Portada » Historia » La tercera guerra carlista resumen
tras el pronunciamiento de Riego se inicia un breve período de gobierno liberal caracterizado por: Una abundante legislación encaminada a eliminar privilegios (régimen señorial, mayorazgo) y crear, entre otras, una Contribución Territorial Única para así mejorar la maltrecha Hacienda del Estado. La Inquisición fue abolida de nuevo. La actitud involucionista del rey, contrario a la política liberal y a las medidas antieclesiásticas. Abusó de su derecho de veto. La inestabilidad gubernamental producida por los propios liberales al dividirse en moderados y exaltados: Los moderados eran partidarios de realizar las reformas con prudencia y de llegar a acuerdos con el rey, la nobleza y el clero. Rechazaban la participación política de las clases populares. Por ello estaban a favor de un gobierno fuerte, sufragio censitario, Cortes bicamerales y libertad de prensa limitada. Los exaltados eran partidarios de acelerar las reformas y de satisfacer los intereses de amplias capas populares, aunque hubiera que enfrentarse a rey, nobleza y clero. Estaban a favor de un Gobierno controlado por las Cortes, sufragio más amplio, Cortes unicamerales y amplia libertad de prensa. liberales más radicales y levantamientos en el norte de los absolutistas crearon una mayor sensación de inestabilidad del gobierno constitucional, que acabó con la intervención en nuestro país de las potencias absolutistas, unidas en la Santa Alianza, para restaurar el absolutismo. Se envió un ejército francés, los Cien Mil Hijos de San Luis, que con el apoyo de los absolutistas españoles, y sin oposición popular, entraron en España y finalmente “liberaron” al monarca… Se volvíó otra vez al absolutismo.
Se caracterizó por el retorno al absolutismo y la represión hacia los liberales: Lo primero que hizo Fernando VII al recuperar sus poderes fue la anulación de toda la legislación del Trienio y la abolición de la Constitución. Después siguieron las medidas represivas persiguiéndose a los liberales en todas partes: se crearon Comisiones Militares en el Ejército para procesar a todos los que habían desempeñado cargos destacados se crearon Juntas de Purificación para depurar a todos los funcionarios y profesores de tendencia liberal. – se crearon los Voluntarios Realistas, milicias cuya misión era defender el absolutismo. La Inquisición, que había sido abolida, ya no volvíó a crearse aunque se sustituyó por las Juntas de Fe que se encargaron de la censura. 3) Aunque la represión fue muy dura los primeros años, la situación fue cambiando debido a la quiebra absoluta de la Hacienda. Así se racionalizó el gobierno, se redujeron los gastos y se confeccionaron presupuestos para así controlar la Hacienda, para lo que se contó hasta con ministros reformistas puesto que eran los más capacitados para desempeñar esas funciones. Estas medidas no solventaron mucho la situación del país pero sí originó un problema más: la división de los absolutistas en dos bandos: reformistas y “apostólicos” o partidarios del absolutismo total y que tenían en don Carlos su principal valedor. Pero en 1829 Fernando VII contraía matrimonio, por cuarta vez, con su sobrina María Cristina, y esta vez sí tuvo descendencia: en 1830 nacíó la infanta Isabel originando un grave problema sucesorio. Fernando publicó la Pragmática Sanción, por la cual se permitía que el trono pudiese pasar a una princesa en el caso de no haber un descendiente varón. Don Carlos y sus partidarios no aceptaron la misma y a la muerte del rey, en 1833, estallará la guerra civil, que fue al mismo tiempo una guerra de sucesión al trono español y un episodio más en el enfrentamiento entre liberales y absolutistas.
