorporó a España en la CEE como miembro de pleno derecho desde el 1 de Enero de 1986
por el Tratado de Adhesión. Se dio un plazo de 7 años para que España armonizara su economía y su legislación a las directrices comunitarias. Inicialmente fue un golpe duro para las empresas españolas, pero luego se ha visto que modernizó y mejoró el tejido productivo español;
Además, las ayudas del FEOGA, FEDER, FS y Fondo de Cohesión han dejado en España miles de millones de euros que han servido para reducir las distancias con las economías de la UE.
La opinión española se mostró favorable a los cambios introducidos en los tratados de Maastricht, Ámsterdam, Niza, etc.), a la nueva denominación de Uníón Europea, a sus sucesivas ampliaciones, y a la adopción de la moneda única, el Euro en 2002. La Presidencia de turno de la Uníón ejercidas por España en varias ocasiones, el nombramiento de españoles para puestos de comisarios en la Comisión Europea, han contribuido a que los españoles asuman como asuntos propios los europeos.
Las elecciones del 28 de Octubre de 1982 fueron ganadas por el PSOE. El Partido Socialista estuvo en el poder de 1982 a 1996. Obtuvo mayoría absoluta en las elecciones de 1986 y 1989 y emprendíó reformas para salir de la crisis económica, incorporó el país a Europa y al mundo y consolidó la democracia. Su éxito se debíó a su líder carismático, Felipe González, a su programa “Por el cambio”, al abandono del marxismo y a su política social (pensiones a jubilados y parados).
Su política de ajuste permitíó la recuperación económica y paliar el paro: Se realizó una reconversión industrial, se llevó a cabo una reforma fiscal, se realizó una política de empleo, se tomaron medidas para estimular las inversiones, etc. Con los socialistas podemos hablar de:
Estado del bienestar al incrementarse el gasto público en sanidad, pensiones, subsidios de desempleo, obras públicas y educación.
Tras los éxitos, se produjeron acontecimientos que desgastaron a los sucesivos Gobiernos socialistas, destacando: la crisis económica; los escándalos de corrupción; la reorganización de la oposición, AP ahora era PP (Partido Popular) de José María Aznar; y surgíó IU (Izquierda Unida) de Julio Anguita. Las elecciones de 1993 el PSOE ganó, pero perdíó la mayoría absoluta. Las elecciones de 1996 supusieron el fin del gobierno socialista, el PP llegó al poder con Aznar.
En 1907 el presidente del gobierno del Partido Conservador Antonio Maura inició su “revolución desde arriba” para evitar la agitación social con medidas como: la Ley de Reforma Electoral, la Ley de Administración Local o la Ley de Descanso Dominical.
Pero en 1909 se produjo la llamada Semana Trágica de Barcelona. Una rebelión indígena en la regíón del Rif, regíón montañosa del norte de Marruecos que formaba parte del Protectorado Español en la zona, en protesta por la construcción de una línea férrea minera, hizo que el Gobierno llamara a los reservistas para sofocarla. La medida fue mal acogida por las clases populares pues la Ley de Reclutamiento permitía quedar exento si se pagaba una cantidad de dinero, cosa que no podía hacerlo el pueblo (las familias humildes). Además, los reservistas tenían familia y los ingresos dependían de su trabajo. Su embarque en Barcelona provocó una huelga antimilitar y anticlerical, la violencia revolucionaria se dirigíó contra la Iglesia, incendiándose 12 iglesias y 52 conventos y desapareciendo obras de arte y bibliotecas. Se profanaron cementerios de religiosas y sus cuerpos se depositaron en las aceras. El ejército reprimíó las revueltas (100 muertos, 500 heridos, 112 edificios incendiados -la mayoría religiosos-). El Gobierno inició una dura represión: miles de personas fueron desterradas y condenadas a cadena perpetua o a muerte.
Fue ejecutado Ferrer i Guardia, pedagogo anarquista fundador de la Escuela Moderna. Los fusilamientos ocasionaron la repulsa hacia Maura, el pueblo exigíó la dimisión del Presidente al grito de “Maura No” y el rey, alarmado, lo cesó, llamando al Partido Liberal.
La atención prestada al norte de África por España crecíó tras la pérdida de Cuba y Filipinas en 1898, como una forma de mantener la idea de Imperio, y el prestigio exterior ante una situación real de decadencia.
En 1906, por la Conferencia de Algeciras, Francia y España decidieron ejercer su protectorado sobre Marruecos (repartirse Marruecos). La zona del RIF quedó en poder de España.
En 1909, Melilla y su zona cercana fueron atacadas por los marroquíes, que agredieron a los trabajadores españoles que construían un puente para el ferrocarril minero. España envió tropas y se produjo la Semana Trágica de Barcelona para que no embarcasen los soldados reservistas.
En 1921 se produjo el Desastre de Annual. Hubo una ofensiva española dirigida por el Comandante General de Melilla Manuel Fernández Silvestre, que llevó a cabo una imprudente campaña para ocupar la zona que separaba Ceuta de Melilla, la Bahía de Alhucemas, que era el centro de operaciones de las cabilas (tribus bereberes) más peligrosas, con el objetivo de ampliar el territorio en la zona del Rif. Esta campaña provocó la sublevación de una de las cabilas del Rif, liderada por Abd el-Krim. La operación acabó con la derrota española en Annual: murieron 12.000 soldados,
quedó destruido numeroso material militar y se perdieron posesiones en torno a Melilla. La derrota creó malestar en la opinión pública, los soldados procedían de reclutas forzosas, estaban poco entrenados, mal pagados y alimentados, y había descontento hacia el sistema de Gobierno, producíéndose una crítica republicano-socialista contra políticos, militares y rey. Por último,
el problema marroquí fue una de las principales causas que provocó la crisis
de la Restauración y el Golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en 1923.
El sufragio censitario, imperante durante el Siglo XIX en España con la llegada del liberalismo político, restringía los derechos electorales a una minoría opulenta y claramente diferenciada de las masas populares en términos educativos, sociales o económicos.
La Revolución Gloriosa de 1868, el fin del reinado de Isabel II y la instauración de un Gobierno de carácter provisional, trajo consigo la convocatoria de elecciones a Cortes en las que participaron, por primera vez, todos los españoles mayores de 25 años, independientemente de su riqueza. La Constitución elaborada en Junio de 1869, pocos meses después de los comicios, extendíó el derecho a voto a toda la ciudadanía masculina. En apenas unos años, al inicio de la Restauración Borbónica, se redactó una Constitución de carácter más moderado en 1876, en la que no se hacía mención a los derechos electorales. Una nueva Ley Electoral en 1878 volvíó a introducir el sufragio censitario masculino, con lo que volvían a entrar en juego la formación y la riqueza. La Ley Electoral de 1890, elaborada bajo el gobierno del liberal Sagasta, restablecíó el sufragio universal masculino, que ya perduraría, con los “paréntesis” de la dictadura de Primo de Rivera y de Franco, hasta nuestros días.
En cuanto a la mujer se le reconocíó su derecho al voto con la Constitución Republicana de 1931. Detrás de la consecución del derecho, estuvo la lucha de la diputada Clara Campoamor, que defendíó el voto femenino en las Cortes, enfrentándose a otras diputadas como Victoria Kent o Margarita Nelken, que lo rechazaban mientras la mujer no accediera a la educación y quedara fuera del control de la Iglesia. Las elecciones generales de 1933 supusieron el estreno de la mujer como ciudadano votante. España aplicó la ley mucho antes que Francia o Italia.