Portada » Historia » La Segunda República Española (1931-1936): Etapas y Conflictos
Tras las elecciones, las candidaturas republicanas se impusieron en todas las grandes ciudades, proclamándose pacíficamente la II República. El Comité Revolucionario del Pacto de San Sebastián, salió de la cárcel para formar el Gobierno Provisional, presidido por Niceto Alcalá Zamora.
El gobierno estaba compuesto por: Derecha Liberal Republicana, Acción Republicana, Partido Radical, PSOE y nacionalistas gallegos y catalanes.
El Gobierno Provisional tenía dos objetivos principales:
Los republicanos y socialistas salieron victoriosos, mientras que la derecha, muy desorganizada, fue derrotada.
Definía a la República como un régimen democrático, laico y descentralizado.
Recogía:
Una vez aprobada la Constitución, se nombró presidente de la República a Alcalá Zamora y jefe de Gobierno a Manuel Azaña.
Reformas:
La oposición a la República se concretó en la CEDA y la Falange. El gobierno republicano-socialista tuvo que enfrentarse a huelgas obreras y campesinas, y a otros hechos violentos de la CNT, como el de Casas Viejas, que puso fin al gobierno de Manuel Azaña.
En las elecciones de 1933, se hizo efectivo el voto femenino y salieron victoriosos los partidos de centro-derecha.
El triunfo fue para la CEDA y el Partido Radical, ya que los partidos de la derecha se presentaron unidos, mientras que los republicanos y socialistas se presentaron separados, y los anarquistas defendieron la abstención.
Se formó un gobierno del Partido Radical con apoyo parlamentario de la CEDA. Fue un gobierno inestable que tenía el objetivo de paralizar las reformas.
Medidas:
La izquierda convocó protestas y huelgas, radicalizando sus posturas.
En 1934, la entrada en el gobierno de tres ministros de la CEDA fue interpretada por la izquierda como la entrega de la República a quienes querían destruirla.
PSOE, PCE, CNT y UGT convocaron una huelga general para derribar el Gobierno. En Cataluña, se contó con el apoyo de la Generalitat y su presidente, Companys.
El foco revolucionario triunfó en Asturias con la alianza de UGT y CNT. Se abolió la propiedad privada, se incautaron empresas y se enfrentaron a la fuerza pública.
El Gobierno recurrió al ejército. En Cataluña, la rebelión fue sofocada, su gobierno encarcelado y su autonomía suspendida. En Asturias, las tropas africanas al mando de Franco aplastaron la revolución. Se desencadenó una represión contra las organizaciones obreras y los partidos de izquierda.
En 1935, la derecha endureció su política. Gil Robles, nombrado ministro de la Guerra, designó para los principales cargos a militares antirrepublicanos y anunció la modificación de la Constitución. Se fortalecieron los partidos de extrema derecha y formaron sus propias milicias.
La izquierda inició un proceso de unidad en torno a la figura de Azaña.
La izquierda se presentó unida formando el Frente Popular. Los partidos de la derecha se presentaron desunidos. Venció el Frente Popular, sobre todo por el voto urbano.
Se constituyó un gobierno compuesto solo por republicanos, con apoyo parlamentario del PSOE, presidido primero por Azaña, hasta que fue nombrado presidente de la República en mayo, y después por Casares Quiroga.
Se concedió la amnistía para los detenidos en 1934, se aceleró la Reforma Agraria y se restauró el Estatuto de Cataluña, iniciándose también los trámites para Galicia y el País Vasco.
España vivió en un ambiente de enfrentamiento y radicalización entre derechas e izquierdas. Las izquierdas exigieron al gobierno mayores y más rápidas mejoras, desencadenando huelgas y ocupaciones de tierra.
La derecha conspiró para recuperar el poder mediante un golpe militar, encabezado por el general Mola. También formó milicias armadas, produciendo enfrentamientos violentos con militantes de izquierda. Esta situación sirvió para que la derecha acusase al gobierno de incapacidad para mantener el orden y la ley, frenar la Revolución y evitar la destrucción de España.
El atentado contra el teniente Castillo por parte de milicianos falangistas produjo la venganza de la izquierda, que asesinó al líder de la extrema derecha en el Parlamento, José Calvo Sotelo. Este fue el pretexto utilizado por los militares conspiradores para alzarse contra el gobierno republicano, iniciándose así la Guerra Civil.