Portada » Historia » La Restauración Borbónica en España: Cánovas, el Turno Pacífico y el Pucherazo
Tras el Sexenio Democrático, la Restauración borbónica devolvió a España al liberalismo censitario. Este periodo, que abarca los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII, con el interregno de María Cristina, se extendió por más de 50 años.
Antonio Cánovas del Castillo, figura clave de la Restauración, defendía la monarquía borbónica y un sistema liberal moderado, basado en la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes. Su propuesta se situaba entre el Antiguo Régimen y la efímera monarquía democrática de 1869. Consciente de la necesidad de renovar el programa de los moderados, Cánovas introdujo importantes novedades:
Cánovas diseñó un sistema de turno pacífico entre dos partidos: el Partido Conservador (liderado por él mismo) y el Partido Liberal (liderado por Sagasta), al que se unieron progresistas y demócratas del Sexenio. Aunque Sagasta a menudo expresaba ideas progresistas radicales, su actuación fue moderada y pragmática. Este sistema garantizó la alternancia en el poder, evitando la inestabilidad política causada por el intervencionismo militar y los pronunciamientos.
El sistema político de la Restauración está intrínsecamente ligado a Cánovas del Castillo. Su pensamiento, considerado reaccionario y antidemocrático, se oponía al sufragio universal. Sus objetivos principales fueron:
Sin embargo, este sistema no era democrático, recurriendo a prácticas fraudulentas como la falsificación del censo, la manipulación de actas electorales, la compra de votos y la violencia, fenómeno conocido como el “pucherazo”.
El fraude electoral generalizado se desarrolló en un contexto de España agraria y atrasada. Los caciques, personajes influyentes en la España rural (terratenientes, prestamistas, etc.), manipularon las elecciones siguiendo instrucciones del Gobernador Civil, quien a su vez recibía órdenes del Ministro de Gobernación. Este sistema aseguraba los resultados electorales acordados por las élites políticas.
Entre 1876 y 1898, el turno funcionó con relativa regularidad: seis elecciones fueron ganadas por los conservadores y cuatro por los liberales.
A pesar del sufragio universal masculino, el fraude electoral y la corrupción continuaron marcando el sistema político de la Restauración.