Portada » Lengua y literatura » La Prosa Didáctica del Siglo XVIII: Feijoo, Cadalso y Jovellanos
El siglo XVIII desatendió los géneros que se habían cultivado con gran éxito en el Siglo de Oro: novela, teatro y lírica; pero sobresalió en los de contenido ideológico. Época de la controversia intelectual. El llamado Siglo de las Luces conoce en Europa el movimiento de la Ilustración (nuevos conocimientos científicos y filosóficos con el fin de mejorar la vida de las personas). La difusión del espíritu ilustrado se hace en libros, enciclopedias, revistas culturales, periódicos, que adquieren gran importancia. En España, la penetración del espíritu ilustrado ha de entenderse con cierta moderación por razones religiosas y políticas principalmente. Lo español estaba constituido por unas creencias religiosas, una estructura social, una organización política, unas ideas morales y hasta unos ideales estéticos y literarios inamovibles, y la más pequeña objeción contra cualquier componente tomaba el carácter de un delito. El despotismo ilustrado tiene en España su reinado con Carlos III y un grupo de ministros ilustrados y reformadores. En este siglo se fundan diversas instituciones de carácter cultural como la Real Academia Española (RAE), la Biblioteca Nacional o el Museo del Prado, entre otros.
La mayor parte de la prosa del XVIII está teñida de didactismo. El ensayo se convirtió en el género predilecto para la divulgación de los principios de la Ilustración. Con la aparición de la prensa periódica, se inicia un tipo de ensayo en el que se busca un contacto con los lectores. El término «ensayo», en este siglo, aún no se hallaba definido; algunos siguieron la técnica epistolar; otros prefirieron la autobiografía o las memorias para exponer las ideas; a veces se optó por el informe, que pretendía ser objetivo; o por el libro de viajes, que ofrecía un itinerario cuya variedad permitía reflejar situaciones diferentes.
El benedictino Fray Benito Jerónimo Feijoo, principal figura en el surgimiento del ensayo en España, con sus textos pretendía educar al pueblo.
Temas: Intentó demostrar la falsedad de las supersticiones y de ciertas creencias populares por medio de argumentos racionales que obligaran a pensar. Demostró la inexistencia de seres fantásticos y criticó la creencia en los milagros. En lo que se refiere a la Iglesia, censuró conductas individuales de ostentación y lujo.
Obras:
Estilo: Prosa simple y sencilla. Tono ameno y coloquial.
Temas: Los textos de Cadalso tratan de las costumbres de los españoles: su forma de vestir, su frivolidad, la ociosidad de los nobles, los usos lingüísticos… Cartas Marruecas, 90 cartas que tres personajes de cultura y edad diferentes se intercambian, permiten al autor mostrar la realidad española desde otros tantos puntos de vista.
Estilo: Conversacional, natural y sencillo; prosa de tono ensayístico.
Gaspar Melchor de Jovellanos nació en Gijón. Estudió leyes y ejerció como magistrado en Sevilla y en Madrid, ciudad donde desarrolló una intensa actividad reformista. Ingresó en la Real Academia Española, en la de Bellas Artes de San Fernando y en la de Historia, así como en la Sociedad de Amigos del País. Cuando subió al trono Carlos IV, se produjo un freno en la renovación ilustrada, y Jovellanos fue desterrado a Gijón; allí fundó el Instituto Asturiano. Después de ser nombrado ministro de Gracia y Justicia en 1797, fue desterrado nuevamente a Gijón y luego encarcelado. Fue liberado en 1808. Falleció en Puerto de Vega (Asturias). Representa, como ningún otro ilustrado, las aspiraciones, inquietudes y tendencias de su época. Siempre entendió la política como el medio para conseguir las mejoras que transformarían el país.
Temas: En sus ensayos manifestó una honda preocupación por los principales problemas de la sociedad de la época y propuso algunas medidas reformistas para solventarlos. Mostró gran interés por los temas relacionados con la educación; en este sentido, trató cuestiones pedagógicas como el rechazo del método memorístico y la reforma de los estudios. Defendió la formación humanística para los científicos como medio de desarrollo intelectual y de pensamiento integrador. Estaba a favor del aprendizaje de idiomas y basa la prosperidad de los pueblos en la instrucción.
Obras:
En muchas ocasiones, Jovellanos se sirvió de su propia vida como fuente de recursos temáticos para sus obras. En la descripción del castillo del Bellver, elabora un relato de ficción sobre la vida medieval que se había desarrollado en la fortaleza mallorquina. En los diarios se recogen diversas anotaciones de la realidad de su época (historia, arte, política, literatura). Finalmente, en las Cartas del viaje de Asturias critica la situación que atraviesa su región natal.
Estilo: Criticó los usos de la literatura barroca por considerarlos extravagantes y defendió un estilo claro y sencillo, acorde con la intención expositiva y argumentativa de los escritos. Su estilo sobrio y elegante fue considerado por Menéndez Pidal el mejor tipo de prosa que nos ofrece el siglo XVIII. En las cartas o las descripciones, se observa cierta subjetividad que anticipa muchas veces el Romanticismo, pues el paisaje, lo exterior, se muestra desde la perspectiva de la propia percepción del autor.