. A la muerte de Fernando VII, Don Carlos, su hermano, reclamó sus derechos dinásticos y se inició la Guerra Civil entre sus partidarios y los de Isabel II, encabezados por la reina madre María Cristina, que sería la Regente del reino hasta 1840. Fue un conflicto dinástico y también político, entre los carlistas y los cristinos o isabelinos. Los carlistas defendían el Antiguo Régimen, la monarquía absoluta de origen divino y el mantenimiento de las leyes tradicionales e instituciones propias de las diversas regiones españolas. Fueron apoyados por una parte de la nobleza, una parte del ejército, la mayoría del bajo clero y una gran parte del campesinado propietario de la mitad norte de España, muy conservador y tradicionalista. A nivel territorial, sus bases se hallaban en las provincias vascas, Navarra, Galicia, Castilla la Vieja, el interior de Cataluña y la comarca del Maestrazgo. Los cristinos o isabelinos defendían un sistema de libertades tanto políticas como económicas y una uniformidad institucional para el conjunto del país. Fueron apoyados por los reformistas del absolutismo, buena parte del Ejército y del alto clero, y los liberales y por tanto de la burguésía y la población urbana de todas las ciudades principales. Fue muy importante además el apoyo internacional de Francia, Inglaterra y Portugal . El conflicto duró siete años y se desarrolló en tres fases: Los carlistas intentaron una insurrección general en toda España tras la muerte de Fernando VII, aunque sólo consiguieron controlar las provincias vascas y Navarra en el norte, y el Maestrazgo en el Levante fue en el norte con el general Zumalacárregui donde se creó un auténtico ejército que pusó sitio a Bilbao como principal ciudad de la zona; sin embargo estas tropas nunca ocuparon una capital de provincia y en el sitio de Bilbao el propio Zumalacárregui perdíó la vida y los carlistas a su mejor general. Los carlistas llevaron a cabo varias expediciones hacia el sur, que fracasaron por el escaso apoyo popular que encontraron. La figura más destacada fue el general Espartero, que se convirtió en un verdadero héroe para los liberales al derrotar a los carlistas a las mismas puertas de Madrid y levantar además el largo sitio de Bilbao. Etapa de resistencia carlista en las provincias vascongadas y Navarra ante el avance del ejército cristino. La guerra acabó con el “abrazo de Vergara” en 1839 entre los generales Espartero y Maroto: se pactó la rendición del ejército carlista con el reconocimiento de los grados y empleos militares de los vencidos, más la promesa de respetar los fueros.
tras el asesinato de Prim a la llegada a España de Amadeo, principal valedor del nuevo rey, la situación política fue a peor, El nuevo rey se encontró aislado, con una oposición creciente: los monárquicos eran partidarios de los Borbones, con la aristocracia y la jerarquía eclesiástica a la cabeza, y por otro lado estaban los republicanos.La división de los progresistas que imposibilitaron la estabilidad gubernamental: seis gobiernos y tres elecciones generales con una creciente abstención. Además de la guerra en Cuba, se produjo un rebrote del carlismo: estalló la tercera guerra carlista, proliferando partidas en las provincias vascas, Navarra, Aragón y Cataluña. Ante esta situación y tras un nuevo conflicto con las Cortes, Amadeo optó por abdicar y las Cortes tuvieron que proclamar sin entusiasmo la República. Nacíó del modo peor. Por un lado, las guerras de Cuba y la tercera guerra carlista, que empeoraban por momentos. Por otro, la mayoría de los partidos pasaron a la oposición: No sólo los carlistas y los alfonsinos , que cada vez tenían más partidarios ante el desorden creciente, sino también grupos progresistas como los de Sagasta, que acabaron apoyando la causa alfonsina. Los propios republicanos acabaron dividíéndose entre unionistas y federales, y estos últimos entre benévolos e intransigentes . Mientras se redactaba una nueva constitución en 1873 aparecía el último problema, la insurrección cantonal, que llevó a la formación de municipios independientes. Para acabar con el problema cantonal, llegó a la presidencia de la república el unitario Castelar, que obtuvo de las Cortes plenos poderes, suspendíó las Cortes por tres meses y reforzó el Ejército. El Ejército fue poco a poco dominando la situación y los republicanos federales, desacreditados, perdieron fuerza frente a los republicanos unitarios. Cuando se reabrieron las Cortes el 2 de Enero de 1874, la mayoría federal no quiso seguir otorgando su apoyo a Castelar. Con el respaldo de la burguésía conservadora, el general Pavía dio un Golpe de Estado irrumpiendo el 3 de Enero en el Congreso con guardias civiles, que desalojaron a los diputados. Castelar dimitíó porque no quería mantenerse en el poder respaldado por un pronunciamiento. Le sucedíó el general Serrano, quien establecíó un sistema autoritario apoyado en el ejército y en políticos republicanos unitarios y del partido progresista. Ante esta conflictiva situación, los partidarios de restaurar la dinastía borbónica en la figura del príncipe Alfonso fueron aumentando, no sólo entre las clases dirigentes sino en general entre la burguésía y el propio ejército.