Portada » Historia » La proclamación de la primera república española fue la salida mas fácil ante la renuncia de amadeo de Saboyá
El sexenio revolucionario fue uno de los periodos más agitados de la historia de España. Se inició con una revolución que destrónó a Isabel II y concluyó con la proclamación de su hijo Alfonso XVII. En 6 años, se expulsó a la monarquía borbónica, se establecíó una regencia, reinó Amadeo de Saboyá, se instauró la República hasta la entronización de Alfonso XII.
Estuvo caracterizado por una fase de expansión económica. Pero a mediados de la década de 1860 se produjo una crisis económica. La crisis financiera, provocada por la bajada del valor de las acciones en Bolsa, se originó a raíz de la construcción de la red ferroviaria que implicó una gran inversión de capitales en Bolsa, pero su rendimiento económico fue menor del esperado. Esta crisis coincidíó con una crisis industrial, la industria textil se abastecía en con algodón importado de EEUU, pero la Guerra de Secesión encarecíó el algodón. La crisis de subsistencias se inició en 1866 y la causa fueron malas cosechas que dieron origen a una escasez de trigo. Gran parte de la población española estaba en descontento son el sistema isabelino. Después de la revuelta de sargentos del cuartel de San Gil, O’Donnell fue apartado del gobierno.
El Partido Progresista, dirigido por Prim, se negó a participar en las elecciones y defendíó la conspiración como único medio para poder gobernar. El Partido Demócrata y Progresista firmaron el Pacto de Ostende que propónía el fin de la monarquía isabelina, se adhirieron los unionistas tras la muerte de O’Donnell.
La escuadra concentrada en la bahía de Cádiz, al mando de Topete, protagonizó un alzamiento militar contra el gobierno de Isabel II. Prim, exiliado y Serrano, desterrado, se reunieron con los sublevados y rápidamente tuvieron el apoyo de los gaditanos tras la publicación de un manifiesto.
El gobierno de la reina Isabel II defendíó el trono con armas pero en Córdoba la victoria fue para las fuerzas revolucionarias. El gobierno dimitíó y la reina se fue al exilio. Además, tuvieron un gran protagonismo las fuerzas populares. En muchas ciudades españolas se constituyeron Juntas revolucionarias. Las consignas eran parecidas en todos lados: demandas de la libertad, soberanía, separación de la Iglesia y el Estado sufragio universal y abolición de impuestos. En los primeros días de Octubre, los sublevados propusieron a la Junta revolucionaria de la capital el nombramiento de un Gobierno provisional de carácter centrista. El general Serrano fue proclamado regente y el general Prim presidente de un gobierno formado por progresistas y unionistas, que marginaba al resto de fuerzas políticas. El nuevo Gobierno convocó elecciones a Cortes constituyentes. Los comicios fueron los primeros en España que reconocieron el sufragio universal masculino. Dieron la victoria a la coalición gubernamental (progresistas, unionistas y un sector de demócratas). La Constitución de 1869, la primera democrática de la historia de España, establecíó un amplio régimen de derechos y libertades. La Constitución también proclamaba la soberanía nacional. El Estado se declaraba monárquico, pero el poder de hacer las leyes residía en la Cortes. Las Cortes se compónían de un Congreso y un Senado. Las provincias de ultramar, Cuba y Puerto Rico, gozaban de los mismos derechos que las peninsulares. Proclamada la Constitución y el trono vacante, las Costes establecieron una regencia que recayó sobre Serrano, mientras Prim era jefe de gobierno.
A partir de 1868, el panorama político estuvo dominado por: en la derecha, los carlistas por primera vez se presentaban a las elecciones con un programa que defendía la monarquía tradicional y los moderados, que se mantuvieron fieles a Isabel II. En el centro, la conjunción monárquico-democrática que agrupaba a unionistas, progresistas y demócratas. Defendían una forma de gobierno monárquica. A la izquierda, el Partido Republicano Federal dirigido por Pi y Margall y Figueras. Defendía la forma republicana de gobierno. Pero los republicanos no eran un bloque ideológicamente homogéneo. Existían dos tendencias: los benévolos (controlaban la direcciones del partido y eran partidarios del respeto a la legalidad) y los intransigentes (apoyaban la insurrección armada y que los territorios podían declararse independientes para después pactar su uníón en una república federal.
Por último, un sector de los republicanos, encabezados por Castelar, eran conocidos como unitarios. Discrepaban en el modelo federal de Estado y defendían una república unitaria.
Prim fue el encargado de llevar a cabo la búsqueda del candidato más idóneo para el trono español. Consiguió imponerse Amadeo de Saboyá, un hombre con concepción democrática. Tres días antes de ser elegido rey fue asesinado Prim, su consejero más fiel. La nueva dinastía tenía pocos apoyos y la clara oposición de la aristocracia, el clero y el ejército. Tampoco obtuvo el favor popular. Los años de reinado de Amadeo de Saboyá estuvieron llenos de dificultades.
Amadeo contó con la oposición de los moderados, los carlistas, los sectores republicanos, los grupos populares. Asimismo, un conflicto en la isla de Cuba. La crisis final del reinado de Amadeo fue resultado de la desintegración de la coalición gubernamental. En dos años se formaron seis gobiernos y Amadeo presentó su renuncia.
Las Cortes decidieron someter a votación la proclamación de una república que fue aprobada en 1873. Para presidir el gobierno fue elegido Estanislao Figueras. Gran parte de la cámara era monárquica y su voto republicano fue una estrategia para tener más tiempo y organizar el retorno de los Borbones. Se convocaron elecciones a Cortes constituyentes que ganaron ampliamente los republicanos, que ganaron ampliamente los republicanos. Las Cortes proclamaron la República Democrática Federal. La presidencia quedó a manos de Estanislao Figueras, pero dimitíó y le sustituyó Pi y Margall. Su propósito era hacer grandes reformas. La nueva Constitución no fue aprobada, seguía la línea de la Constitución de 1869 y el aspecto más novedoso era la estructura del Estado, la Nacíón española estaba compuesta por 17 Estados y el poder emanaba de tres niveles: municipios, Estados regionales y Estado federal. Este proyecto planteaba por primera vez un Estado no centralista. La Primera República tuvo que enfrentarse a graves problemas como una insurrección carlista. Fue el conflicto más grave, la proclamación de cantones independistas fue la consecuencia de aplicar la estructura federal por le deseo de avanzar en las reformas sociales. Se proclamaron cantones de Cartagena, Sevilla, Cádiz, Torrevieja… El presidente Pi y Margell dimitíó y fue sustituido por Salmerón que inició una acción militar contra los cantones. Salmerón dimitíó al sentirse moralmente incapaz de firmar las penas de muerte impuestas contra cantonalistas. La presidencia recayó entonces en Castelar mucho más conservador. La República inició a partir de ese momento un progresivo desplazamiento a la derecha. República dio un claro vuelvo conservador con el nuevo gobierno de Castelar, gobernó autoritariamente, el día 3 de Enero de 1874 el gobierno de Castelar fue derrotado. También continuó la guerra en Cuba.
El sexenio revolucionario se produjo por la convergencia de causas económicas, sociales, quiebras financieras, desempleo, escasez de medios de subsistencia y por el agotamiento del régimen de 1845 junto con el partido moderado. Se ensayaron dos regíMenes democráticos que no llegaron a cuajar: la monarquía de Amadeo y la Primera República. El desorden social retraerá los capitales y no se producirá la recuperación económica que los nuevos regíMenes necesitaban para consolidarse.