Portada » Historia » La Oposición al Franquismo: De la Represión a la Transición
Tras la Guerra Civil, el régimen franquista implantó una serie de medidas represivas para eliminar y castigar a los vencidos:
Estas leyes sirvieron para intimidar y paralizar a la población, eliminando cualquier forma de oposición.
La oposición política al franquismo se encontraba dividida y enfrentada en el exilio. Los socialistas confiaron en la intervención de las potencias democráticas, mientras que los comunistas optaron por la lucha armada.
En el interior, la oposición fue escasa y actuó en un contexto adverso. El PCE abandonó la lucha armada y propuso la»Reconciliación Naciona». En los años 50, surgieron las primeras revueltas estudiantiles y huelgas contra la inflación.
En los años 60 y 70, la oposición al franquismo se fortaleció. El»Contubernio de Múnic» (1962) coincidió con una huelga minera en Asturias. En 1965, la agitación afectó a la Universidad. En los 70, se generalizaron las protestas y huelgas, y surgieron movimientos vecinales y ciudadanos.
El PCE se convirtió en el partido de mayor implantación social, contribuyendo a la expansión de las Comisiones Obreras. El PSOE renovó su dirección en el Congreso de Suresnes (1974), con líderes como Felipe González.
En los años finales del franquismo, se formaron alianzas políticas entre los partidos de la oposición. En 1974, se constituyó la Junta Democrática de España. El PSOE creó la plataforma de Convergencia Democrática (1975), que se unió a Coordinación Democrática en 1976.
El régimen reaccionó con represión indiscriminada. Los consejos de guerra y las ejecuciones causaron escándalos internacionales. Destacan el fusilamiento de Julián Grimau (1963), el Proceso de Burgos (1970) y el Proceso 1001 (1973).
Tras la muerte de Franco (1975), se inició la transición democrática. La Junta Democrática y Coordinación Democrática elaboraron un programa común para romper con la dictadura.
El PSOE y la Democracia Cristiana crearon la plataforma de Convergencia Democrática (1975), que se unió a Coordinación Democrática en 1976.
El régimen solo reaccionó con represión indiscriminada. Los consejos de guerra y las ejecuciones causaron escándalos internacionales. Destacan el fusilamiento del dirigente del PCE, Julián Grimau (1963), el Proceso de Burgos (1970) contra ETA y el Proceso 1001 (1973) contra dirigentes de CCOO. En 1974 se ejecutó al anarquista Puig Antich y, en septiembre de 1975, tuvieron lugar las últimas ejecuciones del franquismo.