Portada » Historia » La Segunda República Española: Un Sueño de Democracia Interrumpido
La Segunda República Española (1931-1939) representó el primer intento de establecer una democracia en España. Este segundo periodo republicano del país nació con la intención de modernizar el Estado, reformando leyes e instituciones, y transformando la sociedad española en una más laica, participativa, industrial y urbana. Sin embargo, la República surgió en un contexto internacional y nacional complejo, marcado por la crisis económica de 1929, el auge de los fascismos en Europa y la resistencia de las élites socioeconómicas al cambio. La falta de una cultura democrática arraigada, los conflictos sociales y la lentitud en la implementación de las reformas, entre otros factores, contribuyeron a la inestabilidad política que caracterizó este periodo y que finalmente desembocaría en la Guerra Civil.
En su desarrollo, se pueden distinguir dos etapas principales: el bienio reformista (1931-1933) y el bienio conservador (1933-1936).
A diferencia de otras experiencias republicanas, la Segunda República Española se instauró a través de un proceso electoral. Tras la dimisión del dictador Primo de Rivera, la imagen del rey Alfonso XIII se vio deteriorada por su apoyo a la dictadura. En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, la coalición republicano-socialista obtuvo una victoria contundente, lo que provocó la abdicación del rey y el exilio de la Familia Real. Este hecho facilitó la transición pacífica hacia el nuevo régimen republicano.
Inicialmente, se formó un Gobierno Provisional, integrado por antiguos monárquicos, republicanos moderados, intelectuales y socialistas. Este gobierno se encargó de organizar la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes, en las que la coalición republicano-socialista volvió a triunfar.
El principal objetivo de las Cortes Constituyentes fue la elaboración de una nueva Constitución de carácter progresista. Entre sus características más destacadas se encuentran:
Con Niceto Alcalá-Zamora como presidente de la República y Manuel Azaña como jefe de Gobierno, se impulsó un ambicioso programa de reformas que abarcaba diversos ámbitos:
Tras el periodo reformista, se produjo un cambio en el panorama político español. En las elecciones de noviembre de 1933, la coalición de centro-derecha, liderada por el Partido Radical de Alejandro Lerroux y con el apoyo de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), obtuvo la victoria. Este cambio se debió a diversos factores, como el desgaste del gobierno republicano-socialista, la crisis económica, la conflictividad social y el auge de la derecha antiliberal y católica.
Con Alcalá-Zamora como presidente de la República y Lerroux como jefe de Gobierno, se inició una etapa marcada por la inestabilidad gubernamental y la sucesión de gabinetes ministeriales. El nuevo gobierno se propuso frenar o revertir algunas de las reformas del bienio anterior:
El acontecimiento más significativo de este periodo fue la Revolución de Octubre de 1934, un movimiento insurreccional liderado por el PSOE y la UGT, con el apoyo de la Generalitat de Cataluña, el PCE y la CNT. La causa inmediata de la revolución fue la entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno, lo que fue interpretado por la izquierda como un paso hacia el fascismo. La revolución se materializó en huelgas generales e intentos de insurrección en Asturias, Cataluña y otras regiones. La respuesta del gobierno fue la represión violenta de la revuelta, con miles de detenidos y la suspensión del Estatuto de Autonomía de Cataluña.
La Revolución de 1934 tuvo importantes consecuencias políticas. En la derecha, José Calvo Sotelo fundó el Bloque Nacional, que defendía la instauración de un régimen autoritario. En la izquierda, la revolución contribuyó al acercamiento entre las diferentes fuerzas republicanas y socialistas, que culminaría con la formación del Frente Popular.
A finales de 1935, el gobierno conservador se vio afectado por escándalos de corrupción, como el caso Straperlo, lo que provocó la caída del Partido Radical y la convocatoria de nuevas elecciones. En las elecciones generales de febrero de 1936, el Frente Popular, una coalición de partidos republicanos, socialistas y comunistas, obtuvo la victoria frente a una derecha dividida.
El gobierno del Frente Popular, que se extendió entre febrero y julio de 1936, estuvo marcado por la inestabilidad política y la radicalización social. Se aprobaron medidas como la amnistía para los presos de la Revolución de 1934, el restablecimiento del Estatuto de Cataluña y se intentó retomar el programa reformista del primer bienio. Sin embargo, la violencia política se intensificó, con enfrentamientos entre grupos de extrema derecha e izquierda. El asesinato del líder monárquico José Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936, en represalia por el asesinato del teniente Castillo, un oficial de la Guardia de Asalto, fue el detonante del golpe de Estado militar que se inició en Marruecos el 17 de julio de 1936 y que daría comienzo a la Guerra Civil Española.
La Segunda República Española, un periodo de esperanza y reformas, se vio truncada por la Guerra Civil, un conflicto que marcaría profundamente la historia de España durante el siglo XX.